54. Novedades

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POV NIA

Abro los ojos, pero me cuesta enfocar la vista, escucho la voz de Ferran y mis hermanos, pero la figura que veo frente a mi es una mala versión de mi pareja, más delgado, con una barba que nunca le había visto y los ojos inyectados en sangre. Intento levantar la mano derecha, pero no me responde, así que lo vuelvo a intentar, y está vez consigo apoyar la palma de mi mano en su mejilla, pincha y creo que pongo mala cara porque todos ríen.

- ¿No te gusta? - me pregunta, pero su sonrisa es triste.

- M... - trato de hablar, pero no puedo, tengo la garganta muy seca.

- Toma agua - me dice mi hermana acercándome un vaso con una pajita, bebo hasta terminar el vaso, se siente como si hubiera pasado meses sin beber agua.

- Me podría - me cuesta encontrar mi voz - acostumbrar - termino por fin y todos ríen.- ¿Soy tan graciosa? - pregunto confundida.

- No - dice mi hermano.- Pero estamos tan contentos de verte y oírte que todo nos parece increíble - asiento, entendiendo su punto.

- ¿Qué ha pasado? - pregunto.

- ¿No recuerdas nada? - pregunta Ferran preocupado y trato de rememorar lo último que recuerdo.

- ¿El partido? - pregunto y todos asienten.- Todo se quedó oscuro y el cuerpo no me respondía.

Entra una médica muy amable y me explica que me tuvieron que inducir al coma, me hace varias preguntas sobre cómo me encuentro, me siento cansada, pero bien y luego se va asegurando que todo va bien. En las siguientes horas, hay un desfile de personas por mi habitación, el primero es Pedri con mis padres, luego Fermin, Lamine y Eric, al cual le pido que se lleve a Ferran para descansar y tras mucho insistirle, consigo convencerlo.

Y las últimas son las chicas del equipo, vienen todas, pasan en pequeños grupos porque los médicos están un poco molestos con el elevado número de visitas, cuando acabo de regresar de diez días de coma, me sigue pareciendo increíble que hayan pasado diez día y para mi todo pasó ayer.

Al final del día estoy agotada, pero nunca me había sentido tan querida, todos estaban tan contentos de verme bien, que por primera vez no me he agobiado con la atención de la gente, pero menos mal que eran en pequeños grupos de tres personas.

Por la noche viene Ferran a quedarse conmigo, a pesar de haberle insistido en que descansará en casa que yo estaba bien, se ha negado y pasa toda la noche junto a mi, sujetándome la mano, para saber que está todo bien. Ha cogido el hábito de pasarme los dedos por la muñeca cada poco tiempo para asegurarse que mi pulso sigue estable, creo que no es consciente de que lo hace, pero entiendo porqué lo hace y no hago ningún comentario al respecto.

Me despierto a primera hora, supongo que ya he dormido mucho estos días y mi cuerpo quiere volver a activarse, Ferran está dormido con la cabeza apoyada en nuestras manos entrelazadas, me dedico a mirarlo, no quiero despertarlo, lleva tanto tiempo sin dormir tranquilo.

Más o menos una hora después entra la médica y Ferran se despierta automáticamente, me da pena que no haya podido dormir un poco más.

- Buenos días, ¿cómo te encuentras? - me pregunta.

- Bien, noto los músculos entumecidos, pero supongo que lo normal - le explico.

- Ya me han dicho que eres una experta en rehabilitación - me dice y yo sonrío.- Como ya imaginarás esto es un proceso lento, pero las pruebas te están saliendo muy bien, así que no hay nada por lo que preocuparse - nos tranquiliza y se gira hacia Ferran.- Si no le importa, me gustaría hablar con ella en privado - todas mis alarmas se activan ante sus palabras.

Se merece intentarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora