43. Niños

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POV NIA

Cuando llegan mi hermano y Pedri se ponen a jugar rápidamente con Keyne, a ambos les encantan los niños, así que están muy contentos. Lamine ha quedado con unos amigos, así que se marcha tras preguntar en varias ocasiones si estábamos seguros de que no necesitábamos que se quedará para cuidar de su hermano, y en cada ocasión le aseguramos que van a sobrar manos para cuidar a su hermano.

Estamos todos en la piscina cuando llega Ferran, tras saludar dice:

- Me voy a cambiar - se marcha hacia mi habitación dónde tiene sus cosas, por lo que cojo una toalla y lo sigo.

- Hola - le digo apoyada en el marco de la puerta de mi habitación mientras él se pone el bañador. - ¿Cómo ha ido el día?

- Hola - se acerca y me besa sonriendo.- Todo bien, pero el calor nos está matando.

- Deberían cambiaros los horarios - le sugiero.

- Se lo están planteando - me explica.

- Quería avisarte de lo de Lamine, pero todo ha sido muy rápido - me explico.

- Lo sé, me lo ha contado - me dice.

- Sé que querías unos días juntos hasta que tuviera que volver, pero sabes que esos niños son mi debilidad - me justifico.

- Nils, está todo bien, quiero estar contigo, pero no tengo ningún problema con estar con más gente -me dice y enseguida me doy cuenta de que honesto.

- Gracias - lo beso demostrando mis palabras.

Nos vamos los dos a la piscina, Keyne estira sus brazos hacia mi en cuanto me ve y yo lo cojo, jugamos con él, parecen cuatro niños, no paramos de reír. Me suena la alarma del móvil indicandome que es la hora de cenar de Keyne, por lo que salgo con él del agua y lo voy a bañar antes de que se duerma, tan agotado como está. Se queda dormido mientras termina de cenar y nos quedamos los cuatro embobados mirándolo mientras duerme.

- Esto se te da demasiado bien, Nis - me dice Pedri.

- Los niños son mucho más fáciles que los adultos - le explico.

- Algunos adultos siguen siendo niños - dice Pedri.

- A mi hermana siempre le han encantado los niños, en La Masia siempre cuidaba de los más pequeños - les explica Pablo.- En el pueblo siempre le decían a mi madre que sería la primera que le haría abuela y mi madre tan emocionada que no se daba cuenta de lo roja que se ponía ella.

- Porque me lo decía la madre de Juan - me defiendo.

- Esa mujer siempre ha querido que fueras su nuera - se muestra de acuerdo conmigo.

- Nunca lo he entendido, prácticamente no he hablado con su hijo - le respondo.

- Eres increíble, Nils, cualquiera querría tenerte en su familia - me asegura Ferran. - Mi madre está demasiado feliz - me sonrojo automáticamente.

- Siempre me domina la vergüenza, no lo entiendo, sigo pensando que Arantxa me odia por Berlin - le contesto.

- Mi hermana te adora, entendió que no te gusta ese ambiente y que lo habías hecho por mi, así que ahora mismo eres como la mejor persona del mundo para ella - me tranquiliza Ferran.

- Y mi madre cuando te vió en Cibeles con Keyne se emociono ante la idea de ser abuela - comenta Ferran y yo me atraganto con la cena.

Huyo sutilmente cuando Keyne se mueve incomodo, lo llevo en brazos hasta su cuna y enseguida noto que Ferran se ha dado cuenta de mi huida, por lo que viene detrás.

- ¿Te he incomodado? - me pregunta.

- No, es que nunca lo habíamos hablado y no sé lo que opinas al respecto - le soy honesta.

- Siempre he sabido que quiero ser padre y me gustaría que fuera joven para poder vivirlo por completo, pero entiendo que con mi vida es complicado, estoy mucho tiempo fuera y no me gustaría ser un padre ausente - cuando lo dice noto que es algo que ha pensado mucho tiempo.

- Yo siempre he querido ser madre, desde pequeñita, quería formar una familia, quería tener lo que no tuve - le explico.- Conforme fui creciendo decidí que tras la universidad, cuando tuviera un trabajo estable y si no conocía a nadie, comenzaría el proceso de adopción, pero luego subí al primer equipo y las posibilidades económicas me ampliaron la perspectiva.

- ¿En qué sentido? - me pregunta interesado.

- Ya no tengo que esperar a conseguir un trabajo estable, cuando termine la universidad, tendré el dinero suficiente para dedicarme por completo unos años a cuidar del niño - termino de explicarle.

- ¿Y ahora qué piensas? - me pregunta lo que temía.

- Honestamente ahora mismo no me imagino formando una familia sin ti, pero no quiero presionarte al respecto, mi decisión sigue siendo la misma, pero tengo claro que es algo que tengo que hablar contigo, pero no sé cuándo es el momento adecuado, tal vez te parece demasiado pronto - me justifico.

- Desde el día de Cibeles, que te ví con el bebé en brazos tuve claro que quería que fueras la madre de mis hijos, de hecho, se me escapo delante de Pedro y tu hermano - me sorprenden sus palabras.- Tampoco sé cuando es el momento, no me importa si llevamos un año o menos, creo que lo que sentimos y nuestra relación no se puede medir por tiempo, porque hemos vivido mucho en este tiempo. No me he atrevido a hablarlo antes porque no quería presionarte y mucho menos con la universidad y tu renovación, no quiero que pienses que mi carrera es más importante que la tuya, no quiero que tengas que renunciar a algo que te haga feliz.

- No voy a renunciar a nada, tranquilo - le aseguro - Y el contrato dura toda la temporada - digo en apenas un hilo de voz.- Pero me encanta saber que estamos en la misma página.

- Estoy demasiado feliz y aliviado en este momento - me confiesa.- Tenía mucho miedo a esta conversación.

- Podemos hablar de todo, siempre - lo tranquilizó.

- Lo sé, pero a veces le doy demasiadas vueltas a las cosas - admite.

- Te quiero - le aseguro.

- Te quiero - me dice abrazándome y besándome.

Y con esta conversación siento que hemos dado un paso enorme en nuestra relación, pero a la vez se siente como algo natural, lo cual no me genere presión, simplemente me confirma que somos los indicados. 

Se merece intentarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora