El último mes ha sido un auténtico caos, nuestra casa parece el vestuario del club, todos vienen a ver a Pedri, menos mal que también viene su hermano Fer, y está siendo de ayuda. Celebramos el cumpleaños de Ferran con el equipo aunque luego se fueron de fiesta, excepto Pedri y mi hermano que se quedo haciéndole compañía.
En unos días nos vamos a Málaga para el clasificatorio de la Eurocopa contra Noruega, Ferran no está convocado, no dice nada, pero sé que está decepcionado. Irán Gavi y Balde, pero sin Ferran y Pedri no será lo mismo.
Pedri ya sabe que ejercicios tiene que hacer en casa y en la piscina mientras no estoy, pero le reforzaran desde el club, va mejor, pero es una recuperación larga y en esta profesión el tiempo no suele ser un aliado.
La victoria contra Noruega junto a la incorporación de Luis de la Fuente son muchos cambios, pero se está generando un equipo interesante, Gavi se siente arropado, pero sé que echa de menos a Ferran y Pedri. Me alegra saber que está Fabian, es de nuestro pueblo y lo conocemos desde hace años. En Glasgow perdemos y volvemos a casa desmotivados, se siente como la vuelta del mundial, los medios de comunicación no apuestan mucho por el equipo.
Los meses pasan y cada vez estoy menos en casa, quieren que juegue algunos minutos al final de temporada para probarme, por lo que han aumentado mis horas de entrenamiento y me quedo allí estudiando en el poco tiempo libre que me queda.
Por otro lado, en casa siento que molesto, Ferran cada vez viene menos y la actitud de Pedri y mi hermano se tensa cuando entro en la habitación, así que procuro darles la intimidad que necesitan.
Llega mayo y siento que todo pasa de nuevo, Pedri había vuelto a jugar, pero se vuelve a resentir y tiene que volver a la rehabilitación, mientras mi vida gira cada día más rápido y me siento incapaz de seguir el ritmo.
Escucho el pitido que indica el final del partido, el equipo sale y nos abrazan a las que estábamos en el campo, me dejo llevar por la dinámica grupal, pero mi mente está ya en otra parte. La rueda de prensa exige toda mi energía, me siento fuera de lugar, no sé qué responder y me siento incomoda en todo momento, a lo que se suma que soy pésima ocultándolo. Cuando termino todo lo que me piden, huyo de la gente a mi alrededor y literalmente salgo corriendo para chocar con alguien, levanto la vista para disculparme y veo que es Ferran, por lo que me agarro a él para no caer.
- Ya está, ya está - me abraza tratando de tranquilizarme - te estábamos buscando, vamonos.
Me sujeta mientras me guía haciendo el parking, me siento en el asiento del copiloto y él se sienta en el del conductor para que no nos vean.
- Respira, ya está, se ha acabado - no puedo mirarlo, tengo la mirada fija en mis manos y mi mente contando los segundos para volver a respirar.
Me sujeta la mano y me concentro en su mano entre las mías, se muerde las uñas, pero ahora parece que más de lo habitual, por lo que supongo que está más nervioso, hace días que no lo veo, soy una pésima amiga, no me he preocupado por él y sé que no está bien.
- Lo siento - consigo articular.
- ¿Qué? No tienes nada que sentir, ¿por qué lo dices? - me mira como si me hubiera salido una segunda cabeza.
- Por ser una pésima amiga, no estás bien y ni siquiera te he preguntado en estos meses. - admito con apenas un hilo de voz.
- Te está dando un ataque de ansiedad, Nia, podemos preocuparnos por ti por una vez- dice frustrado.
- No, siempre te preocupas por mi, por todo el mundo, de hecho, y nadie se preocupa por ti - conforme lo digo siento la verdad de mis palabras - No puedo arreglar lo que ha pasado ahí arriba - hago referencia a la sala de prensa - pero si puedo arreglar esto - nos señalo a ambos - puedo ser mejor amiga.
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Se merece intentarlo
FanfictionNia es la hermana de vida de Pablo (Gavi), no conoce otra vida que La Masia y el fútbol es su futuro. Pero, ¿es su sueño?