14. Espíritu

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Estamos desayunando cuando llaman a Ferran, le avisan de que lo convocan para ir inmediatamente para entrenar con la selección de cara al próximo partido contra Chipre. Apenas le dan tiempo para preparar la maleta, lo pasan a buscar esa misma tarde, por lo que recojo mis cosas y se empeña en llevarme a casa.

- Lo siento - dice una vez más, ya he perdido la cuenta de las veces que me lo ha dicho - Esto no entraba en lo que había planeado para el finde, me apetecía estar contigo.

- Lo sé, pero hay cosas más importantes - le repito como cada vez que me lo ha dicho antes - Tendremos muchos otros fines de semana, tienes que aprovechar esta oportunidad, te lo mereces tanto.

- Si me sacan, marcaré - me promete.

- No te enfoques en eso, haz un buen partido y termina orgulloso - le aconsejo.

- No puedo ir con espíritu derrotista - se queja.

- No es derrotista, es espíritu de equipo, no va a ser fácil entrar ahora, utiliza esta - le toco la frente con dos dedos, indicando que sea inteligente.

- Lo tendré en cuenta - acepta.

- Disfruta mucho - me acerco a abrazarlo.

- ¿Te veo a la vuelta? - pregunta inseguro sin soltarme.

- Por supuesto - lo tranquilizo dándole un breve beso, pero él lo profundiza y nos dejamos llevar.

- Tienes que irte ya, si no no vas a llegar - me aparto con gran esfuerzo para avisarle.

- Deséame suerte, Nils - me pide alejándose hacia la puerta.

- No la necesitas, pero suerte - le digo mientras lo veo salir por la puerta del jardín.

Tras el cambio de planes aprovecho el fin de semana para avanzar con el estudio y la verdad es que me sirve para avanzar bastante, por lo que el domingo tras la victoria en un partido complicado cuando las compañeras de equipo proponen ir a cenar juntas, me apunto. Todas se quedan muy sorprendidas, pero no comentan nada y se muestran muy contentas de que vaya, me llevo muy bien con todas, pero es cierto que no suelo tener mucho tiempo y cuando estamos en casa suelo aprovechar para estudiar o practicar con los fisios. Pero soy consciente de que me quedan muchos meses junto a ellas, y que ser un equipo va mas allá del campo, no me han dado ningún motivo para desconfiar por lo que considero que merecen una oportunidad real. Lo pasamos muy bien, el ambiente es completamente diferente al del equipo de los chicos, mucho más tranquilo, en círculos más pequeños y con otros intereses, me gusta.

Cuando voy a entrenar el martes, me siento de otra manera, más integrada, me hablan de otra cosas que no son solo el equipo y me hace sentir bien, porque me lo he ganado sola, no ha sido a través de mi hermano.

Por la tarde voy a casa de Pedri a ver el partido, Ferran no sale como titular, per verlo en el banquillo ya se siente como un triunfo. Pablo marca en el minuto 18, poniéndonos por delante y el ánimo del equipo se viene arriba, por lo que menos de un cuarto de hora después llega otro gol, en este caso de Merino. Pedri y yo estamos dando saltos ya en casa, se nota que el partido está dominado, es pronto, pero la posesión es prácticamente toda nuestra y está siendo un espectáculo.

Me emociona tanto ver a Lamine en el campo junto a mi hermano, lo conocemos desde que entro en la Masia con 7 años, era mucho más pequeño que nosotros, pero tenía un talento inigualable. Jugaba con niños mayores por lo que a veces no le ponían las cosas fáciles, así que solía venir conmigo que era muy tranquila y Pablo si hacía falta lo defendía, cuando llegó Fermin se entendieron enseguida, ambos son cómo niños. Recuerdo el día que me dijo que lo subían al primer equipo con tan solo 16 años, era un honor increíble, pero también una tremenda responsabilidad para alguien tan joven. Lamine tenía 16 años, pero había conseguido mantener la inocencia infantil, la diversión, seguía viendo el fútbol como un juego, sin la presión y el agobio que conlleva el mercado profesional, no quería que le destruyeran su ilusión. Así que hable mucho de ello con Pablo y Fermin, juntos le dieron el espacio seguro en el club para seguir siendo el niño que debía seguir siendo, y pudo encajar la exigencia con el disfrutar de su pasión. Pero la selección es otro nivel, todos sabían ya su nombre y desde su debut el viernes todos hablaban de él, ya no podíamos protegerlo a esos niveles y no sabíamos qué hacer.

Desde ahí el equipo rival ya está completamente desmoralizado, por lo que De la Fuente les da minutos a otros jugadores, por lo que saca a mi hermano y entra Alex Baena en su lugar, que marca apenas cinco minutos después. El sexto gol llega a menos de diez minutos de acabar, de nuevo gracias a Ferran y una gran asistencia, repite de nuevo el gesto de la celebración anterior. Pedri y yo nos abrazamos saltando de alegría sin poder creer el partidazo que nos han ofrecido.

Más tarde, me suena el móvil con una videollamada entrante de mi hermano, le doy a responder rápidamente, avisando a Pedri que se acerca corriendo para colocarse frente a la pantalla.

- Holaaaaa - escucho a mi hermano antes de verlo en la pantalla.

- Enhorabuena - le grito en respuesta cuando lo veo aparecer en pantalla desde lo que parece el vestuario.

- Felicidades - le dice Pedri a mi lado con una sonrisa que le ilumina la cara entera.

- Gracias - dice mi hermano y sé exactamente cuando nota la presencia de Pedri porque se le pone una sonrisa involuntaria en la cara.

- Hola Nils - asoma la cabeza Ferran en la cámara haciendo el saludo militar con dos dedos, sospechosamente parecido al que ha hecho en la celebración. - Hola hermano - se dirige a Pedri.

- Estás loco - le digo sin poder evitar reírme y él me sonríe en respuesta.

- Ojalá estuvierais aquí - dice mi hermano.

- Ojalá - decimos ambos a la vez.

- Disfrutadlo mucho, os lo mereceis - les digo reponiendome de la nostalgia.

- Os queremos - dice Pedri a mi lado y nos despedimos con un gesto de la mano.

- Nos vemos mañana - termina Pablo. 

Cortamos la llamada y nos quedamos en silencio, Pedri cabizbajo.

- Ya queda menos - trato de animarlo.

- Y si cuando vuelva, ¿recaigo de nuevo? - verbaliza su miedo.

- Estás haciendo todo lo que te indican, has aumentado mucho tu masa muscular, la regeneración está siendo prácticamente absoluta, no es cómo las otras veces, te mereces ser optimista por todo el trabajo que has estado haciendo - le aconsejo.

- ¿Y si tengo que dejar el fútbol? - suelta su mayor miedo.

- Pedri, eres increíble en lo que haces, pero no solo en el fútbol, eres tenaz y perseverante, puedes conseguir lo que te propongas en la vida. Tienes 20 años y un dinero que mucha gente no verá en toda su vida, las oportunidades son infinitas, si la opción A no funciona, pensaremos en la B, pero cuando llegue el momento, no nos adelantemos - le pongo en perspectiva la situación.

- Espero no tener que pasar a la opción B - admite.

- Seguro que no - le animo.

- Gracias por ponerme los pies en la tierra - me agradece.

- A veces no somos conscientes de la suerte que tenemos, la gente trabaja 40 horas semanales o más para ganar lo que algún jugador de vuestro equipo gana en una hora. Merecen respeto y que valoremos la suerte que tenemos - reflexiono en voz alta.

- Tienes toda la razón, estamos tan acostumbrados a relacionarnos en entornos similares que se nos olvida. Mis padres trabajan tantas horas en el bar y siempre con optimismo, se merecen que yo esté a la altura y tire para adelante con lo que venga - se convence a sí mismo.

- Eres una persona increíble, Pedro Gonzalez, me alegra tanto de tenerte en mi vida - le abrazo impresionada. 

Se merece intentarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora