17: Cuando menos te lo esperas

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Salieron del Tiffanys, abrazados, abordando su auto y estuvieron recorriendo la ciudad como dos adolescentes, hasta muy entrada la madrugada y terminaron en el estacionamiento privado del departamento de Adrián

-Zuzet no está ¿Vienes?

-Sabes que sí

-¡vamos! – La condujo hacía el departamento y subieron a la recámara de Adrián, después de tantos meses, Hermy aún no la conocía

-¡Es perfecta y muy grande! – Chillaba – Está increíble ¡Ah! Las sábanas me agradan, son frescas ¿Tienes jacuzzi?

-Si ¿Lo quieres usar?

-No – Recorría la habitación como una chiquilla mientras se iba desnudando, tirando su ropa donde le daba la gana, quedando en ropa interior, muy chiquita y de encaje

-Tienes un cuerpo de lujo – Se acercó a ella y acarició su torso, bajándole el sostén y besando eróticamente sus senos, mientras que con sus manos le bajaba las bragas y acariciaba su trasero - ¡Voy a hacerte el amor tanto que desearás no haber venido!

-Entonces déjame levantar mi ropa primero

-Al demonio con tu ropa, déjala tirada, no me molesta… No me cortes la inspiración – y fácilmente la jaló hacia el piso alfombrado y le besaba la espalda, más abajo y todo lo que se encontrara

-Pensé que usaríamos la cama ¡Ah! ¡Que rico! – susurró al final mientras el la besuqueaba

-La cama es muy aburrida – La volteó como su fuese de trapo y le levantó las piernas de modo erótico y tan fácil, como si ella no pesara nada - ¡Esta noche vas a ser completamente mi mujer!

-¡Adrián!

-Grita todo lo que quieras, pide auxilio, que nadie te salvará de que yo te posea

-¡No me amenaces eyaculador precoz! – Soltó Hermy en sonrisas

-¡Uh! ¡Touché! ¡De esta no te salvas Hermione!

-Yo no veo que se muevan mucho tus labios o tus manos – Lo retó

-Sabes deliciosa… toda tú

-¿Qué esperas? ¡Poséeme! ¡Ah! ¡Cielos Adrián! ¿Dónde aprendiste a hacer eso? ¡Mi Dios! ¡Casi olvidaba lo grande que es! (Creo que se refiere a la lengua, no piensen mal… eh ¿En donde anda la lengua?) ¡Vamos Adriancito, no pares!

-¡Me las vas a pagar Granger! – Respondía Adrián buscando pelea - ¡Vas a querer que me detenga y eso no sucederá!

-¡Ay Adrián, ay!

-Muévete cariño, muévete para que te sientas en la gloria

-¡No, no, no Adrián! ¡Me estás matando! ¡Y mis piernas se están acalambrando!

-¡Me vale! yo te lo advertí

-¡OH CIELOS! – Gimió mucho después (Y yo solo quiero saber que posición era o que estaban haciendo o porque el griterío y la agresión) cuando ella por fin descansó sobre el lavadero que tenía marcado en el abdomen, Adrián… Las piernas de la chica por fin descansaban ya que Adrián las había bajado de sus hombros (MJ… AJA) y se acostaron juntos

Por fin la circulación volvía de la cintura hacia abajo a la castaña, ella quedó sobre el cuerpo de su novio, aprisionándose mutuamente, escuchando su respiración y los latidos de su corazón. Ella sin embargo, le depositaba besitos en su pecho y las tetillas del muchacho

-Descansemos – Dijo Adrián – Luego te llevaré a otro lugar, en donde volverás a pasar por mis armas

-¡Que poético! – Se mofó Hermy

-¡Está bien! En donde te daré todo lo que llevo dentro, mi amor, mis sentimientos y mi deseo por ti

-¡Eso está mejor! Ahora… bésame

Ella abrió la boca, mostrando su lengua moviéndola como una serpiente y de modo erótico y juguetón. Adrián apresó sus labios jugueteando con la lengua, aquel beso encendía de nuevo la pasión, a pesar del cansancio se levantando y la llevó hacia la alberca, puso música suave y la abrazó, bailando con lentitud, con sus cuerpos desnudos

Hermy le llegaba al hombro, se ponía de puntas para alcanzar su barbilla, se sentía protegida, el la apretaba con fiereza contra su cuerpo y sintieron crecer al deseo, comenzaron a besarse y acariciarse con pasión, mientas sus sexos luchaban frenéticamente uno contra el otro, hasta que los dos llegaron a la culminación entremezclando sus clímax

Hermione acostó a Adrián en la orilla de la alberca y comenzó a hacerle una “reanimación” (Y no precisamente cardiopulmonar) pues la noche, la madrugada era larga y apenas empezaban

Ese amanecer, mientras Hermy dormía plácidamente entre sus brazos, Adrián la contemplaba, se veía tan indefensa, tan linda e inocente, en verdad no deseaba separarse de ella, ni deseaba dejarla sola en ningún momento, pero no quería traumatizarse con sus presentimientos malos, sin embargo, pensó en que debería hacer lo que había ideado…

Sobre todo por si sus peores temores se hacían realidad…

-Tengo que ir a NY ´- Le decía Adrián a Hermy - ¿Quieres ir conmigo?

-¿Cuándo?

-La próxima semana

-No podré, tendré mis últimos exámenes y la verdad, quiero estudiar

-Me parece bien, yo no quiero que repruebes por mi culpa, pero eso sí, cuando termines el año, nos iremos de vacaciones a Francia, Zuiza o donde se te pegue la gana

-Ya he ido a Francia… iremos a donde tú quieras

-Esta vez no, tú ya eres mi dueña, sin ti soy un triste perro solitario, Hermy, mi niña bonita ¿Me quieres?

-¡Mas que a mi vida! – Exclamó emocionada

-Voy a extrañarte

-¡Yo también!

Desgraciadamente, las premoniciones de Adrián se cumplieron, días después de volver de NY, estaba en su oficina, mientras terminaba con toda la documentación de sus negocios, quería dejar todo en orden, en su escritorio yacía una foto de Hermione que le sonreía y enviaba muchos besos

Estaba emocionado, porque se iría de vacaciones a Zuiza dado que ella ya había concluido su semestre ¡Ahora si! Los dos se tendrían enteramente, aparte que Hermy le había dicho que tenía “un secretito” y que se lo revelaría durante su viaje, eso lo emocionaba…

Pero de repente…

Sintió que algo se rompía por dentro…

Abrió los ojos como platos ¡NO! El era muy joven para que le sucediera eso, lo mismo que a su padre… pero de repente ya no tuvo sostén en sus piernas

Lentamente cayó al piso, junto con sus papeles y la foto de la castaña que quedó a un costado, su mente giró en torno a su madre, a Hermione, no quería irse y dejarlas solas, no se lo merecían. Apenas empezaban a vivir con libertad y ahora sentía que se moría, porque no sentía nada de su cuerpo

Entre nubes no apartó su mirada de la vista del retrato de la castaña, todo era tan confuso, escuchó como entraba su secretaria y gritaba, al poco rato, vio a personas vestidas de blanco que le desabrochaban la camisa y revisaban, le intentaron dar unas pociones con goteros y los chispazos de hechizos sobre su cuerpo

Ya no vislumbró la foto de Hermione cuando lo subían a la camilla, posteriormente, camino al hospital, sentía como se dormía poco a poco, y como volaba, como se desprendía… seguía sin entender aún ¿Por qué le estaba pasando?

Mi Pasión Por La ImpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora