30: Niño, quisiera poder pedirte que...

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¡Que me firmes un papel en donde especifique que no serás un cualquiera ya y que solo me ofrecerás tu cuerpo a mí! ¿Sería posible ese sueño?

Si… no era nada fácil…

Luna estaba atrapada en esa habitación en penumbras, la frágil chica, rubia y poca cosa, no entendía que le sucedía a su alrededor, teniendo casi encima el atlético y maravilloso cuerpo de Sidney con sus impresionantes tatuajes y su sexualidad, sin duda Sátiro andaba brincando de un lado a otro, esparciendo sus polvos carnales.

-Luna – Dijo Sidney acercándose a ella, besando sus labios – Esto no es suficiente… no te resistas…tengo que hacerte mía

-¿No me quieres hacer daño verdad? – Susurró ella, extasiada después de sentir como Sid urgaba su intimidad con tanto descaro

-Solo quiero hacerte feliz…

-M-mentira… he visto lo que has hecho a otras… solo juegas con ellas, no tienes una relación en serio… es cierto, yo te besé la otra noche, pero… ahora no… yo… tengo miedo

-Lo lamento Luna, te prometo que no te dolerá… bueno, un poquito, pero nada más, yo te cuidaré, no te lastimaré

-¿Y si no es cierto?

-Lo he sido hasta ahora, quiero que seas mía Luna - y se aprisionó a ella arrinconándola, posando sus manos en sus senos pequeños y apretándolos, Luna se sonrojó, pero Sidney era mucho más enérgico, quería enloquecerla

-¡No me toques! – Gimió tratando de parar esa locura, en un momento de cordura, pero el muchacho no paraba y  la tocaba

-Eso dices ahora – Sonrió tiernamente y contemplando a la luz de la luna que entraba por la ventana sus dos pechos pequeños, menudos, blancos adornado con sus tiernos pezones rosaditos… Sidney los llenó con sus manos y una lágrima asomó los ojos de Luna.

El no se inmutó, sabía que eso iba a suceder, bajó su rostro de nuevo y comenzó a besarla con bastante ansiedad, y aunque ella no pretendía abrir tanto la boca, los nervios los traicionaron y el beso era tan intenso que si él metía la lengua pues ella también, mientras las lujuriosas manos de Sid pellizcaban y estiraban los pezones tiernos (¡Dale un manotazo Luna que eso no es para jugar!)

-No – Dijo Luna cuando Sidney le soltó los labios, pero atrapó uno de sus senos con su boca, saboreando ávidamente.

-Tan pequeños que caben en mi mano – dijo apretando uno cubierto por sus manos – y en mi boca – Dijo en tono seductor que Luna pensaba que otra sensación como la vivida anteriormente, la iban a enloquecer ¿Y a que hora iba a, iba a usar “eso”?

-Basta – Murmuró Luna débilmente

-deliciosa – Sonrió el chico jalándole el pezón con los dientes, y lamiéndole hasta el cuello… - Lo siento mucho Luna, pero ya no puedo más, tienes que ser mía

-No… no Sidney… No señor… No…

¡Oh, si! Decirle “señor” al candente Sidney fue la gota que derramó el agua en el vaso… Porque el joven profesor ya metía las manos dentro de las piernas de Luna, tocando su intimidad, ella dio un respingo al sentir esos dedos rozándola, pero nada podía hacer…

Sobre todo porque éstos comenzaron a moverse ávidamente lo que la hizo aferrarse a Sidney al comenzar a sentir algo extraño… ¡Es que ella no sabía que le pasaba! Ni antes ni ahora

-¡Por favor… no! – Hizo de nuevo el intento… mucho más débil que el primero, porque el miedo a lo desconocido la estaba invadiendo

-Vamos nena, eres hermosa, eres única, eres una joven y guapa mujer… no sabes cuánto te deseo, serás solo mía

Mi Pasión Por La ImpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora