29: ¡Cielos! ¿Esa es la manera de pedir disculpas?

24 4 0
                                    

Sidney no se concentraba en su periódico, ya anochecía y él había prometido una disculpa, pero no era la disculpa lo que le perturbaba, era que entre más pensaba en ella, más se acordaba de su figura… pero si no lo hacía, Hermione no se la perdonaría ¿Y que se diría de Sidney Porter? ¿Acaso no era un hombre?

Suspiró y dejó el periódico, se miró al espejo y ni siquiera el saberse guapo pudo quitarle la mala cara, estaba nervioso ¿NERVIOSO, EL, EL ADONIS, EL DIOS GRIEGO, EL QUE A TODAS PONE DE RODILLAS? ¡JA! se sintió más idiota aún ¡Si solo era Luna Lunática Lovegood! No era gran cosa…

Decidido salió de la habitación… la habitación de Luna estaba a unos cuantos pasos ¿Por qué le costaba tanto caminar? Expulsó una bocanada de aire, el pasillo le parecía tan largo

-Sidney, maldito imbécil ¿De cuando acá le tienes miedo a una mujer?

Caminó decidido, llegó a la puerta y tocó con fuerza… Nada… ¿Estaría durmiendo o no estaba? Tocó de nuevo y entonces pensó que no tenía tiempo, estaba raramente nervioso, suspiró de nuevo, ya eran muchas veces que lo hacía, abrió la puerta, no tenía seguro, así que entró a la habitación

-¿Luna? – Preguntó en medio de la penumbra, pero no la vio. Supuso que a lo mejor estaba con Hermione pero… de pronto escuchó ruidos al fondo, se asomó y vio luz en el baño ¿Estaría ahí? Quizás debiera salir de inmediato, pero…

Pero sus pasos lo guiaron al enorme baño en la habitación, estaba bien iluminado, no escuchaba más ruidos de ducha y de pronto… la puerta se abrió y salió Luna envuelta en una toalla de baño que al parecer le había quedado chica, porque a duras penas le tapaba lo necesario

Ella estaba entretenida acomodándose la toalla en la parte baja, la cual apenas y tapaba sus intimidades y dejaba al descubierto casi todas sus piernas delgadas y largas… Sidney no respiró, era lo único que le faltaba, verla así, mostrando toda su piel blanca…

Luna quitó de su cabeza la toalla y justo cuando se echaba el cabello hacia atrás alzó la vista y se encontró con Sidney que la miraba con los labios entreabiertos, ella se petrificó ¿Qué demonios?

Eso fue el acabose… los ojos del profesor se oscurecieron, mirando así a Luna, con esa toalla diminuta, con su largo cabello rubio cayendo sobre sus hombros y espalda, con las gotas de agua escurriendo livianamente, el sintió de inmediato que el deseo lo invadía…

Un fuego lo envolvió, le quemó todo el torrente sanguíneo, la parte sexual se apoderó de la racional, el entrecerró los ojos mirando a una mujer, ya no una niña, no una loca o una extraña… era una hermosa mujer, suave, delicada, inocente…

-¿Qué haces aquí? – Preguntó Luna tranquilizando sus nervios, apretando con fuerza su toalla y sintiéndose tan pequeña delante de él, aparte que no estaba en condiciones

-Vine a disculparme – Apenas y susurró pero sus ojos la recorrían una y otra vez

-Bien, ya lo hiciste… vete…

-No, aún no – Murmuró mientras ladeaba el rostro, su respiración estaba agitada, pero procuraba que el macho animal no le saltara encima, no a ella, no quería robar su inocencia del modo mas vil y cruel

-Estoy casi desnuda – Dijo la rubia entre dientes – Debes irte para que me cambie

-No estás desnuda… te estorba la toalla – Carraspeó y tuvo un deseo intenso, sus ojos eran dos carbones incandescentes, ella lo sabía al mirarlo, Sidney era un hombre, tenía necesidades, ella era una doncella… una tonta doncella ¿Por cuánto tiempo?

-Claro – dijo Luna y de pronto…

De pronto ella se quitó la toalla… apretándola con la mano con la que se la había quitado ¿Qué era eso? ¿Qué si Sidney quería mirarla desnuda que lo hiciera? Ella alzó la vista pero no se fijó en su rostro, miraba a otro lado, aunque claro que sentía que los ojos del profesor, le recorrían todo el cuerpo

Mi Pasión Por La ImpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora