Capítulo 19: Reflexiones y Descubrimientos

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Aurora:

La mañana siguiente llegó con una claridad renovada, pero mi mente estaba aún nublada por los eventos de la noche anterior. Me levanté temprano, con la sensación de que necesitaba aire fresco para ordenar mis pensamientos. Decidí dar un paseo por el jardín de la mansión, dejando que la brisa matutina despejara mi mente.

Cada paso que daba me recordaba la intensidad de lo que había sucedido en la oficina. Las palabras de Eric resonaban en mi mente, su tono dominante y la manera en que me había ordenado darle placer a Adrián. No sabía cómo sentirme. Parte de mí estaba fascinada, atraída por la intensidad de sus deseos, pero otra parte se sentía vulnerable y expuesta.

Encontré un banco bajo un árbol y me senté, mirando las flores que comenzaban a abrirse al sol. Respiré profundamente, tratando de calmar mi corazón acelerado. Sabía que necesitaba procesar lo que había pasado, pero también sabía que tenía que seguir con mi rutina diaria.

Decidí dirigirme a la cocina para comenzar con mis tareas. María, la cocinera, ya estaba allí, preparando el desayuno para todos.

—Buenos días, Aurora —dijo María con una sonrisa cálida—. ¿Dormiste bien?

—Buenos días, María. Sí, dormí bien, gracias —respondí, devolviéndole la sonrisa.

Mientras ayudaba a preparar la mesa, recordé lo que María había mencionado sobre la alergia de Adrián. Era un detalle importante y sabía que debía tenerlo presente en todo momento.

—María, ¿puedo preguntarte algo? —dije, tratando de sonar casual.

—Claro, Aurora. ¿Qué necesitas? —respondió, sin dejar de batir los huevos.

—Anoche mencionaste que Adrián es alérgico a las nueces. ¿Hay algo más que deba saber sobre sus alergias o preferencias alimenticias? —pregunté, esperando no parecer demasiado curiosa.

María asintió, mirando brevemente en mi dirección.

—Sí, es una alergia bastante severa. También hay ciertos alimentos que prefiere evitar, como los mariscos. Pero las nueces son lo más importante. Siempre nos aseguramos de que todo esté libre de trazas para evitar cualquier problema.

—Gracias, María. Es bueno saberlo —dije, asintiendo.

La mañana transcurrió con normalidad, aunque mi mente seguía volviendo una y otra vez a lo que había ocurrido. Sabía que debía mantenerme profesional, pero también sabía que algo dentro de mí había cambiado.

Después del desayuno, decidí ir al gimnasio. Necesitaba liberar algo de la tensión acumulada y sabía que el ejercicio me ayudaría a pensar con más claridad. Encontré una sala vacía y comencé a estirarme, dejando que mis pensamientos fluyeran.

Mientras me movía, recordé cómo había utilizado el baile para escapar de mis problemas cuando era más joven. Bailar siempre había sido una forma de expresión para mí, una manera de liberar mis emociones sin necesidad de palabras. Decidí dejarme llevar por la música que sonaba en mi cabeza y comencé a bailar.

Los movimientos fluidos y gráciles me ayudaron a despejar mi mente, aunque no pude evitar que los recuerdos de la noche anterior volvieran a mí. La intensidad de Eric, la ternura de Adrián, todo se mezclaba en un torbellino de emociones que no sabía cómo manejar.

Al terminar mi sesión de baile, me sentía un poco más clara y decidida. Sabía que había mucho que discutir y descubrir, pero estaba dispuesta a enfrentar lo que viniera.

Adrián:

La noche anterior había sido intensa y llena de emociones. Después de desayunar, decidí dar un paseo por el jardín para despejar mi mente. Mientras caminaba, no pude evitar pensar en Aurora y en cómo estaría manejando todo. Sabía que habíamos cruzado una línea y que necesitábamos asegurarnos de que ella estuviera bien.

Encontré un rincón tranquilo y me senté, dejando que el sol calentara mi piel. La imagen de Aurora en la oficina, siguiendo nuestras órdenes, seguía presente en mi mente. Había algo en su vulnerabilidad que me atraía, pero también me preocupaba que estuviéramos yendo demasiado rápido.

Respiré profundamente, tratando de ordenar mis pensamientos. Sabía que Eric y yo teníamos que ser claros con Aurora, pero también sabía que necesitábamos darle espacio para que procesara lo que había sucedido.

Aurora

Después de mi sesión de baile, decidí darme una ducha rápida y prepararme para el resto del día. Mientras el agua caliente caía sobre mi cuerpo, no pude evitar recordar los momentos en la oficina. La sensación de los labios de Adrián en mi piel, las órdenes de Eric resonando en mis oídos. Todo era tan intenso, tan nuevo.

Me sequé y me vestí, tratando de no pensar demasiado en lo que había pasado. Sabía que necesitaba mantenerme profesional y enfocada en mis tareas, pero también sabía que algo dentro de mí había cambiado.

La mañana pasó rápidamente, con las tareas diarias manteniéndome ocupada. Pero cuando el sol comenzó a ponerse, sentí una inquietud en mi interior. Decidí volver a la sala de baile para liberar algo de la tensión acumulada.

Mientras bailaba, me permití perderme en la música, dejando que mis movimientos expresaran todo lo que sentía. Sabía que tenía que enfrentar mis sentimientos y encontrar una manera de seguir adelante, pero por ahora, el baile era mi refugio

Trilogía del Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora