Capítulo 53 : Sorpresa Especial

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Aurora:

El mes de octubre finalmente llegó, marcando seis meses desde que me mudé a la casa de Eric y Adrián junto con mi tía y mi hermanito Pablo. La vida aquí ha sido una mezcla de desafíos y alegrías, pero hoy era un día especial: el sexto cumpleaños de Pablito. Decidí preparar una fiesta sorpresa para él, y necesitaba toda la ayuda posible.

—Tía, necesito tu ayuda para decorar la sala y preparar los bocadillos. Adrián, ¿podrías inflar los globos y colgar las serpentinas? —les pedí, ya sumergida en los preparativos.

—Claro, Aurora. Cuenta conmigo —respondió Adrián, sonriendo mientras comenzaba a inflar los globos.

Me acerqué a Eric, quien estaba en el estudio revisando unos documentos de la empresa.

—Eric, necesito que lleves a Pablo a dar una vuelta al parque. Será más fácil preparar todo si él no está aquí —le expliqué.

Eric asintió, comprendiendo la importancia del día.

—Por supuesto, Aurora. —dijo, poniéndose de pie.

Cuando Eric y Pablo salieron para pasar la mañana en el parque, me puse manos a la obra con Adrián y mi tía. La sala estaba destinada a transformarse en un espacio de fiesta vibrante y alegre. Adrián inflaba globos y colgaba serpentinas mientras yo organizaba la mesa con bocadillos y decoraciones.

—Aurora, ¿cómo ves esto? —preguntó Adrián, levantando una pancarta que decía "¡Feliz Cumpleaños, Pablito!".

—¿Está bien aquí?—

—¡Perfecto! —respondí con entusiasmo, ajustando algunos detalles.

La sonrisa de Adrián me daba confianza.

Mi tía estaba en la cocina, preparando el pastel. Se notaba que estaba emocionada por el cumpleaños, y ver su dedicación hizo que todo fuera aún más especial. Yo me encargué de los últimos detalles y de preparar la sorpresa final:
un gran globo con helio en forma de estrella que colgaba justo en el centro de la sala.

Eric:

Caminando hacia el parque con Pablo, no pude evitar sentirme afortunado de ser parte de su vida y la de Aurora.

—Pablo , ¿Estás emocionado por tu cumpleaños? —le pregunté mientras recorríamos el sendero del parque.

Pablo asintió vigorosamente.

—¡Sí! Me encanta mi cumpleaños. Aurora siempre hace que mis cumpleaños sean especiales —respondió con una sonrisa radiante.

Nos sentamos en un banco, observando a otros niños jugar en el parque. Decidí preguntar algo que me rondaba la mente.

—Pablo, ¿te gusta vivir con nosotros? ¿Estás feliz aquí? —le pregunté, queriendo asegurarme de que se sintiera bien.

Pablo asintió de nuevo, esta vez con una seriedad que no esperaba de un niño tan pequeño.

—Sí. Me gusta mucho. Ustedes son muy buenos con nosotros. ¿Sabes qué? —dijo, inclinándose hacia mí como si fuera a contarme un gran secreto.

—¿Qué pasa, pequeño? —le pregunté, intrigado.

—Un día, vi una película en el TV . Había una princesa que se llamaba Aurora, como mi hermana. Yo siempre le digo que ella es mi princesa. Creo que ella se merece un castillo muy, muy grande porque es una princesa de verdad —dijo con ojos brillantes.

Sonreí. Aurora realmente era especial, no solo para Pablo, sino también para Adrián y para mí.

—Tienes razón, campeón. Aurora es una princesa, y vamos a asegurarnos de que siempre tenga su castillo —le respondí, revolviendo su cabello suavemente.

Después de un rato en el parque, decidimos regresar a casa. Había mantenido a Pablito entretenido

Aurora:

Cuando finalmente escuché la puerta principal abrirse, supe que Eric y Pablo estaban de regreso. Mi corazón latía con emoción mientras me preparaba para ver la reacción de Pablo.
Eric estaba en la entrada con Pablo de la mano, y al abrir la puerta de la sala, pude ver cómo los ojos de Pablo se agrandaban de sorpresa. La expresión en su rostro era maravillosa , y no pude evitar soltar un grito de alegría.

—¡Sorpresa! —gritamos todos al unísono.
Pablo se quedó paralizado por un momento, mirando alrededor con asombro.

Luego, su rostro se iluminó con una sonrisa tan amplia que no podía dejar de sonreír también.

—¿Esto es para mí? —preguntó, casi sin poder creerlo.

Me arrodillé a su lado y lo abracé con fuerza.

—Sí, mi cielo. Todo esto es para ti. ¡Feliz cumpleaños, hermanito! —le dije, besándolo en la mejilla.

Pablo se zambulló en el ambiente festivo, abriendo sus regalos con entusiasmo y jugando con los globos. Su alegría era contagiosa, y no podía evitar sentirme feliz al verlo tan contento.
Adrián y Eric se unieron a nosotros en la celebración, y mientras todos disfrutaban del pastel y los bocadillos, no podía evitar pensar en cuánto había cambiado mi vida en estos últimos meses. Esta casa, que antes era solo un lugar para trabajar, se había convertido en un hogar lleno de amor y felicidad.

—¿Te gusta tu cumpleaños? —le pregunté a Pablo, quien estaba sentado rodeado de regalos y juguetes.

—¡Sí! Es el mejor cumpleaños de todos —respondió, su sonrisa no desapareciendo ni un segundo.

Eric se acercó a mí mientras Pablo seguía disfrutando de la fiesta.

—Lo hiciste muy bien, Aurora. El lugar está increíble —dijo con una sonrisa aprobadora.

—Gracias, Eric. No habría podido hacerlo sin la ayuda de todos —respondí, sintiéndome verdaderamente agradecida.

La noche continuó con risas y alegría. Pablo estaba tan emocionado que ni siquiera se dio cuenta de que se estaba quedando dormido en el sofá, exhausto por todo el entretenimiento del día. Adrián y yo lo llevamos a su habitación con cuidado, asegurándonos de que estuviera cómodo y feliz.

Más tarde, mientras recogíamos los restos de la fiesta, me sentí increíblemente satisfecha. Había sido un día maravilloso, lleno de momentos que siempre recordaremos.

—Hoy fue perfecto —dijo Adrián, abrazándome por la espalda mientras limpiábamos.

—Sí, lo fue. —Respondí, sintiendo una profunda satisfacción.
La fiesta de cumpleaños de Pablo había sido un éxito rotundo.

Ver su alegría y la forma en que toda la familia se unió para celebrarlo me recordó cuánto significa tener una familia. Me sentí agradecida por cada momento y emocionada por todos los días felices que aún nos esperaban.

Trilogía del Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora