Aurora:Durante las últimas semanas, había notado algo que me estaba molestando. Una de las trabajadoras, Vanessa, no perdía oportunidad para acercarse a Adrián y Eric. La veía constantemente intentando tocarles el hombro o rozar sus brazos de manera que a mí no me gustaba nada. Me resultaba cada vez más incómodo y la situación me estaba sacando de quicio.
Una tarde, mientras pasaba por la oficina de Adrián, los vi en una conversación animada con Marta cerca. Ella le tocaba el brazo a Adrián mientras reía de una manera que me hizo sentir incómoda. Decidí no intervenir en ese momento, pero el sentimiento de molestia se fue acumulando. Ya no podía ignorarlo más.
Esa misma tarde, Eric se me acercó mientras estaba en la oficina, con una expresión relajada en su rostro. Me preguntó cómo estaba, pero yo no pude evitar ignorarlo. La frustración se acumulaba dentro de mí y no estaba dispuesta a hablar. Eric, confundido, insistió.—Aurora, ¿Qué pasa? ¿Por qué no me estás hablando?—
Traté de seguir ignorándolo, pero él no estaba dispuesto a dejarlo pasar. Me tomó del brazo con suavidad pero firmeza y me llevó hacia su oficina . Una vez allí, se dirigió al teléfono y llamó a Adrián.
—Adrián, ven a mi oficina. Nuestra princesa se está poniendo rebelde.—
La voz de Eric tenía un tono juguetón pero también un poco serio. Me sentía atrapada en una mezcla de frustración y nerviosismo mientras esperaba a que Adrián llegara.
Pocos minutos después, Adrián entró en la oficina con una expresión curiosa en el rostro. Me miró, luego a Eric, y finalmente se dirigió a mí.—¿Qué pasa, Aurora? —preguntó, notando mi malestar.
No pude contenerme más. Mi voz salió cargada de emoción mientras explotaba.
—He estado viendo cómo Vanessa se acerca a ustedes, les habla, los toca... y ustedes no dicen nada. Me está volviendo loca. ¿Cómo pueden permitir que una situación así continúe?—
Adrián y Eric se miraron entre sí, sus expresiones cambiaron de sorpresa a una mezcla de diversión y comprensión. Adrián se acercó a mí, su mirada intensificándose con una mezcla de ternura y desafío.
—¿Entonces, nuestra princesa está celosa? —preguntó con una sonrisa juguetona.
Mi frustración no se desvaneció de inmediato, pero sus palabras me hicieron sentir una mezcla de alivio y timidez. Eric también se acercó, su rostro relajándose mientras me miraba con cariño.
—Sabes que no hay razón para que te sientas así.—dijo Eric, su tono suave y reconfortante.
Adrián extendió su mano para acariciar mi mejilla, mientras Eric se acercaba por detrás, rodeándome con sus brazos. La atmósfera en la oficina cambió drásticamente; lo que había sido una confrontación se convirtió en un momento cargado de tensión y deseo.
—Queremos que sepas que te valoramos muchísimo —dijo Adrián, acercándose para besar mi frente—.
—Y si hay algo que te molesta, lo solucionamos.—Eric, susurrando en mi oído, me hizo sentir un escalofrío.
—No tienes nada de qué preocuparte, Aurora. Estamos aquí para ti. Siempre serás solo tú.—
La tensión que había estado acumulada se disolvió en una mezcla de deseo y alivio. Adrián me miró con una intensidad que me hizo sentir especial y deseada. Eric, con su toque reconfortante, me hizo sentir protegida.
—Vamos a solucionar esto —dijo Adrián con voz baja y firme—.
—Solo tú y nosotros.—
Sin decir más, Adrián y Eric me guiaron hacia un rincón más privado de la oficina. El ambiente se volvió más íntimo, y la carga emocional de la conversación anterior se transformó en una conexión física y apasionada. Los besos comenzaron con ternura, pero pronto se volvieron más ardientes y exigentes. Las manos de Adrián recorrieron mi cuerpo con un deseo palpable, mientras las de Eric me comenzaban a levantar la falda hasta dejarla en mi cintura , me apoyaron en el escritorio quedando con mi pecho apoyado en la fría madera, que solo hacía que mis pezones se endurecieran cada vez más , por detrás pude sentir como Eric iba metiendo su verga a mi interior , mientras enfrente de mi tenía la verga recta de Adrián , sin dudarlo dos veces la agarré con mis manos para comenzar a masturbarlo.
—¿Entonces, la princesa estaba celosa?, Sabiendo que jamás tocaríamos a otra que no seas tú—Me susurró Eric al odio mientras me azotaba las nalgas.
—En eso tiene razón, amor, jamás tocaría a otra que no seas tú — Me dijo Adrián en un tono seguro.
Mientras Eric me seguía penetrando y yo haciéndolo una mamada a Adrián podía sentir como mi orgasmo iba a llegar, moviendo mis nalgas comencé a motivar a Eric para que se moviera más rápido.
—Joder, nena, eres toda una puta, así que te gusta más rápido — Agarrándome de las caderas comenzó a moverse mucho más rápido.
Con los movimientos acelerados de Eric y la corrida de Adrián en mi boca, me vine con un gemido tan alto que Eric tuvo que toparme la boca para que no nos escucharan los que estaban por afuera rondando,Eric también se vino y nos quedamos los tres en un silencio demasiado cómodo,parecía no tener fin, nos relajamos en la oficina, nuestras respiraciones entrecortadas. La atmósfera había cambiado de una confrontación a una conexión intensa y satisfactoria. La tensión que había estado presente se desvaneció, reemplazada por un sentimiento de satisfacción y cercanía.
Al final de la noche, mientras nos dirigíamos a casa, sentí que la relación entre los tres se había fortalecido aún más. La experiencia había sido una mezcla de emociones intensas, pero al final, nos habíamos unido de una manera más profunda.
En la cama, mientras nos acurrucábamos juntos, no pude evitar sonreír al pensar en cómo cada uno de nosotros estaba dispuesto a resolver cualquier problema que surgiera. La conexión entre nosotros era más fuerte que nunca, y me sentía agradecida por tener a Adrián y Eric a mi lado.
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Trilogía del Deseo
RomansaEn la ciudad de New York, Adrián y Eric, una pareja esposos exitosos , buscan a alguien para unirse a su extenso equipo de personal doméstico en su elegante hogar. Aurora, una joven en necesidad urgente de empleo, es recomendada por un amigo y acept...