Capítulo 37 : Entre el Evento y el Deseo

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Aurora:

Había pasado una semana desde que despidieron a Juan y aclararon todo. Las cosas volvían lentamente a la normalidad. A pesar de todo, seguía trabajando en la casa de Lucas. Aunque Adrián y Eric habían insistido en que volviera con ellos, sentía que necesitaba tiempo para procesar todo y no podía dejar el trabajo tan abruptamente.
Durante esta semana, Adrián me escribía frecuentemente. Sus mensajes eran siempre cariñosos, preguntando cómo estaba y cómo seguía mi hermano. Aunque estaba más tranquila, había una parte de mí que extrañaba la casa de Adrián y Eric, especialmente los momentos que habíamos compartido.
Una mañana, mientras terminaba de limpiar el salón, mi teléfono vibró con un nuevo mensaje de Adrián.

—Hola, Aurora. ¿Cómo estás? Espero que todo esté bien contigo y con tu hermano. Este fin de semana vamos a tener un evento importante, uno de nuestros socios va a estar allí y nos gustaría mucho que nos acompañaras.—

Leí el mensaje varias veces, sintiendo una mezcla de emociones. Sabía que sería una buena oportunidad para verlos de nuevo, pero también me preocupaba cómo sería estar juntos en un entorno social después de todo lo que había pasado. Respondí rápidamente.

—Hola, Adrián. Estoy bien, gracias por preguntar. Mi hermano está mejorando, gracias a Dios. Me encantaría acompañarlos al evento. ¿A qué hora sería?—

—El evento es el sábado a las 8 p.m. Pasaremos por ti a las 7. No puedo esperar a verte —respondió Adrián.

Adrián:

Eric y yo habíamos discutido mucho sobre cómo recuperar su confianza. Sabíamos que la habíamos lastimado y que necesitaríamos tiempo y paciencia para sanar esas heridas.
Seguía escribiéndole todos los días, asegurándome de que sabía que estábamos pensando en ella. La idea del evento surgió como una oportunidad para pasar tiempo juntos fuera del trabajo y mostrarle que realmente queríamos que fuera parte de nuestras vidas.
Le envié un mensaje invitándola al evento, esperando que aceptara. Cuando respondió que sí, no pude evitar sonreír. Tenía tantas ganas de verla y pasar tiempo con ella.

—Eric, Aurora vendrá al evento el sábado —le dije, sintiendo una oleada de alegría.

—Me alegra escuchar eso, Adrián. Será bueno verla de nuevo.—respondió Eric, con su habitual seriedad, pero noté un brillo de alivio en sus ojos.

Aurora:

El sábado llegó rápidamente. Lucas fue comprensivo cuando le conté sobre el evento y me animó a ir. Me preparé con cuidado, eligiendo un vestido elegante pero sencillo, y arreglé mi cabello con esmero. Quería verme bien, no solo por el evento, sino porque sabía que vería a Adrián y Eric.
A las 7 p.m,escuché el timbre. Tomé un respiro profundo y abrí la puerta. Adrián y Eric estaban allí, impecablemente vestidos. Adrián me sonrió ampliamente y me ofreció su brazo.

—Estás hermosa, Aurora —dijo, haciéndome sonrojar.

—Gracias, Adrián. Ustedes también se ven muy bien —respondí, tomando su brazo.

El camino al evento fue tranquilo. Sentía una mezcla de nerviosismo y emoción. Cuando llegamos, el lugar estaba lleno de gente elegante y el ambiente era vibrante. Nos movimos entre la multitud, saludando a los invitados y conversando con conocidos.
Ver a Adrián y Eric nuevamente, y sentir su preocupación y cariño, me había conmovido profundamente. Sabía que aún había muchas cosas que necesitábamos hablar y resolver, pero estaba dispuesta a intentarlo.

—Estoy feliz de que estés aquí, Aurora. Te extrañé.—Me dijo Adrián en un susurro.

Le sonreí, sintiendo una calidez en mi corazón.
El evento estaba en pleno auge, y la noche transcurría entre conversaciones animadas y música elegante. Adrián y Eric me habían presentado a varias personas, y a medida que avanzaba la velada, me sentía más cómoda en el ambiente. Sin embargo, no podía evitar notar la mirada constante de Adrián, y cómo a veces se tensaba cuando los hombres se acercaban a mí. Mientras conversaba con un grupo de invitados, un hombre elegante, que no había visto antes, se me acercó con una sonrisa coqueta. Me dirigió un cumplido sobre mi vestido y comenzó a charlar de manera más personal.

—Eres realmente encantadora esta noche, Aurora. ¿Te gustaría bailar conmigo? —
preguntó, con una sonrisa que parecía tener una intención clara.

Traté de sonreír y rechazar educadamente, pero antes de que pudiera responder, sentí una presencia cerca de mí. Era Eric, se acercó al hombre con una actitud que dejaba claro que no estaba dispuesto a tolerar ningún tipo de comportamiento inapropiado.

Eric:

Me acerqué con firmeza hacia el hombre que estaba coqueteando con Aurora. Mi mirada era dura y directa, mi postura completamente rígida. No podía tolerar que alguien intentara cruzar los límites, especialmente con Aurora.

—Aléjate de mi mujer —dije en voz baja pero con una intensidad que no permitía discusión—.

—Te advierto que te mantengas lejos de ella. No quiero ningún problema esta noche.—

El hombre, visiblemente sorprendido por mi actitud, dio un paso atrás.

—Lo siento, no quería causar problemas —dijo, intentando retroceder.

Me aseguré de que el hombre se alejara lo suficiente antes de volver a acercarme a Aurora. No quería que ella pensara que estaba exagerando, pero mi preocupación por ella era genuina. Tomé su mano con rostro y me incliné hacia ella, mi tono suave pero determinado.

—Aurora, eres mi mujer, y no voy a permitir que nadie te falte al respeto. Si alguien se atreve a acercarse a ti lo alejaré sin dudar.

Después de una noche llena de sofisticación y conversaciones en el evento, nos dirigimos hacia el carro. A medida que nos desplazamos por la ciudad, la cercanía de Aurora se volvía  más palpable.
Aurora se encontraba en el medio de nosotros , y nuestras manos descansaban en sus muslos. La sensación de su piel bajo mi mano es increíblemente estimulante. Adrián, a mi lado, comienza a hablar con una suavidad que contrasta con la intensidad de la situación.

—¿Cómo te sientes, Aurora?— pregunta Adrián, su voz es un susurro que busca tranquilizarla.

—Estoy bien—, responde Aurora, aunque su respiración traiciona un toque de nerviosismo. El contacto constante de nuestras manos parece estar intensificando su anticipación.

Yo, en mi lado, mantengo mi mano en su muslo subiendo y bajando por el, sintiendo cómo su piel reacciona a cada pequeño toque. La suavidad de su piel bajo mi mano es un contraste refrescante con la dureza del vehículo. Mi mirada fija en ella, la intensidad de mis sentimientos por ella es innegable.

—Te follaría ya mismo —, digo, mi voz grave con mi mano explorado su muslo con un toque más firme.

La tensión entre nosotros crece a medida que el carro se acerca a la casa de Aurora. La anticipación de lo que sucederá una vez que lleguemos hace que el tiempo se sienta estirado. La proximidad de nuestros cuerpos en el carro hace que cada toque y cada respiración se sienta más cargada.Cuando llegamos a la casa de Aurora, Adrián y yo la ayudamos a salir del carro con una mezcla de cuidado y deseo. Mientras la guiamos hacia la puerta, las caricias y los besos se vuelven inevitables. Nos besamos con una intensidad que refleja la pasión acumulada durante la noche. Nuestros cuerpos se buscan y se tocan con un fervor que es difícil de contener.
Adrián y yo intercambiamos miradas llenas de deseo mientras nuestras manos recorren el cuerpo de Aurora, explorando con ansias cada rincón.
Finalmente, cuando la puerta se cierra detrás de ella, nos quedamos afuera en la noche, nuestras respiraciones entrecortadas y nuestros cuerpos aún vibrando con la energía de lo que acabamos de compartir,nos dirigimos a nuestro hogar.

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