Capítulo 69: Pasión y Reencuentro

2.1K 94 0
                                    

Aurora:

Las semanas habían pasado rápidamente desde que Amy y Enzo llegaron a nuestras vidas. La rutina en la casa se había establecido con naturalidad, y, aunque aún estábamos ajustándonos a ser padres primerizos, todo parecía estar en su lugar. Sin embargo, el equilibrio se vio alterado cuando llegó la noticia de una reunión importante en una de las empresas en otra ciudad.

Esa mañana, después de recibir la llamada, nos reunimos en la cocina, donde siempre discutíamos los temas más importantes.

—Me temo que tendré que viajar para la reunión —dijo Eric, mirando a Adrián con un aire de resignación.

—Lo sé —respondió Adrián, asintiendo lentamente

—Me gustaría acompañarte, pero no me gusta la idea de dejar a Aurora y a los bebés solos.—

—No estarán solos —le aseguré

—Además, Pablo está aquí para ayudarnos. Podemos manejarlo.—

Eric suspiró, tomando la conversación.

—Adrián, quédate en casa con Aurora y los niños. Te necesito aquí—dijo con una sonrisa tranquilizadora.

Adrián asintió, aunque pude ver el conflicto en sus ojos. Ninguno de ellos disfrutaba estar lejos de casa, especialmente ahora, pero sabíamos que era necesario.

—Ten cuidado, Eric —le dije, acercándome para darle un abrazo

—Te extrañaremos.—

—Yo también los extrañaré —respondió Eric, besándome suavemente en los labios antes de girarse para besar también a Adrián

—No será por mucho tiempo, solo unos días.


Eric salió esa tarde, y aunque todo transcurrió con normalidad en la casa, sentí su ausencia profundamente. La noche cayó, y después de acostar a los bebés, Adrián y yo nos quedamos sentados en el sofá de nuestra habitación , tratando de llenar el vacío con una conversación tranquila.

Pero algo dentro de mí no me dejaba tranquila. Había una inquietud, un pensamiento que me había estado atormentando desde que los bebés nacieron, y no podía contenerlo más.

—Adrián, ¿puedo preguntarte algo? —dije, rompiendo el silencio.

—Claro, amor. ¿Qué pasa? —respondió, acercándose más a mí en el sofá.

Sentí que mi corazón latía con fuerza mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas.

—Desde que tuvimos a Amy y Enzo... —comencé, dudando por un momento

—Nosotros... no hemos estado juntos, ya sabes, en ese sentido. Y me pregunto si es porque... ¿acaso ya no les atraigo? ¿Es eso? ¿Se sienten diferente conmigo?—Adrián me miró fijamente, sus ojos se llenaron de ternura y algo de preocupación.

—Aurora, ¿Cómo puedes pensar eso? —dijo, tomando mi mano

—No digas esas cosas. Eres el amor de nuestras vidas. Nada ha cambiado en cuanto a cómo te vemos o sentimos por ti.—Suspiré, sintiéndome un poco avergonzada por haber sacado el tema, pero necesitaba decirlo.

—Es solo que... me siento insegura. Sé que tener dos bebés al mismo tiempo es agotador y mi cuerpo cambió, pero... también extraño lo que teníamos antes, esa conexión.—Adrián sonrió suavemente y se inclinó para besarme, primero en la frente y luego en los labios, un beso suave y reconfortante.

—Tienes razón, ha sido difícil encontrar tiempo para nosotros. Pero nunca pienses que no te deseamos, Aurora. Solo hemos estado adaptándonos, eso es todo. Pero si necesitas que te lo demuestre... —Adrián me miró con un brillo en los ojos

—¿Por qué no llamamos a Eric? Estoy seguro de que él también querrá aclarar esto.—

Sentí un calor recorrer mi cuerpo cuando Adrián sacó su teléfono y marcó a Eric. No pasaron ni tres tonos antes de que él contestara.

—Hola, cariño —dijo Eric, su voz sonaba cansada, pero llena de calidez

— ¿Todo bien por allá?—

—Todo está bien —respondió Adrián, con una sonrisa en su voz

—pero Aurora está preocupada por algo y pensamos que deberías estar aquí para hablarlo, aunque sea a la distancia.

—¿Preocupada? —Eric sonaba alerta

— ¿Qué pasa?—Adrián giró la cámara para que Eric pudiera verme, y me miró con una sonrisa tranquilizadora.

—Aurora siente que no la deseamos, que ya no la encontramos atractiva —dijo Adrián, sus palabras teñidas de un toque de incredulidad.

—¿Qué? —Eric soltó una carcajada suave

—Aurora, amor, deja de decir tonterías. No hay nada más lejos de la verdad. Eres tan deseable como siempre.—

Mi rostro se ruborizó, pero sentí un alivio inmediato al escuchar sus palabras.

—Es solo que... no hemos estado juntos desde que nacieron los bebés, y no sé, me sentí insegura —admití, sintiéndome más expuesta de lo que había imaginado.

—Aurora, estás más hermosa que nunca —dijo Eric, su voz baja y cargada de emoción

—Te extrañamos, te deseamos, y lo único que lamento es no estar allí para demostrártelo ahora mismo.—Adrián me tomó por la cintura, acercándome más a él, mientras miraba a Eric a través de la pantalla.

—Lo compensaremos cuando vuelvas, pero por ahora, creo que podemos encargarnos de hacerla sentir bien —dijo Adrián, sus ojos fijos en mí, llenos de deseo.

Sentí mi cuerpo temblar de anticipación cuando Adrián comenzó a besarme de nuevo, más intensamente esta vez. Pude escuchar a Eric suspirar al otro lado de la línea, y eso solo intensificó el momento.

—Sabes cuánto te amamos, Aurora —dijo Eric—. Déjate llevar, relájate... y disfrútalo.

Adrián nos dirigió a la cama posicionando el teléfono enfrente de mi, lentamente me fue desnudando he inconsciente llevé mis manos a mi cuerpo intentando taparlo.

—Quita tus manos Aurora, no me dejas apreciar la vista— Haciendo caso a la orden de Eric, lentamente fui apartando mis brazos de mi cuerpo quedando expuesta a su vista.

Adrián se posicionó detrás de mi haciendo que apoyara mi espalda en su pecho, y con unos toques suaves por mis piernas las separo dejándome totalmente expuesta a Eric.

—Joder, nena, jamás te atrevas a decir algo así —Dijo Eric con una clara excitación en su voz.

Con unos toques suaves pero precisos Adrián comenzó a estimular mi clitoris, la sensación del momento, saber que Eric se estaba masturbando mientras veía como Adrián me estaba dando placer, me volvía loca.

—Comienza a penetrarla con un dedo y a medida que la sientas excitarse, vas añadiendo los otros— Le ordenó Eric a Adrián.

—Vamos a ver cuántos aguanta nuestra nena antes de correrse—Le dijo a Eric con una mirada cómplice.

Comenzando a ingresar el segundo dedo, sentía que iba a explotar, el vaivén que mantenía Adrián me tenia temblando del placer, en el momento que ingresó el tercer dedo explote en un gran orgasmo que tuvo que callar con su mano en mi boca.

—Muy bien nena, espero que estoy te sirva de ejemplo para no volver a pensar cosas que no son.

Cuando la llamada terminó, Adrián me sostuvo en sus brazos, ambos con respiración agitada y corazones latiendo al unísono.

—Te dije que no tenías nada de qué preocuparte —murmuró Adrián, acariciando mi cabello mientras yo me acomodaba a su lado.

—Gracias... los amo tanto —dije, sintiendo una paz profunda que me envolvía.

Nos quedamos así por un largo tiempo, abrazados, en silencio, hasta que finalmente el sueño nos venció. Esa noche dormí tranquila, sabiendo que, aunque nuestras vidas habían cambiado, el amor y la conexión entre nosotros se mantenían más fuertes que nunca.

Trilogía del Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora