Aurora:Habían pasado un par de semanas desde el incidente con Marcos, y la vida había vuelto a la normalidad. Una amiga de la oficina, Brenda, me invitó a su fiesta de cumpleaños en una discoteca famosa de la ciudad. Estaba emocionada por la oportunidad de salir y divertirme un poco, aunque sabía que Adrián y Eric estaban en desacuerdo de que fuera sin ellos.
Me preparé con cuidado, eligiendo un vestido ajustado y sexy que sabía que les encantaba a ambos. Al verme en el espejo, supe que estaba lista para una noche de diversión.
Cuando mi amiga me llamó avisando que de ya estaba aquí, salí del cuarto, y me encontré con las miradas intensas de Adrián y Eric.—¿Vas a salir así? —preguntó Adrián, su tono mezcla de admiración y celos.
—Sí, ¿Hay algún problema? —respondí, sonriendo con inocencia.
—Te ves increíble, Aurora —dijo Eric, acercándose y colocando una mano en mi cintura
—Pero no podemos evitar sentirnos un poco...—
—Celosos. —añadió Adrián, cruzando los brazos
—Es difícil no preocuparse cuando sabemos que vas a estar rodeada de hombres que te mirarán con deseo.—
Me acerqué a ellos, poniéndome de puntillas para besar suavemente a cada uno.
—Confíen en mí. Solo voy a divertirme con mis amigas. Volveré pronto.
Aunque parecían todavía algo reacios, finalmente aceptaron. Sabía que les costaba dejarme ir sola, especialmente vestida así, pero confiaban en mí.
La discoteca estaba llena de luces brillantes y música estridente. Brenda y yo nos unimos a nuestro grupo de amigos, riendo y bebiendo mientras celebrábamos. Conforme la noche avanzaba, bebí más de lo habitual, dejándome llevar por el ambiente festivo.
De repente, sentí unas manos en mis caderas. Me giré, pensando que era uno de mis amigos, pero me encontré con un extraño. Me incomodó su mirada insistente y su toque, y traté de alejarme.Adrián:
Estaba acostado en la cama junto a Eric, hablando.
—¿Cómo crees que le estará yendo a Aurora? —pregunté, con un tono de leve preocupación y un toque de celos.
—¿Crees que deberíamos ir por ella? —respondió Eric, mirándome con una sonrisa cómplice.
No lo dudé ni un segundo y me levanté rápidamente.
—Voy a prender el auto.
Llegamos a la discoteca en poco tiempo. Decidí entrar solo mientras Eric se quedaba afuera en el auto. Al entrar, busqué frenéticamente a Aurora entre la multitud. La vi al final del bar, y un hombre la estaba tocando de manera inapropiada.
Con una mezcla de furia y preocupación, me acerqué rápidamente, apartando bruscamente al hombre.—Aléjate de ella —gruñí, con una voz baja y empujándolo.
El hombre se fue de inmediato, intimidado por mi presencia. Aurora se giró y me vio con una mezcla de sorpresa y alivio.
—Vamos, Aurora. Te llevaremos a casa —dije, tomando su mano con firmeza.
Cuando llegamos al auto, Eric nos estaba esperando con una expresión preocupada.
—¿Estás bien, Aurora? —preguntó, mientras yo la ayudaba a entrar.
—Sí, solo estoy un poco mareada —respondió, riendo tontamente.
Llegando a nuestro hogar vimos cómo estaba claramente borracha, y su actitud se volvió juguetona y seductora. Se acercó a nosotros, pasando sus manos por nuestros torsos.
—Vamos a jugar, chicos —dijo, con una sonrisa traviesa.
—Aurora, estás borracha —dijo Eric, tratando de mantener la calma.
—Sí, lo estoy. Pero esta noche quiero algo diferente —respondió, mirándonos con deseo
—Quiero verlos a ustedes. Quiero ver cómo se dan placer el uno al otro.—
Eric y yo nos miramos, sorprendidos, pero también visiblemente excitados. La llevamos a la habitación, donde la atmósfera se llenó de una tensión erótica. Aurora se sentó en la cama, observándonos mientras nos desnudábamos lentamente, nuestros cuerpos iluminados por la luz suave de la habitación.
Empezamos a besarnos con ansias, lentamente quedando posicionados en un 69, comencé a sentir la boca de Eric en mi verga, era como estar en le paraíso. Nuestros movimientos llenos de deseo. La visión de nosotros juntos la encendió aún más. Se mordió el labio, sus manos explorando su propio cuerpo mientras nos miraba.—Chicos, yo también quiero —gimió, incapaz de resistir más.
Aurora:
Sentir la manos de mis hombres por todo mi cuerpo era algo que me fascinaba pero sentirlo bajo los efectos del alcohol, era el doble excitante. Los efectos del alcohol me hacían sentir juguetona y atrevida.Empezando a acariciarlos, les susurré al oído.
—Chicos, quiero probar algo nuevo esta noche, algo que nunca hemos hecho —dije, con una sonrisa seductora.
Eric y Adrian se miraron, intrigados.
—¿Qué tienes en mente, princesa? —preguntó Eric, su voz baja y ronca.
Me mordí el labio inferior y, con la mirada llena de deseo, dije.
—Quiero que me penetren vaginalmente los dos al mismo tiempo.—
—Quiero sentirlos a ambos dentro de mí.—
Se quedaron en silencio por un momento, sorprendidos por mi petición.
—Aurora, ¿estás segura? No queremos que te arrepientas mañana —Me dijo Adrián, acariciando mi mejilla.
—Sí, estoy segura. Lo quiero. Quiero sentirlos a los dos —respondí con firmeza,mis ojos llenos de deseo y determinación.
Eric y Adrian intercambiaron una mirada, y luego asintieron. Lentamente, me acostaron en la cama mientras me terminaban de quitar por completo el vestido.
—Recuéstate encima mío, nena— Me dijo Eric que ya se encontraba en la mitad de la cama .
Posicionándome de espaldas a él me llevé su verga a mi entrada bajando lentamente, y con una mirada de deseo puro, le hice saber a Adrián que ya podía meter la de él.
—Dios... Me voy a morir— Dije soltando un suspiro, intentado recobrar la compostura.
—Yo sí que me voy a morir, joder, Aurora , estás demasiado apretada— Me dijo Adrián mientras comenzaba a moverse con más velocidad.
Con las dos vergas dentro de mi vagina al mismo tiempo sentía como me iban abriendo más y más, generándome los mejores orgasmos de mi vida.
—Son mi vida—Nos dijo Eric en un susurro. Mientras todos alcanzábamos nuestro clímax.
Finalmente, exhaustos, nos desplomamos en la cama, con nuestros cuerpos entrelazados.
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Trilogía del Deseo
RomanceEn la ciudad de New York, Adrián y Eric, una pareja esposos exitosos , buscan a alguien para unirse a su extenso equipo de personal doméstico en su elegante hogar. Aurora, una joven en necesidad urgente de empleo, es recomendada por un amigo y acept...