Capítulo 40: Noche de Pasión

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Aurora:

La casa estaba en silencio, excepto por el leve murmullo de las conversaciones apagándose en las habitaciones. Subí las escaleras hacia nuestro cuarto, sintiendo una mezcla de emociones. Estaba feliz por la hermosa cena y la conexión que habíamos compartido, pero también había un aire de anticipación que no podía ignorar. Sabía que algo estaba a punto de suceder, algo que había estado esperando.
Cuando llegué a mi habitación, me encontré con Adrián y Eric esperándome. La habitación estaba iluminada con una luz suave y cálida, creando una atmósfera íntima. Adrián se acercó a mí primero, sus ojos brillando con deseo.

—Aurora, estás preciosa —dijo en voz baja, acercándose y tomando mi rostro entre sus manos.

Eric estaba justo detrás de él, su presencia imponente llenando el espacio. Se acercó también, envolviendo mi cintura con sus brazos fuertes.

—Demasiado hermosa, nena —añadió Eric, su voz profunda resonando en mi oído.

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo mientras sus palabras me envolvían. Adrián me besó suavemente, sus labios rozando los míos con una ternura que contrastaba con la intensidad en sus ojos. Eric, no perdió tiempo y comenzó a desabotonar mi blusa con manos expertas, sus dedos moviéndose con precisión y deseo.

—Deja que nos ocupemos de ti esta noche —murmuró Adrián contra mis labios, su voz suave pero cargada de promesas.

Sentí cómo el calor se acumulaba en mi interior mientras los dos hombres me rodeaban, sus manos explorando mi cuerpo con un hambre que no podían ocultar. Mi blusa cayó al suelo, seguida rápidamente por el resto de mi ropa. Estaba allí, vulnerable y expuesta, pero también deseada y adorada.
Adrián continuó besándome, su boca moviéndose con habilidad sobre la mía, mientras Eric detrás de mí, movía sus manos recorriendo mis caderas y muslos con una firmeza que me hacía temblar. Sentí su aliento caliente contra mi piel mientras sus dedos trazaban caminos de fuego sobre mi cuerpo.

—Eres nuestra, Aurora —susurró Eric, sus labios rozando mi cuello mientras sus manos seguían explorando.

Me dejé llevar por la oleada de sensaciones, mis manos aferrándose a los hombros de Adrián para mantener el equilibrio. Sus labios se movieron por mi mandíbula, bajando por mi cuello y deteniéndose en mi clavícula. Cada beso era como una descarga eléctrica, encendiendo cada fibra de mi ser.

—Déjate llevar, cielo —dijo Adrián con voz suave, sus manos acariciando mis brazos y bajando lentamente.

Eric me giró para enfrentarme a él. Su mirada era intensa, cargada de deseo y posesión. Me levantó con facilidad, llevándome a la cama y depositándome suavemente sobre las sábanas. Adrián se unió a nosotros, sus ojos nunca apartándose de los míos.

—Ábrete para nosotros, Aurora—dijo Eric, su voz firme y segura.

Haciendo caso a la orden de Eric, separe mis piernas abriéndome para ellos, observando la cara de excitación de ambos, dirigí mi mano a mi clitoris y comencé a masturbarme, agregando cada vez más dedos a mi entrada.

—Detente, Aurora—Obedecí a la orden de Eric y deje de darme placer.

Ambos al tiempo se acercaron a mí piernas comenzando a repartir besos, desde mi tobillo hasta la cara interna de mis muslos , con cada beso repartido por todas mis piernas me excitaba a más no poder. El primero en llegar a mi punto más sensible fue Adrián.

—Maldita sea Aurora, sabes realmente delicio— Decía Adrián mientras me daba lamidas por todo mi centro y me penetraba con sus dedos .

No mucho tiempo después sentí la boca de Eric en mi clitoris , la imagen de ellos dos dándome placer al mismo tiempo desencadenó el mayor orgasmo que tuve, dándome lamidas desde mi clitoris a mi ano ,penetrándome con sus dedos, exploté en un squirt, que Adrián no se que contuvo y lo absorbió todo.

—Joder, eso ha sido genial— dije en un susurro mientras me reincorporaba.

Me acerqué donde Adrián y Eric estaban y les bajé los boxers a cada uno, mientras con ambas manos los masturbaba, me iba metiendo sus vergas por momentos a la boca.

—Métete ambas vergas a la boca, Aurora—Eric con su voz cargada de excitación me ordenó .

Cogiendo ambas vergas con mi mano las dirigí a mi boca abriéndola lo más que pude, me intenté meter ambas y solo podía alcanzar a meterme el inicio de ellas . Pero podía ver que eso era más que suficientemente para saber que había satisfecho a su orden.

—Me podría correr con solo ver la imagen que nos estás ofreciendo, Aurora— Con una voz temblorosa hablo Adrián.

Levantando del suelo, Adrián me dirigió a la cama, acostándose de lado, me ubico a espaldas de él acomodando su verga en mi entrada. Con una de sus mano me levantó un pierna para poder penetrarme mejor, vi a Eric acomodarse a espaldas de Adrián esparciéndole el lubricante por toda su parte trasera.

—Ábrete bien Adrián— Sentí como después de esa orden, Eric penetró a Adrián haciendo que la verga de el entrara hasta lo más profundo de mi.

Con una intensidad salvaje Adrián y Eric se movían para hacer que las penetraciones fueran más profundas y excitantes, haciendo que los tres nos encontráramos en un vaivén de cuerpos sudorosos y gemidos cargados de pasión.

Cambiándome de posición esta vez estando yo encima de la verga de Eric sentía como la de Adrián iba penetrándome lentamente por detrás.

—Diablos amor, te siento tan llena—Me dijo Adrián mientras repartía besos por mi espalda.

Eric por su parte dirigió sus manos a mis pezones para amasarlos y pellizcarlos con unas enormes ganas. Me incliné hacia delante para permitir  la penetración más profunda, pero también para poder devorar con esmero la boca de Eric.

—Córrete para nosotros, nena— Me ordenó Eric con su voz cargada de placer.

Soltando un grito que retumbó por toda la habitación llegue a mi clímax , quedando derrotada en el pecho de Eric. Sintiendo las últimas estocadas de ellos dos escuche el gemido de ambos dando por finalizada la liberación de todos . Finalmente, agotados pero satisfechos, nos desplomamos sobre la cama, nuestros cuerpos entrelazados y nuestros corazones latiendo al unísono. Sentí una profunda conexión con ellos, una sensación de pertenencia y amor que nunca antes había experimentado.
Adrián me besó suavemente en la frente, sus ojos llenos de ternura.

—Eres increíble, Aurora—

Eric, siempre el más reservado, simplemente me abrazó con fuerza, su cuerpo cálido y protector a mi alrededor.

—Jamás te dejaremos ir de nuevo, Aurora —murmuró en mi oído, su voz profunda resonando en mi corazón.

Me sentí completamente amada y segura, envuelta en sus brazos y sus promesas. Cerré los ojos, dejándome llevar por la sensación de paz y felicidad que llenaba la habitación. Sabía que, sin importar lo que pasara, siempre tendría un lugar en sus corazones y ellos en el mío.
La noche había sido una explosión de pasión y deseo, pero también una afirmación de nuestro amor y compromiso. Mientras nos quedábamos dormidos, supe que este era solo el comienzo de algo hermoso y profundo, algo que cambiaría nuestras vidas para siempre.

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