Capítulo 55: Una forma de consuelo

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Adrián:

Las semanas habían pasado desde el fallecimiento de la tía de Aurora, y la tristeza que había dejado su partida parecía haber envuelto la casa en un silencio abrumador. Aurora estaba sumida en un duelo profundo, y la rutina diaria se había convertido en una lucha constante para ella. Pasaba la mayor parte del tiempo nuestra habitación, aislada de todo y de todos.

Eric y yo sabíamos que debíamos hacer algo para ayudarla. La tristeza había dominado cada aspecto de su vida, y la veía cada día más desmoronada. La preocupación por ella se había convertido en una preocupación constante, y sabíamos que era el momento de intervenir.

Nos reunimos en la sala, los rostros serios y las mentes llenas de decisiones que debían tomarse. Eric y yo intercambiamos miradas, comprendiendo que era crucial ofrecerle a Aurora el apoyo y la compañía que necesitaba.

—Ella necesita nuestra ayuda —dijo Eric, rompiendo el silencio que habíamos mantenido. Su voz estaba cargada de preocupación y determinación.

—Lo sé. Hay que hacerle entender que no está sola, que estamos aquí para ella —respondí, mi tono reflejando el peso de la situación.

Decidimos que era hora de hablar con Aurora, de hacerle saber que estaba rodeada de personas que la querían y que podía contar con nosotros. Nos dirigimos a su habitación, decididos a ofrecerle consuelo y apoyo.

Al llegar a la puerta nuestra habitación , me sentí un poco nervioso. Sabía que sus emociones estaban a flor de piel, y la idea de entrar en su espacio personal para hablar sobre su dolor era intimidante. Pero era necesario.

Eric y yo entramos con cautela. Aurora estaba sentada en la cama, rodeada de una atmósfera de melancolía. Sus ojos estaban rojos de llorar, y su rostro mostraba la huella del sufrimiento que había estado atravesando.

—Aurora —dije con suavidad

—Necesitamos hablar contigo.—

Ella levantó la vista, su mirada cansada pero agradecida al vernos. Nos sentamos a su lado, tratando de mostrarle el apoyo que tanto necesitaba.

—Queríamos hablar contigo sobre cómo te sientes —continué

—Sabemos que has estado pasando por un momento muy difícil, y queremos que sepas que estamos aquí para ti. Eres nuestra familia, y no te va a faltar nada nunca.—Aurora asintió lentamente, las lágrimas comenzando a llenar sus ojos nuevamente.

Su dolor era palpable, y nos sentíamos impotentes ante la magnitud de su sufrimiento. Era el momento de hacerle sentir que no estaba sola en esta batalla.

El silencio se hizo pesado en la habitación mientras observábamos a Aurora. Sabía que mis palabras no podían borrar el dolor que sentía, pero intentábamos ofrecerle algo de consuelo. La verdad era que no había palabras suficientes para describir lo que sentíamos por ella, pero nuestro amor y compromiso eran inquebrantables.

—Aurora —dijo Eric.

—Eres importante para nosotros, y no tienes que enfrentar esto sola.—

Ella rompió en sollozos, y la tristeza que sentía se reflejaba en sus lágrimas.Eric y yo la rodeamos con ternura, tratando de transmitirle el amor y la seguridad que necesitaba. La habitación se llenó de una atmósfera cargada de afecto y comprensión.

Con el tiempo, el abrazo se volvió más estrecho, y la cercanía con Aurora trajo consigo una intensidad emocional que no podíamos ignorar. La tensión en el aire se hizo palpable, y la compasión que sentíamos por ella se transformó en una necesidad de ofrecerle algo más. La atmósfera se volvió cargada de deseo y conexión.

Eric y yo intercambiamos miradas que reflejaban el entendimiento mutuo. La necesidad de estar cerca de Aurora era una mezcla de amor y deseo, y el momento parecía el adecuado para explorar esa conexión más allá de las palabras.
La habitación se volvió un lugar de intimidad y pasión. Mis labios se encontraron los de Aurora, y el beso se volvió cada vez más profundo. La ternura en el gesto reflejaba el deseo de ofrecerle un escape, una forma de liberarla del dolor que había estado sintiendo.

El beso se convirtió en algo más, y la pasión que compartíamos se volvió una forma de expresar el amor que teníamos por Aurora. La conexión física era una forma de consolarla, de mostrarle que estábamos aquí para ella en todos los sentidos.

La acomodamos suavemente en la mitad de la cama, quedando de lado, comencé a repartir besos por todo su rostro mientras le susurraba lo mucho que la quería, mientras Eric se posicionaba a sus espaldas le fui introduciendo mi verga,mientras le estimulaba el clitoris.

—Eres muy importante para nosotros, princesa, y jamás te dejaríamos sola—Le dije, mientras la penetraba con un ritmo suave pero agradable.

—Ni si quiere lo pienses nena, de aquí nunca te irás—Le susurró Eric a Aurora.

—Jamás los dejaría chicos, son muy importantes para mi—

—Los amo— nos dijo mientras nos acercábamos ambos a besarla .

y con esas palabras estuvimos toda la noche entregados en el placer, las posiciones y los orgasmos , dándole a la mente de Aurora un respiro.

Aurora se había quedado dormida entre Eric y yo, y el calor de nuestra cercanía parecía ser un consuelo en medio del dolor. La noche había sido una forma de ofrecerle algo más que consuelo; había sido una muestra de nuestro amor y apoyo.

La mañana nos encontró juntos, abrazados en una intimidad que era tanto física como emocional.La realidad de la pérdida seguía presente, pero en medio del dolor, encontramos una forma de sanar juntos.

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