Capítulo 22 : Reflejos de Deseo

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Aurora:

Desperté antes de que el sol asomara por completo, con la primera luz del día apenas filtrándose a través de las cortinas. La noche anterior había sido un torbellino de sensaciones y pensamientos que no podía sacudirme de la mente. Me senté en la cama, sintiendo el calor residual de las sábanas alrededor de mi cuerpo, y dejé que los recuerdos de la velada se filtraran nuevamente en mi conciencia.
Desde un rincón, había observado cómo Adrián y Eric se entregaban a una dinámica de placer y dolor que me resultaba completamente desconocida. Había algo hipnótico en la manera en que Eric, con su presencia dominante, lograba satisfacer los deseos más profundos de Adrián. La intensidad con la que Adrián respondía, entregándose a esa experiencia con una pasión total, me dejó perpleja y fascinada. La combinación de control y sumisión, de placer mezclado con dolor, era algo que nunca había visto antes. El contraste entre el serio control de Eric y la entrega apasionada de Adrián me resultaba cautivador.
El recuerdo de anoche se repetía en mi mente como una película que no podía pausar. El brillo en los ojos de Adrián cuando experimentaba el placer, el control implacable de Eric y cómo todo se entrelazaba en una danza de sensaciones intensas, me dejó con una mezcla de asombro y deseo. No podía entender cómo algo tan inexplorado y desafiante podía despertar en mí una atracción tan profunda. Sentía una inquietud que no podía calmar.
Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana, dejando que el fresco aire de la mañana me diera un respiro. Observé el día que comenzaba con una sensación de inquietud.Me dirigí a la cocina a empezar mis labores diarios.
La noche llegó lentamente, y me encontré en mi habitación, preparándome para enfrentar mis pensamientos y deseos de una manera más íntima. La luz suave de una lámpara creó una atmósfera tranquila y envolvente. Me desnudé con calma, sintiendo el tacto de mis propias manos sobre mi piel desnuda. Cada movimiento, cada caricia era una exploración de mis propios límites y deseos. Mis pensamientos volvieron a Eric y Adrián, a la manera en que se entregaban al placer y al dolor. Cerré los ojos y me imaginé en una situación similar, sintiendo el control y la intensidad que había presenciado. Las imágenes mentales se volvieron más vívidas, y el calor en mi cuerpo aumentaba con cada pensamiento, con cada fantasía que surgía en mi mente.
Recordé cómo Eric, con su mirada fría y controladora, parecía dominar a Adrián con una precisión casi artística. La forma en que Adrián aceptaba el control y se entregaba a la experiencia era fascinante. Me preguntaba cómo sería estar en su lugar, experimentando esa combinación de placer y dolor que parecía tan profundamente gratificante. La idea de someterme a una dinámica de poder y control despertaba en mí una curiosidad intensa, una necesidad de explorar lo desconocido.
A medida que me permitía explorar mis propios límites, me daba cuenta de que el deseo que sentía no era solo una curiosidad pasajera. Era una inclinación genuina hacia algo nuevo y estimulante.
El descubrimiento de mis propias respuestas me sorprendió. Me di cuenta de que la idea de explorar una dinámica donde el placer y el dolor se entrelazaban no era simplemente intrigante, sino que era algo que realmente deseaba experimentar.
En el silencio de la noche, me permití dejarme llevar por las sensaciones y los pensamientos. El calor en mi cuerpo y el ritmo de mi respiración me daban una sensación de paz y realización. Había comenzado a aceptar que estaba dispuesta a explorar este nuevo camino, a descubrir lo que significaba para mí y cómo podía integrar esas nuevas sensaciones en mi vida. La noche me había revelado algo importante sobre mí misma, y aunque era incierta sobre cómo se desarrollaría todo, me sentía segura de que estaba lista para enfrentar lo que viniera.

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