Capítulo 57 : Sorpresa en Navidad

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Aurora:

Faltaban menos de dos semanas para el viaje a Vermont, y la emoción en la casa era palpable. Pablo no dejaba de hablar sobre la nieve y todo lo que haríamos durante nuestra estadía. Adrián y Eric estaban ocupados preparando los últimos detalles, y yo trataba de mantenerme lo más serena posible. Pero había algo que me preocupaba.

Últimamente, me había estado sintiendo muy mal. Los mareos y los vómitos se habían vuelto frecuentes, y aunque intentaba disimularlo, sabía que no era algo normal. No quería preocupar a Adrián y a Eric.

La idea de que pudieran cancelar el viaje a Vermont por mi culpa me aterrorizaba.

Necesitaba respuestas, pero también quería mantener el secreto hasta estar completamente segura de lo que estaba pasando.

Una semana antes de nuestro viaje, decidí que ya era suficiente. No podía seguir ignorando los síntomas. Fui a la farmacia más cercana y compré una prueba de embarazo. Mis manos temblaban mientras esperaba los resultados, y cuando finalmente aparecieron las dos líneas, sentí una mezcla de emoción y miedo. No podía creerlo. Estaba embarazada.

Quería estar completamente segura antes de contarle a los chicos, así que al día siguiente, me hice una prueba de sangre. El resultado fue el mismo: positiva. Me senté en el baño, sosteniendo el papel en mis manos, y dejé que las lágrimas cayeran. Lágrimas de felicidad e incertidumbre . Iba a ser mamá . No podía esperar a compartir la noticia con Adrián y Eric, pero quería que fuera especial, así que decidí que se los diría el día de Navidad.

Con una sonrisa en los labios y una mano en mi vientre, comencé a planear cómo sería la gran revelación. Hasta entonces, tenía que mantenerme serena y actuar con normalidad.

El día del viaje llegó rápidamente. Adrián, Eric, Pablo y yo estábamos listos para partir en el jet privado. La emoción en el aire era contagiosa, y traté de dejar de lado mis preocupaciones para disfrutar del momento. La travesía fue tranquila y, antes de darnos cuenta, estábamos descendiendo en un paisaje cubierto de nieve.
Al llegar a la casa en Vermont, me quedé sin palabras. Era más hermosa de lo que había imaginado. Una cabaña gigante, rústica, pero elegante, rodeada de pinos cubiertos de nieve.
La chimenea ya estaba encendida, y el interior era cálido y acogedor.

—¡Miren, Aurora, nieve! —gritó Pablo, corriendo hacia la ventana con una sonrisa que iluminaba toda la habitación.

Adrián y Eric se encargaron de las maletas mientras yo exploraba la casa con Pablito. Encontramos la cocina completamente equipada, una sala de estar con un árbol de Navidad decorado y habitaciones cómodas para todos. Me sentí abrumada por la hospitalidad y el cariño que Adrián y Eric habían puesto en cada detalle.
Esa noche, después de que Pablo se durmiera, nos sentamos juntos en la sala, disfrutando de una taza de chocolate caliente en la chimenea. El calor del fuego y la compañía de Adrián y Eric me hicieron sentir una paz que no había sentido en mucho tiempo.

—¿Estás bien, Aurora? —preguntó Adrián, notando que estaba más pensativa de lo habitual.

—Sí, estoy bien —respondí, sonriendo

—Solo estoy emocionada por todo. Es un lugar hermoso, y estoy feliz de estar aquí con ustedes.—

Eric me miró con una mezcla de seriedad y curiosidad, pero Andrian no insistió. Sabía que pronto tendría que contarles la verdad, pero quería que el momento fuera perfecto.

La primera noche en Vermont fue mágica. El silencio de la nieve cayendo, la calidez de la chimenea y la sensación de estar rodeada de amor me hicieron sentir más segura y feliz que nunca. Sabía que el secreto que guardaba no podría mantenerse por mucho tiempo, pero por ahora, disfrutaba del momento.

A medida que nos acercábamos a la Navidad, la emoción crecía. Cada día, me acercaba más a compartir la noticia con Adrián y Eric. Quería ver la expresión en sus rostros cuando les dijera que íbamos a ser padres. Sabía que sería un momento inolvidable.

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