Capítulo 16 : Los Ecos del Silencio

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Adrián:

El sonido del aire acondicionado del hotel de Los Ángeles se mezclaba con el suave murmullo de la ciudad que se escuchaba a través de la ventana. Me recosté en la cama, la sensación de la suavidad de las sábanas era un pequeño consuelo en medio del ajetreo de los últimos días. La emergencia en la empresa había sido estresante, pero había terminado. Ahora estábamos aquí, en la suite de un elegante hotel, intentando encontrar un respiro en medio del caos.
Miré a Eric, que estaba en la terraza, mirando la ciudad con una expresión distante. Su actitud reservada era tan característica que me preguntaba si alguna vez lograría entender completamente lo que pasaba por su mente. Nos conocíamos bien, y sabía que a veces sus silencios eran más elocuentes que cualquier palabra.
Me acerqué a él, colocando una mano en su espalda. Eric se giró lentamente, su rostro mostrando una mezcla de cansancio y algo más. No era usual que él mostrara sus emociones tan abiertamente, y en esos momentos, la conexión que teníamos se sentía más intensa.

-¿Todo bien? - pregunté, rompiendo el silencio que nos envolvía.

Eric asintió, pero su mirada seguía siendo distante. Me acerqué más, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. Mi mente, todavía revuelta por lo que había sucedido en la piscina, no podía evitar enfocarse en la distancia entre nosotros y cómo a veces era difícil para Eric acercarse.

-No puedo dejar de pensar en ella - admití, mi voz suave pero cargada de emoción.

- Lo que pasó la noche pasada... no es algo que pueda simplemente olvidar.

Eric se volvió hacia mí, su mirada penetrante. No necesitaba decir mucho para que supiera lo que sentía. Nuestra relación era tan íntima que a veces las palabras parecían innecesarias.

-Lo sé - respondió con una voz baja y controlada.

- También pienso en ello. Hay algo en Aurora que no podemos ignorar, y la forma en que reaccionamos cuando ella estaba cerca, nos mostró que estamos involucrados de una manera más profunda de lo que esperábamos - La proximidad entre nosotros se hacía más evidente mientras nuestras respiraciones se entrelazaban.

Eric me miró con una intensidad que casi me hacía olvidar el mundo exterior. Sentí una necesidad apremiante de cerrar la distancia, de conectarnos de una manera más visceral. No era sólo la tensión acumulada por la emergencia de la empresa; era algo más profundo, algo que había comenzado a florecer desde que Aurora llegó a nuestras vidas.
Me acerqué para besar a Eric, y él respondió con una pasión que había estado guardando en su interior. Nuestros labios se encontraron en un beso ardiente, cargado de deseo reprimido. La realidad de la ciudad a nuestras espaldas desapareció mientras nos sumergíamos en un momento íntimo que sólo nosotros entendíamos.

Eric:

La suavidad de los labios de Adrián contra los míos fue un alivio en medio del estrés. Sus besos eran una mezcla de ternura y necesidad que me resultaba inconfundible. A veces, sus gestos eran el único escape que encontraba para lo que sentía, y en este momento, esa conexión se sentía más intensa que nunca.
Me alejé ligeramente para mirarlo, intentando poner en palabras lo que mi mente no podía descifrar del todo. La situación con Aurora y nuestra reacción a ella habían añadido una capa de complejidad a nuestra relación que no habíamos anticipado.

-Lo que pasó con Aurora - comencé, mi voz firme pero cargada de una emoción que no podía ignorar.

- Es más complicado de lo que pensé. No esperaba que nos afectara tanto, pero ahora no puedo dejar de pensar en ella y en cómo ha cambiado las cosas entre nosotros-.Adrián se quedó en silencio por un momento, y en su mirada vi un reflejo de la misma confusión y deseo que sentía.

La forma en que nuestras vidas se habían entrelazado con la suya había abierto una puerta a un mundo de nuevas posibilidades y complicaciones.

-Lo sé - dijo Adrián finalmente, su voz suave pero decidida.

- Me siento igual. Hay algo en ella que me atrae de una manera que no puedo explicar, y no sé cómo manejar estos sentimientos sin perder lo que ya tenemos.

Nos besamos nuevamente, esta vez con una necesidad más desesperada. La pasión entre nosotros se intensificó, como si estuviéramos tratando de encontrar respuestas a través del contacto físico. Cada caricia, cada beso, era una forma de expresar lo que no podíamos decir con palabras.
Finalmente, nos separamos, el aliento entrecortado y las miradas llenas de complicidad. Sabíamos que lo que sentíamos por Aurora era complejo y, a veces, confuso, pero también sabíamos que nuestra relación estaba lo suficientemente fuerte como para afrontar lo que viniera.

-Tenemos que enfrentar esto juntos - dije, mi voz cargada de determinación.

-Sea lo que sea que venga, lo enfrentaremos como siempre lo hemos hecho.

Adrián asintió, su mirada firme pero suave. La conexión entre nosotros era más profunda de lo que había sido antes, y aunque no sabíamos qué depararía el futuro, sabíamos que lo enfrentaríamos juntos.

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