Adrián:
Eric y yo estábamos en la mansión, preparando una cena ligera y charlando sobre los planes para el fin de semana. Sin embargo, el ambiente relajado pronto se tornó en preocupación cuando Aurora no llegó a casa y no respondió a nuestras llamadas.
—¿Dónde estará? —pregunté, revisando mi teléfono por enésima vez.
Eric, que estaba en la cocina, levantó la vista desde la encimera. Su expresión de tranquilidad se había transformado en inquietud. Caminó hacia el vestíbulo, mirando la puerta como si esperara que Aurora entrara en cualquier momento.
—No me gusta esto, Adrián. Algo no está bien —dijo, con un tono que dejaba claro su creciente preocupación.
Las horas avanzaban lentamente, y la preocupación se convertía en desesperación. Eric y yo habíamos intentado llamarla varias veces, pero sus mensajes y llamadas no obtenían respuesta. Decidimos salir y buscarla por nuestra cuenta. La ansiedad crecía a medida que pasaban los minutos.
Intentamos llamarla repetidamente, pero no hubo respuesta. La preocupación se transformó en una urgencia desesperada cuando llegamos al centro comercial y no la encontramos por ningún lado.
—Esto no puede estar pasando —dije, mi voz quebrada por la angustia.
—Adrián, cálmate. Vamos a encontrarla —
respondió Eric, aunque su tono también estaba lleno de ansiedad.Rápidamente, contactamos a la policía y les explicamos la situación. Gracias a nuestra posición y recursos, pudimos movilizar a las autoridades de manera eficiente. En cuestión de minutos, se activó un operativo para revisar las cámaras de seguridad del centro comercial.
Mientras esperábamos, la incertidumbre nos estaba matando. No podía dejar de imaginar todas las posibilidades horribles de lo que podría haberle pasado a Aurora. El tiempo parecía avanzar con una lentitud exasperante.
Cada segundo que pasaba sin noticias de Aurora era una tortura. Las autoridades nos informaron que estaban revisando las grabaciones y que tendrían noticias pronto.
Finalmente, uno de los oficiales nos llamó. Habían encontrado algo en las cámaras. Nos dirigimos de inmediato a la sala de control de seguridad, donde nos mostraron las imágenes. En la pantalla, vimos a Aurora caminando por el centro comercial, luego deteniéndose, claramente mareada. Poco después, una figura la cubrió con una mano y la arrastró fuera de la vista de las cámaras.
—Eso es todo lo que tenemos hasta ahora —dijo el oficial
—Estamos revisando las cámaras exteriores para ver si podemos identificar al perpetrador y el vehículo en el que se la llevaron.—
—Hagan lo que sea necesario —dije, mi voz tensa—.
—Utilicen todos los recursos disponibles. Necesitamos encontrarla.—
Aurora:
Desperté en un lugar oscuro y frío. Mi cabeza latía con dolor, y el olor a humedad y moho invadía mis sentidos. Intenté moverme, pero mis manos estaban atadas detrás de mi espalda, y el colchón bajo mí era viejo y sucio. Tenía que proteger a nuestros bebés.
Respiré profundamente, tratando de mantener la calma. De repente, escuché el chirrido de una puerta abriéndose. La luz de un pasillo iluminó tenuemente la habitación, revelando dos figuras. Uno de ellos se acercó y se inclinó hacia mí.
—Por fin despiertas, Aurora —dijo con una voz que me hizo estremecer.
Intenté hablar, pero mi garganta estaba seca y solo un gemido débil salió de mis labios. La figura se rió suavemente.
—No intentes resistirte. Aquí no hay nadie que te ayude.
El miedo me paralizó, pero sabía que tenía que mantenerme fuerte. Por mis bebés. Por Eric y Adrián. Tenía que encontrar una manera de salir de esta situación.
ESTÁS LEYENDO
Trilogía del Deseo
RomantikEn la ciudad de New York, Adrián y Eric, una pareja esposos exitosos , buscan a alguien para unirse a su extenso equipo de personal doméstico en su elegante hogar. Aurora, una joven en necesidad urgente de empleo, es recomendada por un amigo y acept...