Capítulo 29 : El Amanecer

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Aurora:

Desperté envuelta en un calor reconfortante. La suave luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas, iluminando suavemente la habitación. Sentía el peso de un brazo fuerte sobre mi cintura y el calor de un cuerpo junto al mío. Abrí los ojos lentamente y me encontré mirando el rostro tranquilo de Adrián. Sus pestañas descansaban pacíficamente sobre sus mejillas, y su respiración era lenta y rítmica.
Giré la cabeza y vi a Eric al otro lado de la cama, sus ojos también cerrados. La sensación de estar entre ellos dos, después de la noche intensa que habíamos compartido, era surrealista y reconfortante al mismo tiempo. Me moví ligeramente, y Adrián abrió los ojos, sonriéndome suavemente.

—Buenos días, preciosa —dijo con una voz ronca por el sueño, su mano acariciando mi mejilla con ternura.

—Buenos días —respondí, sintiendo una calidez en mi pecho que era más que física.

Eric también comenzó a moverse, despertando lentamente. Abrió los ojos y nos miró a ambos, su mirada era fría y evaluadora.

—Buenos días—comentó con su tono habitual, autoritario y distante.

Nos quedamos en silencio por un momento, simplemente disfrutando de la presencia y el calor de los demás. Fue Adrián quien rompió el silencio, su voz llena de satisfacción.

—Anoche fue... increíble —me miró a los ojos, y su mano se deslizó por mi espalda en un gesto suave y cariñoso.

—Sí, lo fue —respondí, sintiendo una oleada de recuerdos de la noche anterior. Cada momento, cada toque, había sido una experiencia nueva y excitante para mí.

Eric se incorporó ligeramente, apoyándose en un codo.

—¿Cómo te sientes, Aurora? —preguntó, su mirada intensa y fría.

Tomé un momento para considerar su pregunta. Mi cuerpo estaba cansado pero satisfecho, y mi mente estaba llena de nuevas sensaciones y emociones.

—Me siento... bien. Muy bien, de hecho.—Les sonreí a ambos, sintiéndome más segura y confiada.

Adrián se acercó más, plantando un suave beso en mi frente.

—Nos alegra escucharlo. Queremos que sepas que siempre estaremos aquí para ti, para explorar y disfrutar juntos.—

Su voz era un susurro íntimo, y sus palabras me llenaron de calidez.

—Fue una experiencia increíble —dije, mirando a Eric y Adrián.

—Nunca había sentido algo así antes.—
Eric simplemente asintió, su expresión permaneciendo seria.

—Nos aseguraremos de que sigas disfrutando —dijo, su tono era más una declaración que una promesa.

Eventualmente, Adrián se levantó y se estiró, haciendo tensar sus musculos bajo su piel.

—Creo que es hora de comenzar el día. Tenemos que volver a nuestras rutinas, pero esta noche siempre quedará en nuestra memoria.—

Eric asintió, sentándose en el borde de la cama.

—Sí, tenemos mucho que hacer hoy. —Su mirada se dirigió a mí, evaluándome con frialdad.

—No olvides, Aurora, que esto es solo el comienzo.—

Me levanté con ellos, sintiendo el frío del suelo bajo mis pies. Me estiré, intentando despejar la somnolencia de mi cuerpo.

—Entonces, ¿qué planes tienen para hoy? —pregunté, tratando de mantener una conversación casual mientras nos preparábamos para el día.

Adrián se dirigió al baño, su voz resonando desde la puerta.

—Tengo una reunión esta mañana, pero debería estar libre para almorzar. ¿Te gustaría acompañarme, Aurora?—

—Me encantaría —respondí, sintiéndome emocionada por pasar más tiempo con él.

Eric se acercó a mí y plantó un beso rápido en mis labios antes de dirigirse hacia su armario.

—Yo también tengo un día ocupado, pero podemos vernos más tarde —dijo, su tono frío y directo, como siempre.

Mientras nos vestíamos, la atmósfera se llenó de una normalidad reconfortante, como si ya nos hubiéramos acostumbrado a la presencia del otro en nuestras vidas diarias. Salimos de la habitación y nos dirigimos hacia nuestras respectivas rutinas, pero la conexión y el vínculo que habíamos fortalecido la noche anterior permanecieron, una promesa de más momentos compartidos y exploraciones futuras.
Mientras caminaba por el pasillo hacia mi propia habitación, sentí una mezcla de satisfacción y anticipación. La noche en el sótano había sido una experiencia transformadora, y ahora estaba ansiosa por ver qué más nos deparaba el futuro. Me detuve por un momento frente a la puerta de mi habitación, respirando profundamente y sonriendo ante las nuevas aventuras con Adrián y Eric

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