Terminaba de vestirme con mi traje de carrera. El diseño era elegante y sofisticado, el traje en su mayoría era negro, tenía hombreras plateadas y una franja lateral del mismo color que iba desde las axilas hasta el final de las piernas con una línea delgada rojo claro en el centro de la franja. El logo de Audi estaba ubicado a la izquierda al nivel del corazón, debajo de este y al lado derecho se ubicaban logos de los diferentes sponsors.
Habían pasado tres semanas desde que tuvimos la reunión en Alemania para ultimar detalles. Ya estábamos trabajando en Nápoles y hoy llegarían mis pertenencias desde Maranello.
Hace una semana nos llevaron a conocer la villa en la que viviríamos Emily y yo. Ella como la caprichosa que era, fue la primera en escoger cuál de las dos casas tomaría, ni siquiera me preguntó si yo estaba de acuerdo, no me sorprendió. Pero no le daría importancia, ambas casas eran iguales, de estilo italiano moderno, tenían tres pisos, cada uno con terrazas y balcones que daban vista al mar.
Frente a ambas casas había una gran zona verde complementada con arbustos florales a los alrededores, al fondo se encontraba una gran piscina infinita, parecía que se unía al mar, pero solo como ilusión óptica ya que estábamos quizás a quince metros sobre el mar, esta villa daba con un acantilado.
Al interior de la casa había un pequeño vestíbulo, pasando este, del lado izquierdo se encontraban las escaleras de madera flotante, a la derecha una gran sala de estar con vistas al frente de la casa, al fondo estaba la cocina, era de aspecto elegante con una isla en la mitad y una barra que la separaba del comedor. La zona del comedor tenía grandes puertas corredizas de vidrio que daban a una zona verde trasera que también conectaba a ambas casas, en medio había un pequeño kiosko redondo que parecía engullido por plantas y flores enredadas en sus columnas y barandales.
La diferencia entre las casas era que una estaba cerca al estacionamiento y la otra no, por supuesto ella eligió la que estaba cerca. Un punto a mi favor es que no tendría que verla cada vez que ella entrara o saliera de la villa. Yo por otra parte debía pasar frente a su casa para llegar a mi auto.
Mientras mis cosas llegaban estaba alojado en un hotel, pero hoy por fin me mudaría oficialmente. El hotel era cómodo, pero prefería sentirme en casa, tener mi propio gimnasio, cocinar mi propia comida, tener un espacio grande y solo para mi o al menos no lleno de extraños, necesitaba mi privacidad.
No tenía idea si Emily ya estaba viviendo en la villa, no la había visto mucho estos días.
En la fábrica trabajábamos por separado, en las reuniones de equipo cada uno aportaba lo que le concernía, no habíamos vuelto a estar solos y lo agradecía.
Pero hoy se terminaba mi suerte, tendríamos la prueba de manejo del auto, sería la primera vez practicando en pista, ambos estaríamos presentes y tendríamos que interactuar mucho, ya que solo ella y yo sabríamos el comportamiento del auto en pista.
Cuando estuve listo salí al box, allí estaban los ingenieros preparados para iniciar la jornada. Saludé a cada uno y me uní a ellos para ver el monoplaza.
El auto se veía increíble, con un diseño espectacular. Los alerones eran de un rojo vivo, el cuerpo del auto era negro con franjas grises y plateadas, todo un diseño exquisito, me moría de ganas de conducirlo. Estaba comentándolo con el equipo cuando el demonio apareció por la puerta.
Emily se veía indiscutiblemente poderosa, atlética, profesional y demasiado atractiva para mi gusto. En definitiva, estaba en problemas, ella no podía parecerme atractiva.
Su cabello recogido en una cola de caballo, el traje resaltaba el color de sus hermosos ojos y la piel dorada de su rostro, sus labios carnosos se veían un poco rojos e irresistibles, sus dientes eran perfectos, tenía la sonrisa más hermosa que había visto en toda mi vida. Eso hasta que me vio y dejó de sonreír.
— Carlos — su saludo apático habitual para mí.
— Emilia — por supuesto yo no sería diferente.
Pasó junto a mí mientras ponía los ojos en blanco, pude oler su exquisito aroma a arándanos, lo que me faltaba, ¿Por qué no podía oler a calcetín sucio? Comenzó a saludar a los demás mientras sonreía y hablaba. ¿Por qué les sonreía a ellos? Nadie estaba diciendo nada gracioso, a nadie le interesaba su cordialidad, aquí se venía a trabajar no a chismear y sonreír.
— Emily serás la primera en salir a la pista – comunicó Frank su ingeniero de carrera – prueba el auto y dinos que te parece, si todo se siente como debe estar.
— ¡Por supuesto! — Contestó con emoción.
Los ingenieros ingresaron al fondo del box, donde estaban los monitores mientras Emily y yo nos quedamos junto al auto.
— ¿Crees que puedas alcanzar los pedales? — Hablé con sarcasmo.
— Es un hecho que lo que tienes de altura lo tienes de estúpido. — contestó poniéndose frente a mí.
— Hazme un favor, no choques el auto.
— Hazme un favor, no estorbes. — Se giró con fuerza y me dio un latigazo con su cabello.
Se puso el casco y un solo guante mientras hacía algo en su celular con la mano libre.
— Cuidado con los muros – volví a molestarla.
Ella me miró y pulsó algo en su celular. Lo dejó en una repisa y se puso el guante. Comenzó a sonar I love it de Icona Pop en el box, mientras ella me daba la espalda y levantaba sus brazos mostrándome ambos dedos medios, haciendo un bailecito antes de subirse al auto.
Mujer descarada.
Cuando ella salió para hacer sus vueltas de prueba fui a los monitores donde estaba Dominic, usé los audífonos que conectaban a la radio de Emily para saber sus comentarios sobre el coche.
— Hay un poco de subviraje cuando voy hacia la izquierda — comentó por la radio.
— Entendido — respondió Frank.
Dominic estaba atento, pero no hablaba.
— Es buena — dije a Dominic. Si bien Emily y yo teníamos diferencias no podía ignorar o subestimar su talento para conducir.
— Mmm ya veremos — respondió cortante.
Frank le pidió a Emily que acelerara a fondo en la recta para probar el acelerador y los frenos. Cuando frenó hizo un trompo, pero pudo continuar.
— ¿Todo bien? — Pregunto Frank.
— Si, fue por lo que te comenté. Los frenos se sienten en extremo duros.
— Entendido.
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DESENFRENADOS
RomanceCarlos Después de estar en Ferrari me enfrentaba a un nuevo panorama y un nuevo equipo, iba mentalizado y comprometido con esta aventura, estaba preparado para asumir los cambios en mi futuro, pero no estaba en absoluto preparado para el riesgo inm...