CARLOS - Capítulo 113

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Mis manos comenzaban a sudar, las pasé sobre mi saco quitando arrugas inexistentes y acomodando lo que ya estaba en perfecto estado.

Mis zapatos estaban impecables, al igual que mi traje Armani color negro, mi cabello perfectamente peinado, nada fuera de lugar. El clip de mariposa brillante de nuevo hacía parte del botonier, en esta ocasión eran flores diminutas blancas, con algunas ramitas verdes.

— Estoy muy orgulloso de ti.

La voz de mi padre llegó desde atrás. Me volteé y me dio un gran abrazo.

— Te ves un poco nervioso — se separó de mi abrazo y me vio a la cara — anda relájate un poco, no es como si no fuera a darte el sí en el altar.

Sonreí. Mi padre tenía razón. Estaba a minutos de pararme en el altar en la gran catedral de Mallorca, frente a todos nuestros familiares y amigos. Habían alrededor de cien personas y eso porque invitamos a los más allegados de nuestro equipo de trabajo.

Aunque mi hermosa Emilia ya fuera mi esposa siempre me sentiría emocionado por revivir el momento.

— Creo que nunca voy a superar verla caminar hacia el altar papá, aunque nos falten muchas bodas por delante.

— ¿De verdad vas a casarte con Emily en cada país al que vayan? — sonrió.

— Por supuesto, será mi esposa en cada lugar del mundo.

— ¿Sabes que ya es tu esposa legalmente en todo el mundo verdad? Es suficiente con solo una vez, incluso esta boda es una formalidad solo para los invitados.

— Lo sé, pero nada es suficiente con Emilia — tomé un suspiro — jamás me cansaré de verla caminar hacia mí, de oírla decir "sí" cada vez, de saber que está reafirmando su amor por mí aunque eso lo veo en sus ojos cada mañana al despertar. Es mi mundo entero papá, ya no hay nada que sea más importante para mí que ella.

Mi padre apretó mis brazos.

— Te amo Carlos, estoy tan orgulloso de que hayas encontrado al amor de tu vida — sus ojos se cristalizaron y su voz se entrecortó — estoy muy feliz por ti, este año ha sido un giro de acontecimientos bastante grandes en tu vida y lo has llevado de la mejor manera.

— Yo también te amo papá, gracias por estar siempre para mí.

Mi padre tenía razón, este año había entrado a un nuevo equipo, a pesar de la incertidumbre todo salió genial. La temporada había terminado hace una semana, quedamos en segundo lugar en el campeonato de constructores. En el campeonato de pilotos quedé en tercer lugar, Emily en quinto, había hecho un debut excelente, la nominaron para el premio por mejor rookie de la temporada.

Los dos pasamos por muchas cosas, pero logramos sobreponernos juntos a cada una de las batallas. Vencimos miedos y a aquellos que nos querían dañar, la vida no terminaba aquí pero ahora tenía un pilar más fuerte para seguir batallando y disfrutando de ella, mi maravillosa esposa, mi hermosa Emilia, la persona más brillante y resplandeciente en el universo para mí.

Mi padre me acompañó hasta el altar, cuando me situé allí miré hacia la multitud, mis compañeros de la parrilla me sonreían, hacían bromas entre ellos y dejaban ver algunos guiños aquí y allá. Mis hermanas y mis padres estaban en primera fila, tenían sonrisas de oreja a oreja, una que otra lagrima se les escapaba.

Miré alrededor, la iglesia era hermosa, el extremo de las bancas que daba al pasillo central estaba decorado con las pequeñas flores blancas, también tenían mariposas artificiales brillantes blancas y azul claro. Los vitrales daban el reflejo del atardecer, llevando luces multicolor en algunas zonas, era increíblemente hermoso aquí dentro.

La orquesta comenzó a tocar, el coro se unió a ella, era una versión instrumental hermosa y teatral de Young and beautiful de Lana del Rey, la melodía hizo que el tiempo se sintiera mágico creando eco en la catedral.

Emily apareció por la puerta y mi mundo se detuvo, se veía magnifica, no había palabras para describir a mi hermosa esposa.

Su vestido era como el de una reina, completamente cubierto de diamantes que parecían pertenecer a su piel, su gran falda acampanada también tenía diseños intrincados con cristales y algunas mariposas.

Emily avanzaba aferrada del brazo de Lorenzo, podía ver la felicidad emanando de su rostro. Mi corazón se sintió apretujado y de mis ojos comenzaron a escapar lágrimas de felicidad.

Cada paso de Emily hacia mí hacía que mi corazón latiera más rápido, imaginé todo lo que nos faltaba por compartir, frente a mis ojos pasó toda la vida que quería tener con ella.

Bajé un escalón del altar para alcanzarla. Lorenzo besó la mejilla de Emily y luego me dio un apretón en el hombro y fue hacia su lugar en la banca.

Mi mirada se quedó clavada en aquellos hermosos ojos verdes que significaban la vida para mí mientras tomaba una de sus manos con delicadeza. Mi Emilia también se perdió en mis ojos, su respiración parecía superficial por la emoción contenida, sus carnosos labios apretados para intentar contener el llanto, el hermoso cabello castaño y ondulado que emanaba mi aroma favorito estaba semirecogido con el clip de mariposa. Era simplemente perfecta.

Con un suave apretón a su mano subimos juntos al altar sin desviar mi mirada de su hermoso rostro. Cuando la ceremonia avanzó mi sobrino Lucas se acercó con los anillos y comenzamos con los votos.

— Mi Emilia, te acompañaré en cada paso del camino, tus ojos son el reflejo de mi alma, tu voz es mi melodía preferida, sabes que soy completamente tuyo, te amaré hasta el último día en que mi corazón deje de latir y aun así más allá de eso Emilia, porque no hay una versión en la que yo no te ame.

Sellé mi promesa deslizando el anillo en su dedo.

— Carlos, cuando te veo me siento en mi hogar, nunca he sido más feliz que ahora, soy afortunada de haber encontrado al amor de mi vida, eres mi camino, mi victoria más preciada, mi prioridad ante todo y todos, eres el dueño de mi corazón y de mi alma y yo jamás dejaré de amarte porque tampoco hay una versión en la que no lo haga.

Ella deslizó el anillo en mi dedo y sin esperar a que el sacerdote lo aprobara la tomé en mis brazos y la besé con amor desenfrenado, el mundo desapareció alrededor de nosotros, solo éramos ella y yo como siempre que saboreaba su boca, nada más importaba, solo ella y yo.

DESENFRENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora