Cama.

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Estoy acostumbrada a que mi cama esté vacía, y tú nunca has estado en ella. Aun así, la idea de tu ausencia a mi lado crea un vacío doloroso que, no voy a mentir, desearía que quisieras llenar.

A veces las noches son muy frías, a pesar de eso a menudo me encuentro incapaz de dormir por el calor irónico que me provoca pensar en ti y todo lo que ahora es imposible.

Tú y yo no somos precisamente una pareja perfecta, ni siquiera una pareja, pero me causa mucho ruido en la cabeza recordar como besas y lo bonito que es ver tu sonrisa tan cerca de mi rostro.

Me gusta pensar en que, en esta vida, estábamos irremediablemente destinados a estar cerca, no juntos, pero cerca. Conocernos espero que haya sido algo que tenía pendiente en mi vida y no un simple accidente del universo, ni mi efecto mariposa.

Pensar en ti se ha vuelto un problema, supongo que es mi culpa, después de todo quien es incapaz de olvidar y superar lo que no fuimos soy yo, estoy segura de que, si alguien te preguntara, dirías que simplemente sucedió y que no es gran cosa. Yo constantemente me torturo con nuestros recuerdos en común, o al menos creo que son en común, sería gracioso que solo yo recuerde todas esas cosas.

Gracioso y, para que mentir, patético.

Usualmente no soy alguien muy abierta a vivir experiencias, pero supongo que algo en mi mente me decía que tú y yo no duraríamos, y que debería de aprovechar el tiempo que pudiéramos compartir porque, algún día llegaríamos a donde estamos ahora mismo. Yo, escribiéndote cartas sentimentales que jamás leerás, y tú, lejos y sin saber la verdad detrás de mi actuar.

En cierto modo me alegra que no seas tú quien se tortura pensando en lo que pudimos ser, porque se cómo manejar la decepción, sentirme usada es algo con lo que aprendí a vivir hace mucho, pero ¿Tu? No, jamás estaría en mis intenciones el hacerte sentir utilizado, digo, después de todo, te tengo cariño.

Y suena tonto pero, te tengo un cariño especial, el tipo de cariño que sé que me obligaría a volver a ti, sin poner pretextos, solo si tú me lo pidieras. Es el tipo de amor que, no me mantiene rogándote, pero me mantiene constantemente pensando en ti y lo mucho que deseo que estés bien.

Supongo que, si estábamos destinados a ser lo que somos ahora, también estaba escrito que yo me sintiera sola sin tu compañía, o que estuviera pensando en ti durante todo el día y a veces me doliera e incomodara recordar hasta donde fui capaz de llegar contigo.

Al final no tengo ningún arrepentimiento... bueno, tal vez un par pero, eso no me causa conflicto, no al menos hasta que da la media noche y me encuentro sola con mis pensamientos. Aun así, me agrada haberte conocido, fuiste la pequeña lucecita que, al final, iluminó partes importantes que mi vida necesitaba para seguir con su camino.

Atte. Alguien que te extraña.

PD: Ojala que nunca, nadie, me llame como lo hacías tu, así no vuelvo a caer en el abismo que es recordarte con cariño.

Cartas Que Nunca Entregué.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora