Hoy pasé por aquel lugar en el que comprabas el desayuno antes de ir a mi casa y que pudiéramos estar juntos, era tu pretexto favorito. Pero ese lugar, al verlo, ya no me dolió, tampoco me hizo sentir mal, sonreí, porque al final fue algo bonito en aquellos tiempos cuando tú significabas algo para mí.
Ya no estoy segura de que hayas sido alguien a quien amé, creo ya no siento nada por ti, tampoco te odio, supongo, pero definitivamente no quiero volver a verte.
Lo nuestro fue complicado, yo me rompí y terminé usandote como ancla para no hundirme, tal vez debería disculparme por eso. Aunque mi ego diga que el que debe perdón eres tú.
Hay experiencias que siempre serán nuestras, no estoy segura, pero me puedo imaginar que hay cosas que siempre te harán acordarte de mí, para bien o para mal, y al final, ambos significamos cosas distintas el uno para el otro.
Me gusta creer que aprendimos, los dos, y no cometeremos los mismos errores. Yo ahora se lo que jamás quiero volver a sentir, y a qué tipo de persona evitar.
Hay cosas que hice mal, como creer que el amor que creí que teníamos iba a sacarme de un abismo en el que no sabía que estaba, me equivoque, a veces tu solo me hundias más.
Dolió que te fueras pero la herida cerró, y rápido. No sabes cuánta nicotina hizo falta para eso, tampoco cuanto alcohol hubo, ni las camas que conocí después de ti, pero sané.
Después de alejarnos tomé muchas malas decisiones y cometí errores, no me arrepiento de todo pero, tal vez si no hubieran sucedido yo no estaría ahora escribiendo esto.
Ahora me gusta vivir, llevo meses libre de las garras de la ansiedad y hace mucho que no estoy ni siquiera enojada. Sin ti ya no lloro cada noche o cada mañana, para ser específicos, como hacía cada que discutíamos.
Espero que te vaya bien, es parte de mi camino en la sanación desearte el bien, aunque una parte de mi desea que te estés retorciendo como alguna vez lo hice por ti. Claro, no puedo negarlo, es mi ego herido.
En fin, dedicarte mis palabras me pesa, pero sé que esto es más para mi que para ti, una carta más al repertorio de todas esas que jamás envié. Unas por temor y otras porque son demasiado hirientes y solo me darían satisfacción a mi.
De cualquier manera, suerte en todo, ojalá encuentres quien eras porque, aunque para mí eras alguien, tu no sabías ni siquiera que caminos podías tomar, estabas perdido y, sin querer, me perdí a tu lado. Es el error de quienes amamos sin control, o de los tontos, no lo sé con exactitud.
Gracias y, no es mi obligación perdonarte, pero si un día lo necesitas, y me ego ya no está herido, aceptaré tus disculpas sin pedir que te humilles.
Atte. La que sanó y te olvidó.
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Cartas Que Nunca Entregué.
Short StorySiempre que siento demasiado o amo a alguien con demasiada fuerza, cuando algo duele de más, o me hace feliz para variar, siempre le escribo una carta.