Pesadilla.

22 3 0
                                    

Lo veo ahí, frente a mi, cada que cierro los ojos puedo ver a ese demonio ahí, atormentándome.

Últimamente el insomnio es peor, no quiero ni siquiera dormir porque sé que lo único que veré serán demonios, tengo pesadillas cada noche, no sé cómo lidiar con eso.

Cada mañana tengo esa sensación de vacío en el pecho, las ganas de querer llorar son inmensas, en esta situación, sería la clase de persona que paga por un abrazo.

Ya no puedo soñar, cada vez que lo hago mis pesadillas son peores, veo a todas esas personas atormentándome, haciéndome saber que no soy nada, que no lo valgo, que mis esfuerzos son inútiles y que soy débil, tan débil que no puedo ni siquiera con una pesadilla. Lo peor es que eso ya lo se, solo lo ignoro para poder sonreír cada día, al menos unos minutos.

Cuando intento quedarme despierta toda la noche, lo logro, consigo dormir solo un par de horas y la pesadilla dura menos, consigo que duela menos pero las lágrimas en la mañana son lo mismo, lloro de impotencia, porque sé que ni si quiera en una pesadilla soy valiente para defenderme, soy cobarde. Y lloro porque soportar cada noche, cada mal sueño, cada humillación que ahí paso, no es fácil, ni tampoco es lindo, duele y lástima, porque ya no despierto con felicidad.

El pecho me duele, tal vez sea mi corazón diciendo que ya no puede, mi cuerpo se siente débil, ahora mismo ni un beso lo calma, mi cabeza da vueltas, punzante, intentando matarme de la desesperación pues tampoco puedo hacer más que esperar a que el dolor se calme sin dormirme. No puedo ver mi cama sin pensar en que, unos minutos durmiendo, bastan para que quiera no volver a hacerlo.

Y logro verlo, el demonio que cambia de forma en cada pesadilla, ese que me recuerda lo que soy, un estorbo. Quien me grita a la cara lo que no soy capaz de hacer, porque no puedo enfrentarlo ni siquiera cuando se que no es real.

Y despierto tan temprano, con una presión terrible en el pecho, con la angustia y la impotencia de no haber hecho nada ni siquiera en una fantasía, dándome cuenta de que tal vez ese demonio tiene razón, no soy una persona que valga la pena, soy cobarde e inútil. Pero eso no me lo digo a diario, solo cuando puedo soportarlo.

Por eso el insomnio es mi amigo, pasamos las noches solos los dos, hará que le tome aprecio si seguimos así todo el mes, no me molesta, mientras las pesadillas terminen.

Cartas Que Nunca Entregué.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora