Principio y fin.

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De pronto ves todo, notas las cosas que estaban ahí, frente a tus ojos, las cosas que decidiste ignorar porque, claro, sus palabras era hermosas.

Notas como mentía con esa gran facilidad, cómo te endulzaba el alma de tan natural forma, como te sonreía diciendo que te amaba, Como te tocaba, haciéndote sentir la única en su vida, diciéndote que eras la primera.

Cuando te abren los ojos, cuando notas su frialdad, su otra cara, la forma tan magnífica en la que te mentía, la manera en la que te manipulaba haciéndote creer que tú eras la inteligente. Cuando te das cuenta de la mentira en la que vivías tan feliz y amargamente, entiendes todo.

Y luego, te das libertad, te das cuenta de lo que pasa y esperas el momento indicado para retomarte a ti misma, entonces conoces a alguien, esa persona que en una noche te hizo sonreír lo más que podías, quien en un par de horas te enamoró de una manera tan extraña, que parece falsa, porque lo es.

Descubres a alguien real, que si existe, que puede amarte y no mentirte, que puede hacerte feliz, que no te daña. Y te das cuenta que un par de canciones bastan para amar a alguien y creer que lo conoces de toda la vida. Pero toca esperar, a qué esa nueva y mala hierba salga de tu vida, a que la cortes de raíz.

Y los ves, tan distintos, tan ellos, tan falso un lado y tan hermoso el otro, las flores marchitandose al llegar a sus mentiras, y te das cuenta que, tal vez, las nuevas palabras sean igual de lindas, qué tal vez también acabe, pero sabes que hay algo distinto, que hay algo que claramente es mejor, y eso elijes con el riesgo inminente de estarte equivocando.

Elijes cambiar las mentiras por bailes, las palabras bonitas, por bromas divertidas, los días nublados, por noches emocionantes, las noches en las que llorabas, por días en los que amaneces cantando. Entonces notan tu indiferencia, y se hace difícil fingir que aún le amas, que aún le necesitas, porque le reemplazaste.

Al deshacerte de ese peso, te das cuenta que debiste hacerlo antes, que estás más feliz, pero que se siente raro, hay algo, en esa extrema felicidad que experimentas ahora, que te dice que se acabará. Pero lo disfrutas, y te mantienes, piensas positivo y ves todo mejor.

Lo recuerdas, lo piensas, lo sueñas, y aunque no lo tienes claro, sabes que hay algo real ahí, que hay algo que jamás sentiste antes y anhelas tener siempre. Cada sonido te dice que vas bien, y que lo vivas con prisa. Porque al final, lo que rápido llega, jamás dura.

Cartas Que Nunca Entregué.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora