Retroceso.

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Una vez dije que solo deseaba que corrieras hacia mi diciendo que te habías equivocado, que me necesitabas, que estabas confundido pero ya no más, dije que daría lo que fuera por qué volvieras.

Mentí.

Jamás en toda mi vida he tenido algo tan claro. Se que soy débil ante ti, eso nunca voy a negarlo, pero no quiero que vuelvas, ya no.

Ya no quiero que digas todas esas cosas cursis y estúpidas, no quiero volver a verte. Y suena drástico, lo sé, en parte no lo creo. Pero imaginarte de regreso, con esa expresión tonta de arrepentimiento en el rostro, diciendo que volvamos a intentarlo, ahora mismo me da escalofríos, y me hace mucha gracia.

Si, fuiste mi debilidad, pero ya no más, y eso tal vez deba agradecerlo, sin ti siendo lo que fuiste, sin ti habiendome decepcionado como lo hiciste, no hubiera crecido y madurado como lo hice. O me amargué, pero ¿cuál es la diferencia, de todas formas?

Las cosas cambiaron, me hiciste ver la vida distinto, y como han hecho otras personas, ahora se lo que debo hacer en el futuro.

Viendo lo que fuimos y leyendo aquellas cartas que nunca te di, pensé, ¿De verdad era amor? Y supe que no, jamás lo fue, después de todo, tu y yo jamás encajamos. Tu, tan tonto creyendo que la vida es gris, con matices entre el blanco y negro; y yo, sabiendo que la vida en realidad es todo colores.

Me amargaste, pero tengo solución, tu no. Tu estás completamente arruinado, nada de ti va a cambiar ya, eso debería entristecerme, pero me da más motivos para superarte, al final, tu te estancaras y yo seguiré adelante, cambiando, creciendo, mejorando y aprendiendo, como hacemos todos los que tenemos futuro.

Estás solo, y eso antes me hubiera hecho empatizar contigo, tratar de entenderte y estar ahí, tontamente. Ahora entiendo el por qué de tu soledad, y no juzgo a la gente que se apartó de ti. Yo también lo hice.

Así que, ahora, cuando te hablen de flores, de azúcar, de música y cosas felices, se que recordarás lo que tuvimos. Cuando me hablen de errores, me acordaré de ti.

Jamás, nunca, ni en un millón de años, quiero parecerme a ti, y haber tomado la decisión de no caer en tus trampas de nuevo, fue lo mejor que pude haber hecho en toda mi vida.

Cartas Que Nunca Entregué.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora