Cierro el libro con un suspiro, lo dejo al lado de mí sobre la cama, recostada sobre el colchón, cubierta con una sábana roja y con la cabeza sobre una almohada blanca.
Hacía tanto que no estaba así, con un libro tan bueno a punto de terminar, con la cabeza llena de pensamientos y el corazón con miles de sentimientos, la sensación de querer apresurar todo en la trama del libro me hace querer saltar algunas páginas, también me hace sentir preocupada, por eso trato de calmarme y pensar en otra cosa.
Mis auriculares con la música alta, reproduciendo una canción que después no recordaré por la falta de atención a ella, la boca seca y esa sensación de que mis ojos son demasiado pequeños, todo me hace querer volver a la lectura, pero ya no puedo.
Mi realidad y el fantástico mundo que crea ese libro me hacen pensar demasiado, quiero ser la protagonista y cambiar todo a como yo lo hubiera hecho, a veces me descubro cambiando cosas de la narración para adaptarlas a mi, pero me doy cuenta de que hacerlo arruina el trabajo del autor, no debo hacerlo, pero lo hago.
Mis ojos están fijos en el techo, con la mente divagante se qué hay algo que me pasa, pero no sé con exactitud el que, necesito pensar más, pero no sé en qué, me descubrí de nuevo queriendo cambiar la obra a mi pensar, me detengo.
Suspiró y por último cierro los ojos, se que debo parar, pero también sé que la sensación de que hay algo mal no se irá hasta que termine el libro, pero en lugar de reanudar la lectura solo cambio el libro de lugar y lo pongo más lejos de mi, en el mueble al lado de mi cama.
Bostezo, el sueño quiere apoderarse de mi pero no lo dejo, no quiero dormir, aunque debería, así dejaría de pensar, pero no lo haré, no quiero,no tengo ganas, quiero seguir pensando aunque no deba, lo cual hace incongruente mi pensar.
Me duelen los pulgares por los pequeños cortes a los lados de las uñas, pequeños cortes que nunca sangran pero que duelen como si lo hicieran, como si hubieran sangrado todo el día y en la noche lo notase.
Recuerdo las líneas de ciertas páginas, en las que la protagonista suelta un poco su existencia y comienza a ser libre, las partes en las que grita por la ventanilla del coche o en las que se ríe junto al chico con el que sale, quiero ser ella.
Me dan ganas de hacer lo mismo, salir corriendo de mi habitación y ser libre, gritar al aire que soy feliz y que me alegro de ser yo, pero no lo hago, por qué no estoy en un libro, por qué mi vida es real, tiene consecuencias, y porque tengo miedo, miedo a que nada valga la pena, por eso no me levanto de la cama, no me muevo y tampoco quiero hacerlo, no quiero equivocarme.
Entonces escuchó atentamente la canción que reproducen mis auriculares, quiero hacerlo, pero no lo hago, es una de esas cosas que deseas hacer aunque fuera una sola vez, aunque no valiera la pena, pero son las mismas cosas que no haces por vergüenza o por miedo, yo no lo hago por ambas.
Ese es mi problema, soy una cobarde insegura. Entonces me doy cuenta de que estoy enfadada conmigo misma, por qué no tengo el valor que necesito, que debería tener, tampoco la seguridad que aparento y que me hace falta, esa chica que quiero ser no se parece en nada a mi, pero igualmente quiero ser ella, la envidio, porque con un poco de suerte y valor consiguió una cita o incluso un novio, alguien que esté a su lado, yo nunca haría algo así, no lo conseguiría incluso con toda la suerte del mundo, me falta valor. Estoy resignada a no ser como nadie, se que siempre seré yo.
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Super random todo, además, es real.
Lo publique por error cuando aún estaba corrigiendo, que tonta, pero igual eso se soluciona ja,ja.
Bien, un relato más. Debo decirlo, esta obra es mi favorita, tienen mi corazón aquí.
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Cartas Que Nunca Entregué.
Short StorySiempre que siento demasiado o amo a alguien con demasiada fuerza, cuando algo duele de más, o me hace feliz para variar, siempre le escribo una carta.