Estaba ahí, atada, a ese sentimiento que te hace querer arrancarte el corazón porque sientes una presión horrible en el pecho.
Era despertar cada mañana con los ojos rojos, ojeras debajo y lágrimas en ellos, todo por esas pesadillas. Escenas en las que era la víctima.
Podía verme, ahí, frente a otra persona, alguien que me recordaba lo miserable que era, alguien que te miraba con desprecio, te decía lo que no podías hacer y te trataba como basura. Ese sentimiento de frustración que provocaba el saber que no podía hacer nada, que incluso en mis sueños era cobarde, era lo que más dolía.
Me hacía llorar más la posibilidad que el hecho de fallarme a mi misma, tal vez porque sé que lo hice, que lo haré, o solo porque me juzgo tan duro, que no me permito equivocarme.
Ahora todas las mañanas despierto con angustia, pensando en como me irá hoy, cómo podré salir de este hueco oscuro, después de haber pasado días enteros, y algunas noches, con tanta emoción, porque claro que lo sé, cuando más feliz estoy sé que vienen días horribles, días en los que ni el cielo más azul subirían mis ganas de sonreir a uno.
Paso todas las mañanas oculta bajo las sábanas, haciéndome la dormida para evitar que me molesten, y así, al menos tener un momento para mí, sola, aunque me sienta más sola de lo que me gustaría. Porque podré charlar con alguien, pero es que simplemente no es lo que quiero, quiero más. Quiero estar bien, a solas.
Estar sola siempre ha sido fácil para mí, desde pequeña, desde que no tengo a nadie, y tal vez por eso se me hacen difíciles tantas cosas, por eso tal vez soy torpe, por eso no se muchas cosas. Pero quiero estar sola un tiempo, al menos esas mañanas en las que nadie tampoco quiere estar conmigo, pues nadie me busca, ni me necesita. Quiero creer que es porque no quieren, y no porque temen que yo no quiera.
Odio tener la responsabilidad de algo, siempre termina por ser una frustración más a la que estoy atada en este camino tan horrible que es mi vida. Y quisiera algún día enfrentarme a los demonios que me atormentan cada noche, cada mañana, en cada pesadilla, quiero verlos a los ojos y decirles que no me interesan, que soy fuerte y puedo con ellos. Aunque mienta.
Tal vez es distinto para todos, pero cuando no duermo, espero que pueda haber alguien que me distraiga, aunque esté ocupada, es necesario para mí que las cosas no me importen una que otra vez, porque le doy mucha importancia a todo, porque eso duele, y no me lo merezco.
Si me pusiera a enlistar las cosas que, por amor propio, se que no merezco, debería estar ahora mismo quitándome la vida, para mí la mía ha sido una gran injusticia. Desde que tengo memoria todo es difícil, pero intento poder con esto, es por eso que la gente cree que nada me interesa.
¿Porque la gente cree que algo no te importa si te está mirando? Están mirando esos ojos que por más duros que parezcan, están evitando llorar y romperse frente a ti. Están viendo tus manos, esas que se aprietan hasta dejar los nudillos blancos por la impotencia de no poder hacer nada, mientras tú único deseo es que noten que no eres fuerte, mientras te esfuerzas por serlo.
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Cartas Que Nunca Entregué.
Short StorySiempre que siento demasiado o amo a alguien con demasiada fuerza, cuando algo duele de más, o me hace feliz para variar, siempre le escribo una carta.