Tormenta.

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No eres nada extraordinario, sinceramente. Muchos dirían que eres de lo más común en este mundo y que no hay nada que te haga especial. Eso no es lo que mi mente cree.

Hay algo en las cosas insignificantes que hemos compartido, que le causan problemas a mi cabeza, porque ahora no hay manera de sacarte de mis pensamientos.

Puedo estar leyendo, estudiando, haciendo tarea, estar en clase, reirme junto a mis amigos o hacer cualquier cosa que puedas imaginar, incluso comer. Y de la nada un recuerdo a tu lado llega a mi cabeza, me obliga a sacudirme y tratar de sacarte de mis pensamientos, pero es imposible.

No entiendo como la haces, por que pasa o como es que no puedo controlarlo, pero todo el tiempo tengo recuerdos tuyos en mi cabeza. Unos días menos que otros, y otros, simplemente no puedo sacarte del fondo de mi cerebro.

No se si algo de esto tenga sentido, pero es problemático, y es real aunque no lo parezca, porque hay veces en las que ni siquiera pienso en ti, pero tu rostro siempre consigue volver en algún momento a mi.

No me gusta, si te soy sincera, me hace sentir una inútil cuando de controlarme se trata, y es algo que me hace sentir estúpida porque, ambos sabemos, que tú no pasas por lo mismo.

Para mí siempre hay días en los que luchó contra ti y tu presencia en mi interior. Tu nunca piensas en mí, o eso creo yo, y se muy en el fondo que es la verdad, para ti solo son días. Yo me torturo cada día intentando olvidarte.

Y a veces no quiero, olvidarte sería perder recuerdos bonitos y momentos especiales. Pero no mereces toda esa energía que desperdicio cada noche soñando contigo, cada mañana esperándote o cada tarde buscando la manera de eliminarte de mis ideas más tontas.

Son cosas con las que debo lidiar y a veces me gustaría no tener que pasar, pero no controlo nada, en realidad, así que me toca estar a la espera de que un día desaparezcas, o termines de decepcionarme y pueda deshacerme de ti de una vez por todas.

Me pregunto muchas veces como será ese día, y mi corazón dice que si te olvido hay probabilidades de que me sienta vacía. Pero mi mente está segura de que, cuando suceda, un gran peso será levantado de mi pecho y podré respirar sin pensar en tu nombre y tus malditos besos.

Ojalá sea así y no duelas, ya has dolido suficiente y, si te soy sincera, no me interesa dedicarte más palabras, más cartas, ni más lágrimas. Ojalá mi mente y corazón te olviden, como mi cuerpo lo ha hecho.


Pd. Pero si me quieres para siempre, no habría quejas de mi parte.

Cartas Que Nunca Entregué.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora