Estoy en la Banda

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---Capítulo 35---

"Porque no podré negarme."

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A la mañana siguiente, cuando ya me había preparado, me teletransporté a la habitación de Bakugo. Lo encontré secándose el cabello, ya tenía el uniforme puesto.

---Mierda, nerd. Por tu culpa tengo que vestirme en el baño.--- dijo sin dejar de mover la toalla. Me sonrojé ante sus palabras.

---Si quieres te aviso antes de venir.--- hablé apenada.

---Eso sería muy molesto.--- frunció el ceño. ---Ven cuando quieras.--- dejó de secarse el cabello y se puso de pie. ---¿A qué vienes?---

---Ya decidimos que haremos para el festival, yo ayude con la idea.--- dije orgullosa. El chico soltó una pequeña carcajada.

---¿De qué se trata?---

---Será un concierto.--- solté con emoción. ---Habrá música y baile.--- lo miré con atención. ---¿Qué opinas?---

---No está mal.--- dijo en un murmullo, mirando hacia otro lado. Sonreí y di unos saltitos.

---Ahora que lo pienso, no sé tocar ningún instrumento.--- me quedé quieta, mirando un punto fijo. No había pensado en este pequeño gran detalle. ---Oh, no.--- exclamé con preocupación.

---Tsk, no te preocupes por estupideces.--- soltó el chico, tomando sus cosas. —Yo fui a clases de música por un tiempo, la maldita bruja me obligó.--- lo miré asombrada. —El grupo de imbéciles también lo sabe.--- se refería a Kirishima, Kaminari y Sero. ---Si piden voluntarios, no les digas esto, sería una molestia.--- caminó hacia la puerta. ---Vamos a desayunar.--- asentí con la cabeza y lo seguí.

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La primera clase pasó sin problemas. Sin embargo, al terminar, Aizawa nos citó a mí y a los chicos con los que había estado en la misión de rescatar a Eri.

---Midoriya y Harada, Eri pidió verlos, junto con Togada.--- me sorprendí ante sus palabras, no creí que la niña se acordaría de mí. ---Iremos ahora al hospital, volveremos antes de su próxima clase. Tomen sus cosas y los espero en la entrada de la academia.---

Tomé mis cosas y esperé a que Midoriya hiciera lo mismo. Sin aviso, lo toqué del hombro y nos teletransporté a la entrada. Mirio ya estaba ahí, vestido con su ropa casual. Llevaba una canasta de frutas.

---Parece que a él le avisaron con antelación...--- pensé.

---¡Harada-san! ¡Casi me matas del susto!--- reí ante la reacción del peliverde. Mirio se unió a mis risas.

---Veo que siguen tan animados como siempre, así me gusta.--- alzó el pulgar, se le veía bastante animado.

Pronto llegó Aizawa y nos llevó hacia un auto. En pocos minutos, ya estábamos en el hospital.

El destino de los heroes (Bakugo Katsuki Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora