¡____Harada ha decidido convertirse en una heroína!
Se mudará a una nueva ciudad para asistir a la academia de héroes. Lo que nunca imaginó es que su nuevo vecino sería también su compañero de clases, y además ¡comparten la misma pasión por los vid...
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Al llegar por fin a casa, mi mamá se abalanzó sobre mí.
---___, hija. ¡Mírate!--- dijo sujetando mis brazos. ---Tienes más músculos.--- dijo orgullosa. ---Tu padre quería estar aquí cuando llegaras, pero hoy le tocaba turno nocturno en el trabajo.---
---Diablos, yo también quería verlo.--- hice un pequeño puchero y mi mamá sonrió. Comimos juntas y le conté cómo estuvieron mis prácticas. Después de comer, dijo que me fuera a dormir, ya que mañana debía asistir a la academia.
Cuando subí a mi habitación por pura costumbre miré hacia la ventana de mi vecino. Tenía la luz encendida pero las cortinas cerradas. Iba a teletransportarme hasta su habitación para saludarlo, pero sentí mi teléfono vibrar.
---Que coincidencia.--- pensé mirando quién era el que me había hablado.
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---¿Una peineta?--- pensé mientras tomaba la mía de mi escritorio. Fuí hasta su habitación. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo, intenté contener la risa lo más que pude.
---¿Por qué mierda traes esa cara?--- solo bastó que él abriera la boca para que yo explotará. Empecé a reír tapando mi boca para que no vinieran sus padres a la habitación.
---T-tu cabello.--- dije con la voz entrecortada, no tenía aire en mis pulmones de tanta risa.
---Maldición, deja de reírte y ayúdame a quitarme esta porquería.--- estuve unos minutos más retorciéndome en silencio hasta que me calmé.
---No puede ser tan difícil de quitar.--- toqué su cabello con mis manos. Estaba muy duro. ---¿Eh?.--- empecé a golpearlo levemente como si fuera una puerta. ---¿Cuánta laca te pusieron?--- hice un esfuerzo sobrehumano para no volver a estallar de risa.
---Tsk, como 9 latas. Ni siquiera en la ducha se quitó.--- dijo resignado. ---Vamos, quítame esta porquería.---