¡____Harada ha decidido convertirse en una heroína!
Se mudará a una nueva ciudad para asistir a la academia de héroes. Lo que nunca imaginó es que su nuevo vecino sería también su compañero de clases, y además ¡comparten la misma pasión por los vid...
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---Derrota.--- se escuchó salir de la televisión. Bajé la cabeza frustrada, no podía concentrarme en el juego.
Me puse de pie y caminé hacia el balcón para ver la entrada de la residencia.
---Aún nada.--- pensé, levantando la vista para ver el atardecer.
Hoy era domingo. Había pasado la mayoría del día jugando videojuegos y levantándome para ver por el balcón... Katsuki aún no había vuelto.
Revisé mi celular, tampoco me había enviado nada.
---¿Por qué estoy tan nerviosa? Ayer hablamos y se disculpó conmigo.--- volví a entrar en la habitación. Abracé una almohada, y me tiré a la cama. ---Algo estaba extraño cuando hablamos... No suele cortar de la nada.---
Intenté espantar esos pensamientos, pero inevitablemente el tema de los rumores volvió a invadir mi cabeza.
---Es increíble cómo algo así puede tenerme de los nervios.--- hundí la cabeza en mi almohada, en un intentó de callar mi mente.
Al no obtener resultados, decidí volver a silenciar mi cerebro jugando videojuegos.
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---Ya es de noche.--- me levanté para observar por el balcón, no lo había hecho desde hace un rato. ---Nada.---
Un toque en la puerta hizo que girará mi cabeza hacia esa dirección.
---¿Será Mina? ¿Ya habrá vuelto?--- pensé, estirando mis brazos antes de abrir la puerta.
---¿Katsuki?--- exclamé apenas lo vi delante de mí. Mi corazón empezó a latir más rápido. ---¿P-por qué no usaste la llave que te di?--- tartamudeé un poco de la impresión.
Sin embargo, el ambiente era extraño. Katsuki estaba cabizbajo, no podía ver su rostro.
---¿Puedo pasar?--- me asusté. Su tono era muy lúgubre, nunca lo había escuchado de esa manera. Además, hace mucho tiempo que no preguntaba si podía entrar, solo lo hacía y ya.
---Claro.--- abrí más la puerta. Él inmediatamente entró y se quedó parado en medio de la habitación.
---Katsuki... ¿Estás bien?--- me apresuré a cerrar la puerta e ir con él. ---Estás extraño.--- extendí una mano para levantarle la cabeza.
Abrí los ojos a más no poder. Katsuki tenía su característico ceño fruncido, sin embargo, sus ojos estaban hinchados... Además, tenía lágrimas que amenazaban con salir.
---¿Qué te pasó?--- pregunté de inmediato.
---Tsk.--- chasqueó la lengua y volvió a bajar la cabeza. ---Di lo que ibas a decir.---
