Marcela
¿Alguna vez has conocido a una mujer con humor muy ácido, escandalosa para reírse sin filtros al hablar y con la capacidad de hacer que te partas de la risa con una sola frase? Bueno... así es Marcela. Mi amiga e inseparable desde hace poco menos de un año. Nos conocimos el primer día de escuela de nuestros hijos, ambas llegamos barriéndonos a la entrada de la escuela, justo a tiempo de que no nos cerraran la puerta en nuestras narices, porque si hay algo que compartimos es que a las dos nos revienta madrugar. Sencillamente es algo que consideramos "No es de Dios". Somos muy nocturnas, por lo que, quedarnos platicando o viendo series y películas hasta altas horas de la noche se nos da de maravilla, pero levantarnos a las 5 am diario para preparar a nuestros respectivos hijos para ir a la escuela y llegar antes de las 7 am es algo que, hasta la fecha, nos pesa demasiado y vuelve aún más ácido nuestro humor.
Ella es divorciada, al igual que yo. Tiene 2 años que se separó de su esposo, ya que, desde antes de que iniciara su matrimonio, la mujer iba rayando todas las marquesinas de Playa con tremendos cuernotes que le había pintado su flamante maridito. 2 años de noviazgo y 8 de matrimonio terminaron en un divorcio de infierno, algo que hasta la fecha, el señor aún no supera y no es de extrañarse que llegue hacerle escenitas a altas horas de la madrugada con una botella de wiski encima para gritarle como si fueran las 6 de la tarde que aun la ama y regrese con él. Idiota.
Su hijo Andrés y el mío, Leonardo, van en la misma sala. Tienen 6 añitos. Están por concluir el primer año de primaria y ambos comparten, junto con mi hijo menor Nicolas de 5 años, la pasión y habilidad de la natación. Sencillamente, pueden pasar horas y horas dentro de una alberca y ellos como si nada, por lo que, por esta razón, han llamado la atención de su maestro de natación para entrenarlos, junto con otros dos compañeritos, para torneos externos a la institución. Estas actividades extra nos han hecho aun más cercanas, puesto que no dejamos de asistir a ningún entrenamiento de nuestros hijos que son 3 veces a la semana.
En un principio, matábamos el tiempo comiendo "una botanita" mientras contemplábamos a nuestros hijos en el ir y venir de la alberca. Al poco tiempo, esa botanita se vio reflejada en nuestras respectivas cinturas, caderas y traseros. No es que seamos de complexión robusta, la verdad es que somos muy delgadas las dos, pero todo cuerpo y metabolismo tiene un límite, y nosotras nos encargamos de estresarlo bastantito con esas "comiditas sanas" extras al régimen, así que tomamos una decisión, y nos propusimos entrenar nosotras también en esas 6 horas extras a la semana. Al principio lo hicimos a como Dios nos dio a entender, pero a medida que pasaban los días, uno de los entrenadores que se acaba de incorporar al equipo deportivo del colegio, se apiadó de nosotras y nos ayudó poniéndonos y supervisando una rutina para cada día. Se lo agradecimos en el alma, porque lo que nosotras estábamos haciendo no tenía ni pies ni cabeza y si estábamos a nada de lastimarnos la espalda seriamente.
Realmente, estoy segura que el entrenador se vio muy acomedido con nosotras por acercarse a Marcela, y ¿Cómo no? La mujer es muy guapa, delgada, ojazos café redondos que se ponen brillosos con sus risas incontrolables y su sonrisa que le abarca la mitad de su cara, algo que la mayor parte del día esta incrustada ahí. Además de que su carácter es bonito, muy extrovertida y amiguera. Y qué decir de que es la nobleza andando. Hasta los perros son sus amigos. Eso sí, cuando alguien no le pasa es cortante con filo y no hay manera con ella. Cuando suelta su frase lapidaria para alguien, sé que es caso perdido:
- Amiga ... ese espécimen tiene algo que no me pasa
Se refiere así para hombre o mujer que algo tiene que no le termina de caer bien, y ahí corta la situación. El 90% de las veces su instinto no falla, es increíble. SI ha tenido alguno que otro desliz, pero confío realmente en ese sexto sentido de mi amiga.
ESTÁS LEYENDO
Más Allá del Juego
RomanceMás allá del juego ¿Quién dijo que el divorcio es el fin del mundo? María, una empresaria de 37 años con dos hijos, te demostrará que es solo el comienzo de una montaña rusa de risas, sarcasmo y segundas oportunidades. Acompáñala mientras malabarist...