Encuentros casuales
La rutina de la semana comienza como todas las demás, estamos en pleno ciclo escolar lo cual obliga a despertarnos muy temprano para alistarnos para irnos al colegio y después al trabajo, a donde llegó después de dejar a mis pequeños.
Llego a mi local con la mejor de las actitudes, mentalizándome a que será una semana muy productiva. La actitud ante todo.
- ¡Buenos días! - Llego saludando a todo mi equipo
- Buenos días jefa - Me saludan todos los que se encuentran
Después de revisar pendientes y supervisar que todo vaya bien en la operación, me encamino a mi oficina, a los pocos minutos llega Laura con un café de mi cafetería favorita en la mano.
- Mari, te acaba de llegar esto - Deja el café en mi escritorio con una sonrisita.
- ¿Quién lo trajo?
- Llego un repartidor preguntando por la señorita María y dude en responder que aquí trabaja. Digo, el nombre corresponde, pero el señorita no tanto
Será tonta. Esta flaca, aparte de ser mi mano derecha y encargada de operación, la considero también amiga, ya que tanto tiempo trabajando juntas nos ha permitido conocernos y apoyarnos en cuestiones personales desde que comenzó a trabajar conmigo. Recuerdo muy bien el día que llego a la primera entrevista de trabajo, en medio de un tormentón producto de una tormenta tropical que atravesaba el estado. No había lugar de su cuerpo en donde no escurriera agua, la mujer estaba empapada completamente. Realmente, esa actitud fue la que me hizo contratarla, aun sabiendo que no tenía ninguna experiencia en el ramo, su compromiso por llegar puntual a la hora acordada días antes, pese a las circunstancias, me hizo tenerle confianza de inmediato.
- Aunque lo dudes, así es. Después de tanto tiempo sin tener sexo, me considero una mujer virgen nuevamente. - Se ríe - Y ¿Te dijo quien lo envía?
- Le pregunté pero me dijo que no sabía, que el solo entregaba - La misma contestación que me dio el repartidor que me llevo la tabla de quesos el sábado. Me parece mucha coincidencia. - Sólo hay algo escrito en el vaso. Mira
Tomo el vaso y lo giro para leer lo que dice:
"Así como disfrutaste tu noche, ahora disfruta tu café"
No me equivoqué, si es de la misma persona, pero ¿Quién es?
- ¿De qué noche habla? - Me pregunta Lau con su sonrisa pícara. Rápidamente le explico lo que me llegó el sábado y ella concuerda conmigo: Es la misma persona. - Que miedo, si fuera tú, yo no me lo tomaba, capaz que le puso algo.
Por un momento me hace dudar. Pero rápidamente descarto la idea. No soy una mujer que vaya pensando mal por la vida, me gusta confiar en las buenas acciones de las personas.
- Ahorita lo pruebo, si vez que me empiezo a retorcer me pones un par de cachetadas - Le digo destapando el vaso, dejando que el olor a café de olla impregne mi olfato. Huele delicioso. Ella se da la vuelta y sale de la oficina, como es su costumbre, sin avisar y concentrándose en el trabajo.
Me quedo sentada en mi silla dándole un sorbito al café que esta buenísimo, de repente salta a mi cabeza la duda de quien lo pudo haber mandado. Me llega un flash del encuentro que tuve con Rafael en el restaurant, al despedirse me dijo esas palabras: Disfruta tu noche. Sacudo la cabeza tratando de despejar mi mente con la idea, no voy a comenzar a comerme la mente con ideas que no tienen ni pies ni cabeza. No es posible, y si fuera el caso, entonces si sería probable que haya puesto algunas gotitas de veneno.
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Más Allá del Juego
RomanceMás allá del juego ¿Quién dijo que el divorcio es el fin del mundo? María, una empresaria de 37 años con dos hijos, te demostrará que es solo el comienzo de una montaña rusa de risas, sarcasmo y segundas oportunidades. Acompáñala mientras malabarist...