3 Sin actitud, sin entrenamiento

29 22 0
                                    

Sin actitud, sin entrenamiento

El viernes comienza con mi día a día, después de llevar a los niños a la escuela y de despedirlos con un beso a cada uno, me encamino al estacionamiento donde veo de lejos ese coche que no es mío, el que me hizo favor Marcela de prestarme, para poder trasladarme de un lado a otro, en lo que se cumplen los quince días de tiempo para entregarme mi coche que sigue en reparación. Quince días que, algo me dice, será muchos días más, dados los tiempos relativos que se manejan en los talleres de la zona.

Al subirme al carro y ver por el espejo retrovisor, me percato de una super camioneta que se encuentra estacionada en el lugar del imbécil que me choco. En automático siento como el coraje se instala en mi sistema.

- Maldito cabrón - Siseo para mi

¡Claro que sí! ¿Por qué no? El hombre tiene para sustituir su Mercedes del año por Santa Camionetona y también del año, en un dos por tres. Y mientras yo, viéndomelas difíciles buscando quien me pueda alquilar un carro durante todo este tiempo. Afortunadamente, mi amiga, como siempre, sale al rescate, sonsacándole uno de los varios coches que tiene su ex marido para prestármelo durante estos días. Cada vez odio más a ese espécimen.

Llegando a la lavandería, me pongo el chip de jefa y comienzo con la gestión de pendientes, concentrándome en la contabilidad y atención a clientes.

Entro saludando a todo mi equipo. La verdad es que los aprecio mucho a todos. Laura y Alejandro, son los chicos encargados de la operación en la mañana y media tarde. Manuel, está a cargo del cierre y Claudia que lleva a cabo las entregas y recepciones de los servicios. Todos son super aplicados en su trabajo, por eso es que el ambiente laboral es muy agradable, además de que todos nos llevamos muy bien. Ellos me respetan como su jefa y yo los respeto como miembros muy valiosos de la empresa.

- ¡Buenos días a todos!

- Hola Mari, buenos días - Me contesta Laura

- ¡Jefa!, buenos días - Ale, por es el más joven de todos. Tiene apenas 18 años

- ¿Qué novedades ha habido?

- Ninguna, toda la mañana ha ido tranquila

- ¡Perfecto!

Me dirijo a mi lugar de trabajo, no sin antes, dar un recorrido por el local para supervisar los avances.

De repente, a medio día, mi celular suena con una llamada de la asistente de la dirección del colegio de mis hijos.

- Buenos días señora Ortega. Hablo de parte del director Manuel Ávila. - Es la señorita Paty. Una señora de unos 50 años, muy eficiente en su trabajo.

- Buenos días, Paty. Dígame, en que puedo servirle.

- Hablo para informarle que el día lunes a las 8 am, el director solicitó una reunión con los padres de familia del equipo de natación. De antemano, se disculpa por la premura de tiempo, pero es un tema de carácter urgente ¿Puedo confirmar su asistencia?

Es verdad, nunca se programa una junta de padres de familia con tan pocos días de antelación, pero en vista de que es de carácter urgente, obviamente confirmo mi asistencia.

- Claro que sí. Ahí estaré... pero, puedo preguntar ¿De qué se trata?

- Es referente a un torneo en puerta. Los detalles los desconozco, pero se verán en la reunión.

- Perfecto. Nos vemos el lunes temprano. Muchas gracias

- Gracias a usted. Que tenga bien día - Y la llamada se corta.

Pienso en avisarle a mi ex marido, o sea, el papá de mis hijos. Dudo en que sea prudente, ya que de todas formas, sé que no podrá estar presente en la reunión y no porque no quiera, sino porque su actual empleo se lo impide. Con la promoción a gerente regional de la empresa en donde trabaja, tendrá que estar viajando constantemente por lo menos un año consecutivo, algo que le limitará demasiado el tiempo de estar con los niños.

Más Allá del JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora