46 De cacería

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Maria

El sábado por la mañana me encuentra en la oficina, hundida hasta las cejas en un análisis de estado financiero que parece no tener fin. Los números bailan frente a mis ojos como si estuvieran en una fiesta a la que definitivamente no fui invitada.

<<Maldita sea la hora en que decidí ser una mujer independiente y abrir mi propio negocio>>

Estoy a punto de lanzar la computadora por la ventana cuando el tintineo de mi celular me salva de cometer un acto de violencia contra la tecnología. Agradecida por la distracción, tomo el teléfono y veo un mensaje de Rafael:

>>"Buenos días, preciosa. ¿Cenamos juntos esta noche?"

<<¿Cenamos juntos? ¿Así nada más? ... ¿Ni un besito?>>

Una sonrisa involuntaria se dibuja en mi rostro mientras releo el mensaje. Han pasado varios días desde la cena en casa de los Córdoba, y aunque hemos hablado por teléfono y nos hemos visto en los entrenamientos de los niños, no hemos tenido un momento a solas.

Miro el reloj en la pared de mi oficina, pensando en Leo y Nico que están dibujando algo muy entretenidos tirados en el piso. ¿Cómo le haré con los niños?.

Justo cuando estoy a punto de responderle a Rafael con un "me encantaría, pero los niños...", mi celular vuelve a sonar. Esta vez es un mensaje de Marce:

>>"Holaaaa Perrissss. ¿Qué te parece si me llevo a los niños de pijamada a mi casa con Andrés esta noche? Juan Carlos dice que podemos hacer una noche de películas y pizza."

<<¡Ahhh chinga! Mucha pinche coincidencia, ¿no?>>

Frunzo el ceño, mirando alternativamente los mensajes de Rafael y Marce. La coincidencia es demasiado perfecta para ser casualidad. Estos cabrones están tramando algo, estoy segura.

Decido seguirles el juego, al menos por ahora. Le respondo primero a Marce:

>>"¿Tú? ¿Ofreciéndote a cuidar a tres demonios hiperactivos por toda una noche? ¿Quién eres y qué hiciste con mi amiga?"

Su respuesta llega casi al instante:

>>"Ja-ja, muy graciosa. ¿Quieres la oferta o no? Mira que no todos los días me pongo en modo Nana Fine."

Suelto una carcajada.

>>"Obvio no voy a dejar pasar una oportunidad como esta ... ¡Claro que por su puesto que YES! ... ¡Acepto!"

Ahora, con el camino libre, le respondo a Rafael:

>>"Buenos días, Coach. Cenar juntos suena bien. ¿Algún plan en mente o lo dejamos a la inspiración del momento?"

La respuesta de Rafael no se hace esperar:

>>"Déjalo en mis manos. Paso por ti a las 7... Besos"

<<Ay, Rafita... si supieras que claro que quiero dejar todo esto en tus manos...>>

Sacudo la cabeza, tratando de alejar esos pensamientos antes de que se vuelvan demasiado gráficos. Después de todo, estoy en la oficina y tengo un estado financiero que terminar.

Vuelvo a mirar la pantalla de mi computadora, pero los números ahora parecen aún más indescifrables. Mi mente está completamente ocupada con la perspectiva de la noche que me espera.

<<A ver, María. Tranquila. Es solo una cena. No es como si fuera a pedirte matrimonio o algo así>>

Pero una vocecita en el fondo de mi mente susurra:

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