14 ¿A qué estamos jugando?
Después de las competencias de los chicos, ya no tenía caso quedarse más tiempo en el deportivo, ya que todos seguirían con las competencias al siguiente día, excepto Nico, que ha sido eliminado por quedar en quinto lugar, pero es algo que no le merma el buen ánimo. Sabe que hizo su mejor esfuerzo. ¡Él está feliz! Y yo más.
Dado que no tenía caso seguir en el deportivo, decidimos regresar a la villa, y en el camino, todos coincidimos en que lo mejor sería comprar pizzas para cerrar el día. El cansancio de la competencia comenzaba a notarse en los pequeños, pero la idea de una fiesta con pizza renovó sus energías en un instante.
-¡Pizzas para todos! -gritó Nico desde la parte trasera de la camioneta, con el entusiasmo propio de quien había ganado el día, sin importar el resultado.
Paramos en una pizzería cerca de la villa, y en cuestión de minutos ya estábamos con las manos llenas de cajas, riendo y disfrutando del camino de vuelta. El ambiente era ligero, relajado; las tensiones del torneo habían quedado atrás, y ahora solo quedaba disfrutar.
Cuando llegamos a la villa, todo el lugar se transformó en una fiesta improvisada. Los niños corrían de un lado a otro, hablando de sus carreras, mientras los adultos se acomodaban en las sillas del jardín y camastros todos comenzamos a abrir las cajas de pizza. Excepto Priscila y Suemy, ellas y sus ensaladas eternas son felices.
Risas, bromas, y la típica charla de "me comí más pedazos que tú" llenaban el ambiente. Todos parecían haber olvidado los nervios de la mañana, incluso Rafael, que se dejó ver más relajado de lo usual, con una sonrisa leve mientras veía a los niños devorar las pizzas.
-Esto es vida -dijo Marce, tomando un trozo más y dejándose caer en el camastro contiguo al mío.-. Después de tanto estrés, ¡esto es justo lo que necesitábamos!
-Ni que lo digas -respondí, disfrutando de un pedazo de pizza que sabía a gloria después de todo el día de tensión. - ¿Pero sabes que haría más perfecto el momento?
Marce me mira a la expectativa de lo que diré a continuación, pero bien sabe a lo que me refiero.
-Una copita de vino, Flaca - Completa la frase por mi y ambas reforzamos la respuesta con un gemido leve que denota nuestra insatisfacción por no tenerlo, algo que hace voltear a los caballeros de la reunión hacia nosotras.
Todo era risas, charlas y agusticidad. Sin embargo, no todo el mundo parecía disfrutar del ambiente festivo. Suemy, sentada en una silla un poco apartada del resto, no participaba en las conversaciones ni en las risas. Su actitud era extraña, su cara era de muy pocos amigos y las risitas dulzonas y coquetería habían desaparecido. Tampoco hacía por platicar con nosotras como si fuéramos Amix, algo que me tranquilizaba, ya que cada vez que buscaba un acercamiento, al menos conmigo, los bellitos de mi cuerpo reaccionaban como los gatos cuando se erizan. Lo siento, pero es una reacción automática de mi cuerpo. Supongo que es una clara advertencia de peligro a las malas vibras, o algo así.
Marce, siempre atenta, y con el radar a todo lo que da en cuanto a chisme se refiere murmuró:
-¿Qué le pasa a tu comadre? Está más rara que nunca.
-No lo sé, pero parece que no le hizo mucha gracia lo de las pizzas. O tal vez ya se hartó de comer puro pasto -respondí en broma, aunque por dentro ya intuía que su malestar venía de algo más.
-Serás cabrona - Marce disimula su risa - A cualquiera harta. Yo ya estaría trepada por la pared sino me diera el chance de comer estas delicias.
Marce ataca su pizza con una gran mordida que juro que a Priscila se le hizo agua la boca al ver el atascón de mi amiga. Aunque disimule, se que no nos quita la mirada de encima y alcanzó a ver a mi amiga en el momento justo. Si yo, que ya conozco como come esta mujer, me sigue sorprendiendo todo lo que le cabe en esa boquita. Ya me imagino a la pobre Priscila, se ha deber asustado.
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Más Allá del Juego
RomanceMás allá del juego ¿Quién dijo que el divorcio es el fin del mundo? María, una empresaria de 37 años con dos hijos, te demostrará que es solo el comienzo de una montaña rusa de risas, sarcasmo y segundas oportunidades. Acompáñala mientras malabarist...