26 Esquivando una bala

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Rafael

El aroma del café recién hecho flotaba en el aire del pequeño restaurante donde Rafael y Álvaro se habían encontrado. El bullicio matutino de Playa del Carmen se colaba por las ventanas, creando un telón de fondo para su conversación.

Rafael le dio un sorbo a su café, buscando las palabras adecuadas para romper el hielo.

—Entonces, ¿cómo está Ethan? Se portó como todo un campeón en el torneo.

La cara de Álvaro se iluminó con una sonrisa de orgullo paternal.

—Bien, bien. No para de hablar del torneo. Dice que aunque no ganaron, se la pasó increíble. Por cierto, gracias por cuidarlo, Rafael. No tenía idea de que tú eras su entrenado. Ahora me siento más seguro de que siga en el equipo.

—No hay de qué, para eso estamos. Es muy bueno, la verdad. —respondió Rafael, sintiéndose un poco más relajado.

Álvaro revolvió su café, como si estuviera reuniendo coraje para algo. Finalmente, alzó la mirada.

—Oye, ¿y Suemy? ¿Cómo se portó en el viaje?

Rafael sintió que se le secaba la boca. El recuerdo de Suemy en el garaje, desnuda y provocativa, cruzó por su mente. Justo aquí era donde no quería llegar.

—Normal, ya sabes cómo es ella —logró decir, tratando de mantener un tono neutral.

Álvaro asintió, una sombra cruzando su rostro.

—Sí, lo sé bien...Por eso te pregunto

Hubo un silencio incómodo. Rafael no sabía si debía preguntar más o cambiar de tema. Optó por una respuesta que deja todo al aire.

—¿Qué quieres que te diga?

Álvaro pareció entenderlo. Siguió removiendo su café, mirando detenidamente el líquido caliente que giraba con el ritmo de la cuchar, con una sonrisa amarga en su cara.

—Lo que me puedas decir de Suemy, ya no es novedad para mi. La conozco y muy bien. Lo que me preocupa es lo que pueda repercutir en mi hijo los arranques de su madre.

Rafael asintió, sin saber qué decir. Álvaro continuó:

—Te daré contexto de lo que fue mi matrimonio y divorcio con ella—comenzó Álvaro, su voz baja y cargada de emociones contenidas—. Suemy siempre fue... complicada. Temperamental, celosa, manipuladora. Pero yo estaba enamorado, ¿sabes? Creía que podía cambiarla.

Rafael escuchó atentamente sin saber porque Álvaro estaba contándole todo aquello.

—Al principio, todo era pasión. Intenso, emocionante. Pero luego... —hizo una pausa, tomando un largo trago de café—. Luego empezaron los problemas. Se obsesionó con la idea de que la engañaba. Me revisaba el celular, me hacía escenas en público, incluso llegó a seguirme al trabajo.

Rafael se removió incómodo en su asiento. Esto sonaba demasiado familiar.

—Una vez —continuó Álvaro, su voz apenas un susurro—, la encontré tratando de seducir a mi mejor amigo. Dijo que era una 'prueba' para ver si yo realmente la amaba. Que si me enojaba, significaba que la quería.

—Carajo, Álvaro. No tenía idea —murmuró Rafael, sintiendo una mezcla de compasión y alivio por haber esquivado esa bala.

—Lo peor vino después. Cuando le dije que quería el divorcio, amenazó con quitarme a Ethan. Dijo que inventaría cosas sobre mí, que arruinaría mi reputación. Fueron meses de pesadilla hasta que finalmente llegamos a un acuerdo.

Rafael sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Era esto lo que le esperaba si Suemy decidía vengarse?

<<No mames, si está más loca que una cabra>>

Álvaro pareció notar su incomodidad.

—¿Estás bien, Rafael? Te noto tenso.

—No, para nada. Todo bien —mintió Rafael, preguntándose cuánto sabría realmente Álvaro sobre lo que había pasado en el viaje.

—Mira —dijo Álvaro, inclinándose hacia adelante—, te cuento esto porque eres mi amigo y porque... bueno, vi cómo Suemy te miraba el otro día. — Tomó unos segundos para continuar, tal vez para escoger bien sus palabras. — No soy pendejo, Rafa. La conozco bien y estoy seguro que intentó algo contigo. Ella es así. Si le gusta un cabrón, se pone creativa y lo consigue a como de lugar. Y te lo digo yo, que le pasé más de dos infidelidades y después me enteré de todos los del club que la "conocieron", aun estando conmigo.

Rafael no podía articular palabra alguna. No esperaba esta conversación tan incomoda. Álvaro, continuó con sus palabras.

—Solo quiero que tengas cuidado, ¿vale? Esa mujer puede ser peligrosa cuando se lo propone... A mi me la pela, porque le tengo amarrada las garras con la jugosa pensión que le paso mensualmente, y no es del tipo de mujer que se vea trabajando para pagar sus propios gastos, ni mucho menos es de las que renunciaría a la calidad de vida a la que está acostumbrada. Pero sé de más de uno al que le ha hecho la vida imposible y sólo por capricho.

Rafael asintió, sintiendo un nudo en el estómago. Ahora que sabía todo esto, se sintió con la obligación moral de contarle lo que pasó.

—Gracias por la advertencia, Álvaro. Lo tendré en cuenta... Y si, ella intentó algo conmigo pero la rechacé. Tengo pruebas, y testigos, por si no me crees.

Álvaro tensó la mandíbula, visiblemente incomodo y apenado de lo que acababa de escuchar.

—No te preocupes. No hacen falta pruebas ni testigos. Te creo, si algo te respalda es tu palabra y los huevos con que la sostienes. De cualquier forma, te agradezco la confianza y si te pediré un favor muy especial...

Álvaro parecía dudar de sus siguientes palabras y Rafael contenía la respiración en la espera.

—Me tranquiliza que una persona de mi confianza este cerca de mi hijo, por lo que te pediré, que si percibes que la loca de Suemy pone en peligro o en situaciones en las que mi hijo pueda verse perjudicado seriamente, me lo hagas saber.

Rafael no dijo nada, solo quedó mirando fijamente al hombre de porte seguro e indestructible que tenía en frente, pero en su versión más frágil y vulnerable. Los hijos pueden ponernos de rodillas ante cualquiera, y este es el caso, aun y cuando no hay necesidad.

—Cuenta con ello

—Bien —Álvaro pareció relajarse un poco. Tomo un trago más a su taza de café y cambió el tema, para restar solemnidad a la reunión.—. Ahora, ¿Qué te parece si hablamos de negocios?

Rafael agradeció el cambio de tema, pero mientras discutían sobre negocios, una parte de su mente no dejaba de dar vueltas a lo que Álvaro había revelado. La amenaza de Suemy parecía ahora más real y peligrosa que nunca. Tendría que ser muy cuidadoso en cómo manejaba esta situación, por el bien de todos los involucrados.

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