Capítulo XLI

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   Mis piernas estaban temblando y mi corazón saltaba con intensidad, al tiempo que una sensación de vértigo se apoderaba de mi estómago.

   Era John.

   Su mismo cabello castaño, un poco más largo de lo habitual.

   Su nariz, sus ojos marrones y sus labios delgados.

   Su cuerpo ligeramente trabajado, tal y como lo había visto la última vez.

   John despegó sus labios para hablar, al tiempo que adquiría un semblante pensativo mientras me examinaba el rostro.

   —¿Eh...?

   —John. —Tragué en seco y caminé lentamente hacia él—. Soy yo, Paul.

   En ese momento, Mimi salió de la cocina con su celular en manos.

   —¡Johnny! —se apresuró en abrazarlo. Pero, John seguía sin quitarme la vista de encima—. Hola, Will, ¿cómo estás?

   Fue cuando puse mis ojos sobre su acompañante. Y no, no había visto mal. Ese sujeto, a simple vista, tenía un parecido escalofriante conmigo. Sin embargo, a la hora de detallarlo, me di cuenta que sus labios eran más delgado, su nariz más grande y su cabello castaño, además sus ojos eran muy oscuros.

   Estaban tomados de la mano.

   En ese momento entendí todo, y deseé no haber ido nunca.

   Porque no quería volver a ser un fantasma en la vida de John cómo aquella vez con su esposa.

   Ahora tenía a otra persona compitiendo por el cariño y la atención de John. Y probablemente esta vez no tenía garantía de ganar.

   —Bien, Mimi, ¿tú cómo has estado?

   John no dejaba de verme. Cuando conectamos miradas, soltó la mano de su acompañante. Mi corazón no dejaba de latir fuerte.

   —Johnny, este es Paul... —le dijo Mimi—. Un amigo tuyo que vino la otra vez cuando Cynthia estaba enferma. Cuando te hablé de ese momento dijiste que recordabas otra persona en casa en esos tiempos, pero que no podías ver su rostro en el recuerdo.

   —Tu rostro me es muy familiar... ¿Estás seguro que éramos sólo... amigos? —bromeó, soltando una de sus risitas torpes.

   Estaba a nada de decirle que no, que habíamos sido algo más y que además planeábamos casarnos, que había estado esperándolo como un tonto y que lo extrañaba más que nunca, que deseaba abrazarlo, besarlo y sumergirme en sus brazos por toda la eternidad.

   —Soy el novio de John. —Su acompañante me extendió la mano, como marcando territorio—. Me llamo William Campbell.

   Aunque ya lo intuía, escucharlo me destrozó. Tuve que morderme los labios y parpadear repetidas veces para evitar hacer una escena incómoda de lloriqueo.

   —Mucho gusto. —Intenté fingir una sonrisa porque William no tenía la culpa, ni siquiera John—. Soy Paul... McCartney.

   —McCartney... —John musitó—. Perdóname, pero... me cuesta un poco..., ya sabes, recordar. De todos modos siento que eres muy cercano a mí... Estoy seguro que si me ayudas a recordar, lo haré...

   —¿Puedo abrazarte?

   Hubo un silencio. No tuve la necesidad de ver a William para saber que la idea no le había agradado en lo absoluto.

   —Es que... es que yo... yo estaba esperando saber de ti. No me enteré de lo que pasó sino hasta ayer y... y tanto tiempo... sin verte...

   John se sonrió y extendió sus brazos.

Stolen Kisses ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora