—¿Entonces se llama Stuart Sutcliffe, no?
Stephen rodó los ojos con fastidio mientras salía del baño, con ma toalla envuelta en su cintura. Se adentró al guardarropa sin decir nada más.
—Eso ni siquiera era para mí —le dije, asomándome—. ¿No puedes intentar ser un poco menos descarado?
—No me acordaba que había mandado a grabar su nombre en la caja. Ya, lo siento. No es para tanto.
—Stephen, me eres infiel. ¿Cómo crees que no es para tanto?
Se colocó una pijama limpia.
—¿Prefieres que lo esté ocultando?
—¿Cómo te sentirías si yo te soy infiel? —le pregunté.
Hubo un silencio. Stephen terminó de vestirse y entonces se dispuso a caminar hacia mí, haciéndome a mí retroceder torpemente.
Me tomó de la mandíbula y la apretó con fuerza, causándome un inmenso dolor.
—Escucha una cosa, Paulie. Tú no vas a avergonzarme de esa manera, ¿entendiste? Porque te echo a la calle para que vivas la vida miserable que tenías antes de conocerme.
Soltó sus dedos con brusquedad y luego besó mi mejilla, justamente donde había apretado.
Mis ojos se llenaron instantáneamente de lágrimas.
—Así que deja de pensar cosas tontas, cariño.
—¿Qué tiene él que no pueda darte yo? —le pregunté, sintiendo como mi corazón batallaba por salirse. Era esa presión en el pecho que sentía cada vez que Stephen lograba decepcionarme—. ¿Por qué un día simplemente decidiste buscarlo?
—No voy a mentirte. —Dijo, sentándose en el borde de la cama—. Me cautivó muchísimo. Es muy atractivo.
Aquello había dolido.
—Fue mutuo porque no dejaba de verme. Nos acercamos, hablamos... Un día tuvimos sexo y fue entonces cuando vine a decirte que tenía alguien más.
—¿Te gusta más que yo?
Formulé esa pregunta sabiendo que la respuesta iba a dolerme.
—Sí.
—¿Te gusta más que yo cuando nos conocimos?
—Sí.
—¿Te gusta más que yo ahora?
—Sí.
—¿Entonces por qué no te vas con él? —le dije, tratando de buscar cualquier forma de aliviar el dolor y el sabor amargo que Stephen me hacía sentir.
—Porque te tengo lástima. A ti y a tu familia.
Tuve que apretar mis labios para no llorar.
—Y porque no soy tonto, Paul —dijo—. Stuart es algo fugaz, estoy seguro. En cambio tú y yo estamos casados...
Me tomó de las manos y me jaló, haciendo que me inclinara hasta que pudo besarme.
—No seas tonto. Tú eres mi esposo, estamos casados... Cualquier otra persona entre nosotros es irrelevante.
Logró abrazarme, envolviendo así sus brazos en mi cuerpo y apretándome con calidez. Se sentía tan bien un abrazo suyo, que incluso lo disfruté aún en medio del mal rato.
—¿Por qué no te desvistes, eh? —susurró, deslizando sus manos por debajo de mi camiseta.
Se me aceleró el corazón, y de pronto dejé de estar triste porque todavía a Stephen le gustaba mi cuerpo.
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Stolen Kisses ➳ McLennon
FanfictionEs que ya no sabía cómo verlo y fingir que no sentía nada. Se prohíbe su copia y/o adaptación. Todos los derechos reservados. Fecha de inicio: 29.01.2024 Fecha de culminación: 03.09.2024