Stolen Kisses ➳ McLennon

Capítulo XLV

   Di un sorbo de té frío. Shotton, que estaba en un momento libre y acompañándome en los banquitos de afuera, se cruzó de brazos.

   —Si ibas a mandar a John al carajo era para que te sintieras bien...

   —Me siento bien.

   —Por Dios, Paul, mírate. Tienes los ojos demasiado hinchados de tanto llorar.

   —Es un tonto. Lo odio. Agh, no lo soporto.

   —Sólo estás resentido... —me dijo, dándole un mordisco grande a su croissant—. Si viniera a disculparse...

   —No va a venir a disculparse. Tiene mi reemplazo.

   —No creo... —Shotton sacudió su cabeza en negación—. Digo, es que... según lo que me comentaste, estoy seguro que él realmente quiere estar contigo.

   —¿Y por qué no manda a William al carajo?

   —Paul, supongamos que cuando John se fue tú conociste a alguien que te ayudó a salir de la depresión en la que te dejó. Mantienen una relación, lo quieres y estás agradecido. Entonces regresa John... ¿Entiendes?

   Iba hablar, pero Shotton me interrumpió.

   —Pero ahora, en el caso de John, es diferente porque no puede recordarte...

   Solté una bocanada de aire.

   —Está bien, lo entiendo. El problema es que no quiero volver a pelear por John. Y no quiero hablar más de él.

   Shotton hizo una mueca de disgusto y se puso de pie, mientras miraba el reloj en su muñeca.

   —Ya tengo que volver al trabajo.

   —Genial. Voy a casa. —Imité su acto, tirando el envase vacío en la papelera.

   —¿Por qué no intentas hacer otras cosas? Digo, tu psicólogo te recomendó que hicieras actividades distintas, ¿no? Busca un trabajo... Estoy seguro que va a distraerte.

   Aunque sabía que ambos tenían razón, yo no podía desear hacer otra cosa que pensar en John —aunque intentaba negarlo— y sumergirme en el desinterés absoluto por cualquier cosa que no tuviera relación con él.

   Entendía perfectamente que se trataba de un apego, pero debía superarlo primero para poder iniciar con una vida normal.

   Pero también debía forzarme para ello. Intentar buscar el camino de salida y no esperar a que la "salida" viniera a mí.

   —Mm, sí... Tienes razón. Supongo que comenzaré a buscar algo...

   Shotton se sonrió y levantó sus pulgares.

   —¡Genial! Te avisaré si sé de algún lugar...

   —Bien.

   Me despedí agitando mi mano. Shotton fue hacia la cafetería mientras que yo, fastidiado, comencé a caminar hacia la parada de buses que me llevaría al lugar más cerca de casa. Vivía en una propiedad privada donde vehículos públicos no entraban. Por ello solía tomarme el tiempo de caminar para intentar despejar mi mente.

   Sin embargo, esta vez decidí dar una vuelta por el centro de Liverpool buscando algo que pudiera resultar nuevo e interesante para mí.

   La gente parecía contenta, y un par de parejas románticas me hicieron sentir solitario. Realmente extrañaba a John, pero estaba firme en mi decisión porque sabía que era lo mejor para mí.

   Y para él. Porque yo no debía presionarlo a dejar a William si no deseaba hacerlo.

   Mi teléfono sonó, y cuando lo saqué de mi bolsillo me di cuenta que era John quién estaba llamándome.