Capítulo 60: Sobreprotección

180 29 30
                                    

Edvin había invitado a Lucrecia y a Elizabeth a un restaurante en Manhattan, como las cosas estaban un poco más tranquilas entre ellas, él creía que era importante que volviesen a comer juntos.

—¿Y cuando vas a volver? —preguntó Lucrecia a la mitad del almuerzo.

Elizabeth llevó el vaso de jugo a su boca en ese momento.

—Me quedaré unos días más, al menos hasta finalizar el mes con mi amiga para no perjudicarla con la renta.

—Podemos darle el dinero.

—No es necesario.

—Te lo dije, no me gusta que vivas en un lugar inseguro.

—No es inseguro.

—Se supone que el edificio de interés social tampoco lo era.

—Mamá—su nuevo mantra era no alterarse al hablar con su madre, pero ella no lo hacía fácil—, algún día, voy a tener que aprender a arreglármelas sin ustedes, no está bien que a estas alturas sigan solucionando mis problemas. Me comprometí a pagar media renta y eso voy a hacer.

—Este niño—mencionó Edvin orgulloso—, realmente te está haciendo madurar, Eli.

—Al menos me gustaría ir a ver el remolque—respondió Lucrecia—, para confirmar que, es seguro.

—Es seguro—repitió Elizabeth—. Pero, si es tan importante para ti, los llevaré después de su viaje. —Edvin y Lucrecia se vieron uno al otro con mal gesto. Eso le dio un mal presentimiento a Elizabeth—. ¿Pasó algo con el viaje?

—No pasó nada—respondió Edvin—, solo decidimos que este año no vamos a ir.

—¿Por qué? —preguntó extrañada.

—Tengo mucho trabajo y es un mal momento para viajar.

—Pero, es su aniversario.

—Tendremos otro el año siguiente—le restó importancia.

—¿Qué es esto? —cuestionó indignada—, ¿es algo con su matrimonio?

—¿Eh? —se extrañó Edvin.

—¿Se van a divorciar?

Lucrecia suprimió una risa.

—¿Enserio? —cuestionó a su hija—, ¿no vamos a las montañas una vez y ya piensas que nos vamos a divorciar?

—Si no es eso, ¿qué es entonces?

—No es un buen momento, ya te lo explicamos—respondió tajante.

—No soy una niña, nunca habían dejado pasar la fecha de su aniversario, no actúen como si no fuera importante.

—Es importante, pero hay cosas más importantes en el matrimonio que celebrar aniversarios.

—¿Cómo qué?

—El apoyo mutuo, la comprensión, el afecto.

—Esa es una tarjeta de wallmart.

—Elizabeth, no es asunto tuyo—replicó—. Solo olvídalo y come tus verduras al vapor.

Elizabeth fijó su vista en el plato, quería comer la hamburguesa, no obstante, su madre pidió el salmón a la mantequilla por ella justo después de enlistar sus beneficios para el embarazo.

Ella siempre fue así. A Elizabeth no la dejaba ir a piyamadas o campamentos de verano, una vez tuvo un novio universitario cuando era menor de edad, a Lucrecia no le parecía por lo que fue a la estación de policía e interpuso una demanda por estupro.

Costo y BeneficioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora