Capítulo 72: Esposa trofeo

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—Elizabeth—la regañó Mitzuru al sentarse en el comedor—, dejaste la pasta de dientes en el lavamanos. 

—Lo siento—respondió con desdén mientras continuaba preparando el desayuno.

—Rita va a seguir viniendo a limpiar, pero deja las cosas en el orden que las tiene.

—Está bien—sirvió el pan francés y se sentó a su lado.

—¿Por qué ayer no llamaste a Ryu para que fuera por ti?

—No tenía teléfono—explicó deslindándose.

—Pudiste haberle pedido uno a tus padres después de hablar con ellos —ella desvió la vista, Mitzuru suspiró—. No salió bien, ¿verdad?

—Mi madre dice que—dijo en voz baja—, nuestro matrimonio no va a durar porque, solo te casas conmigo por el bebé.

—¿Otra vez estás dudando de mí? —replicó con hastió—. Yo no sé qué más hacer para demostrarte que me importas y sinceramente, se está volviendo frustrante repetirlo.

—Yo no soy la que duda—aclaró a la defensiva—, es ella.

—¿Sí?, ¿y tú que le dijiste?

—No importa que le diga, ya tiene su idea y no la va a cambiar—comenzó a comerse su fruta picada—. Además, si viene de mí, seguro que está mal. Siempre estoy equivocada y ella siempre tiene la razón. —Afirmó sin mucho ánimo.

—Sabes que no tienes que escucharla solo porque es tu madre, ¿cierto?

—A veces la escucho, aunque yo no quiera.

—Oye—bajó su tono de voz y la tomó de la mano—, no tienes que ir a hablar con ella otra vez si no quieres.

—Dijiste que era importante que fueran a la boda.

—Es importante, pero no fundamental. Además, puedo ir contigo.

—Yo me encargaré—forzó una sonrisa—. No te preocupes.

—¿Estás segura?

—Claro. Mejor cuéntame, ¿por qué volviste tan tarde anoche?

—Fui a DD_Display y me entretuve con el señor Ferrier.

—¿Y por qué no me dijiste que querías que renunciara?

—Iba a decirte en la oficina, pero tuve que salir.

—Sin embargo, ya tenías todo listo para cuando yo llegué—él la miró a los ojos pues percibió su aire de reclamo—. Hasta eliminaste el código de mi gafete del sistema.

—No pensé que fuese tan importante para ti.

—¿No pensaste que mi empleo fuese importante para mí?

—Bueno, básicamente lo conseguiste...—se mordió la lengua.

—¿Qué? —lo retó—, ¿abriendo las piernas?

—No dije eso.

—Entonces, ¿qué ibas a decir?

—¿No crees que sería raro para todos si yo estuviera casado con una empleada? Es decir, ¿quién se iba a atrever a darte ordenes?

—Se siente más como si quisieras sacarme de la empresa.

—Claro que no, es más, puedes ir conmigo y registraremos tus huellas para que puedas ir cuando quieras. Solo era para que no figuraras en mi nómina.

—Debiste consultarlo conmigo —replicó —, avisarme al menos.

—Tienes razón —volvió a tomar su mano—, lo siento. Si de algo sirve, te agradezco que firmaras sin poner resistencia.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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