—Necesito que vayas a todos los pisos a recoger los informes de gastos—ordenó Maia a Elizabeth mientras bebía su café prestándole la mínima atención —, ve descendiendo desde aquí y los traes grupos cada cinco pisos.
—¿Quieres que recorra todo el edificio en tacones?—se quejó.
—Para empezar, te dije que me hablaras de "usted" y yo no te ordene traer tacones ¿cierto? —Elizabeth torció los labios, a Maia le molestaba que ella pensara que pudiera negarse—, bueno, enviaría a Roberta pero ella esta haciendo un balance general del semestre para después realizar un informe de gastos en comparativa con el anterior—la miró de forma retadora—¿prefieres hacer eso? ¿Puedes?
Notando la insinuación en sus palabras, Eli se marchó a hacer lo que le ordenó.
Era consiente de que, la razón por la que ella era enviada a hacer trabajos que nadie quería hacer, era porque no era capaz de hacer los que se suponía debería hacer.
Aunque, recorrer 50 pisos en tacones puede ser un trabajo extenuante.
Para el 5to viaje cada paso se sentía como si tuviese agujas clavadas en sus plantas.
En el octavo viaje, quería morirse.
Comprendió porque la sirenita original se había arrojado al mar para convertirse en espuma en lugar de matar al príncipe. Si iba a vivir con ese dolor de pies, mejor era desaparecer.
Aprovecho el almuerzo para descansar un poco.
Se sentó a comer en la fuente cuando lo vio pasar con sus enormes anteojos negros. Aun usaba camisas polo demasiado grandes para él y pantalones anchos, aun llevaba el corte circular que no le quedaba para nada bien y aun era tan bajo y escuálido que quizás lo derribaría el aire.
Estaba rodeado del grupo de becarios y charlaba con ellos como si fueran amigos desde hace tiempo.
—¿Takeo? —lo llamo distrayendo al chico de su charla con Ian—. Si, eres Takeo—le dijo con una sonrisa al verle la cara, el chico se acomodo las gafas y en su cara formo un gesto que pretendía una queja.
—Oh, genial —exclamo con pesadez mientras Elizabeth se acercaba a él—, Brooklyn.
—Oye—le reclamo ella—, ¿Por qué lo dices como si fuese una tragedia verme? —él desvió sus ojos conteniendo sus pensamientos.
—¿La conoces? —le pregunto Roberta a Takeo, él asintió en un suspiro.
—Es mi karma—aseguro Takeo.
—¿Tu qué?
—En mi otra vida, debí ser una persona terrible con ella y ese rencor nos siguió en esta, haciendo que nos reencontráramos en preparatoria. Desde entonces hasta la graduación, me atacó cada día para vengarse.
—El único rencor aquí es el tuyo—se indignó Elizabeth—. Tú tampoco fuiste un encanto.
—Brooklyn—le recordó cruzándose de brazos—, me copiabas.
—Takeo, eres japonés, todo el mundo te copiaba en Algebra.
—Me copiabas en Algebra, en química y hasta en inglés.
—Sí—afirmo entre risas—. Saque un promedio de 8 gracias a su increíble cerebro asiático—a ninguno de los chicos les hizo gracia la broma.
—¿Y qué haces aquí? ¿Eres la cuarta becaria de finanzas? —Intuyo.
—Si. ¿Y tú que haces aquí?
—Trabajo en una agencia de publicidad, me enviaron a sacar fotos de los nuevos dispositivos para las pancartas.
ESTÁS LEYENDO
Costo y Beneficio
Storie d'amoreCon el corazón roto y los bolsillos vacíos, Elizabeth lo ha perdido todo. Ahora, tiene solo 9 meses para cambiar su vida. Mitzuru es un hombre distante y frío que vive volcado por completo a su trabajo. Cautivado por la belleza de su nueva empleada...