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Estaba en mi habitación, acababa de darme el mejor baño de mi vida. Había probado mis nuevos productos: un exfoliante que olía a gloria y un tratamiento para el cabello que me lo dejó sedoso y brillante. Me sentía renovada. Mientras me secaba el cabello con una toalla, de fondo sonaba "Morena" de Beéle en mi altavoz. Tenía puesta una bata de toalla y estaba inmersa en mi rutina de *skincare*, sintiéndome tranquila. Definitivamente, parecía que iba a ser una buena noche.

Alguien tocó la puerta, y antes de que pudieran decir algo, grité:

—Pasen.

Fran y Sasha entraron sin pensarlo dos veces, abrazadas y cómodas, acomodándose en mi cama como si estuvieran en la suya.

—Habrá una fiesta hoy, no quieres ir? —preguntó Sasha con una sonrisa pícara.

—No, gracias —contesté sin mucho interés.

—Ay, vamosss —insistió mi hermana con emoción, mientras yo simplemente les ignoraba.

De repente, sonó mi celular. Era Kylie llamando en videollamada. Contesté con una sonrisa.

—Ajá, niña, ¿qué pasó? —dije divertida.

—Hola, niña —respondió Kylie, masticando un pedazo de pizza—. Vamos a una fiesta hoy.

Desde la cama, Sasha gritó:

—Lo mismo le dije yo.

Yo moví el celular y les mostré a Fran y a Sasha. Kylie alzó la mano desde la cámara, saludándolas.

—Holaaa, niñas —dijo Kylie mientras ellas la saludaban con una sonrisa.

—Porfi, porfi, porfi —suplicó Kylie, poniendo cara de perrito.

Solté un suspiro, mirando al techo, como si fuera a encontrar una respuesta ahí.

—Está bien, voy —dije finalmente.

Kylie sonrió triunfante y respondió:

—Arréglate, que ya van a ser las nueve.

Colgó la llamada con una sonrisa y yo me levanté resignada, dirigiéndome hacia el clóset.

Pasé media hora debatiendo qué ponerme, mientras me secaba el cabello. Mi mente iba y venía entre opciones, pero al final, encontré el vestido negro perfecto. Tenía un corte asimétrico, dejaba parte de mi abdomen al descubierto y abrazaba cada curva de mi cuerpo de una forma que sabía que me haría destacar. Mi cabello había quedado perfecto, así que me maquillé de manera sencilla, resaltando mis ojos y labios, sin exagerar.

Cuando terminé, agarré un bolso pequeño y metí lo esencial: un poco de dinero, gloss, una máscara de pestañas, las llaves (que, para mi suerte, le había sacado una copia sin que nadie se diera cuenta), y revisé mi teléfono. Kylie me había escrito hace 12 minutos que ya había llegado a la discoteca.

—Estás lista? —preguntó Fran, tocando la puerta.

—Sí, ya salgo —respondí, apagando todo y bajando las escaleras. Al llegar al salón, Fran y Sasha ya estaban esperando.

—Vamos —dije, saliendo por la puerta.

Franchesca, como siempre, manejaba a toda velocidad, y aunque la discoteca quedaba un poquito lejos, llegamos en unos 15 minutos. Me bajé del carro, y al entrar, enseguida divisé a Kylie. Caminé hacia ella y la saludé con un abrazo.

Cuando me giré para ver con quién estaba, ahí estaba él... Ríos.

—Estás en todos lados, ¿no? —le dije, alzando una ceja.

—Siempre llegas a donde yo estoy. Yo sé que quieres verme —respondió Richard con esa maldita sonrisa que hacía que me hirviera la sangre... y algo más.

Reí por lo bajo.

—Claro —dije, siguiéndole el juego.

Mi amiga Kylie me miró con una cara de sorpresa y luego de complicidad, sin que nadie más lo notara.

Saludé a Lucho y a Daniel Muñoz, que también estaban en la mesa. Muñoz y yo nos conocíamos de toda la vida, pues su mamá y la de Kylie eran grandes amigas, así que era como de la familia.

Me senté entre Kylie y un chico moreno que no conocía muy bien, pero que asumí que era Jhon Durán por lo que había escuchado antes. Richard me lanzó una mirada rápida, de arriba a abajo, tan intensa que sentí como me ruborizaba. Pero intenté disimularlo mientras trataba de concentrarme en la conversación.

Al rato, Fran y Sasha se acercaron a la mesa, mientras la música seguía retumbando en la discoteca.

***

Ay, niña, ese vestido te queda de muerte. Mira cómo te mira Ríos.— me susurró maúlle al oído

¿Quién? ¿Richard? Ay no, déjate de inventar, ese man está en su mundo.— conteste mirándolo por un micro segundo

¿Su mundo? Sí, claro, su mundo es mirarte el culo cada vez que te das la vuelta. —rió.

*Richard (desde el otro lado de la mesa, a Kylie):—¿Qué están cuchicheando por ahí?

Nada que te importe, Ríos. Tranquilo que no estamos hablando de vos.—

Bueno, ya ya, que la noche apenas empieza. ¿Quién va por los tragos?— comento lucho con energía

Yo voy contigo, Lucho. Vamos a ver qué encontramos. —dijo fran, tomando de la mano a Sasha y alejándose de la mesa.

Mientras ellos iban por las bebidas, me quedé conversando un rato más con Durán y Kylie. Pero de vez en cuando, sentía la mirada de Richard sobre mí. Decidí ignorarlo, pero la verdad es que me ponía nerviosa.

Y entonces, ¿tú eres amiga de Kylie desde cuándo?— hablo de repente ek Chico que tenía al lado , jhon Durán

Desde que tenemos memoria. Nos conocimos en el colegio, y desde ahí inseparables.—

Eso está bien, yo también tengo amigos así, aunque... —me miró con una sonrisa— no somos tan unidos como ustedes, se nota que ustedes se adoran.

Claro que sí, si no fuera por mí, esta niñita no estaría aquí. —dijo kylie riéndose mientras me abrazaba con cariño.

Justo cuando pensaba que la conversación se ponía cómoda, escuché la voz de *Muñoz desde el otro lado de la mesa, hablando con Richard

Oye, Ríos, ¿te fijaste en la cantidad de gente que hay hoy? Esta discoteca está a reventar.

Pues claro, marica, aquí todo el mundo sabe que esta es la mejor fiesta del fin de semana. —respondió con su acento paisa, mirando hacia el bar.

¿Y qué? ¿Ya pedimos los tragos o qué? Estoy que me muero de la sed, yo vengo es a bailar y beber, no a estar sentado.— me reí ante el comentario de carrascal

Yo— dije

Tranquilo, niño, ya Fran y Lucho están en eso, tú calma.

De repente, Fran y Lucho regresaron con una bandeja llena de tragos.

Aquí les traemos lo que hay, vamos a ver quién aguanta más esta noche. —dijo fran  repartiendo los vasos entre todos.

No me metas en eso, que yo no estoy para competencias hoy. —respondió sashita con una risa nerviosa.

Todos tomamos nuestros vasos y empezamos a brindar. La música seguía sonando, y mientras bebíamos, las conversaciones se cruzaban.

Richardme miró nuevamente, levantando su vaso como si me estuviera retando a algo, pero antes de que pudiera decir algo, Kylie intervino.

Vamos a bailar, no vinimos aquí a quedarnos sentados.— dijo Kylie

Yo asentí.

Nos levantamos y nos dirigimos a la pista de baile, todos listos para disfrutar la noche.

El esposo de mi hermana - Richard RiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora