Los meses después del juicio de Coraline y los cambios en la familia habían sido un verdadero remolino, pero por fin, las cosas parecían estabilizarse. La abuela había salido del hospital y se encontraba mucho mejor. Todo el mundo en la familia respiraba un poco más tranquilo. Sin embargo, como siempre en mi familia, nunca faltaba el drama ni los momentos para el bochinche.
Era un sábado por la mañana, y Richard y yo nos habíamos quedado dormidos en el sofá la noche anterior. Nos habíamos quedado viendo películas hasta tarde, pero a la mañana siguiente, el sol ya se colaba por las ventanas. Sentía el brazo de Richard rodeando mi cintura y su respiración calmada contra mi cuello.
—Mmm... buenos días, mi amor —dijo Richard, con la voz ronca, dándome un besito suave en el hombro.
—Buenos días —le contesté, medio dormida y acurrucándome más en él—. ¿Dormiste bien?
—¿Con vos al lado? Dormí mejor que nunca, parce —respondió, su acento paisa marcadísimo.
Solté una pequeña risa, pero en ese momento, mi teléfono empezó a sonar insistentemente. Lo ignoré una vez, pero seguía vibrando como si fuera una emergencia.
—Ay, ¡la vida no puede ver a una feliz en paz! —dije, frustrada mientras me estiraba para alcanzar el teléfono.
—Si es tu tía con otro chisme, no respondás, amor —dijo Richard riendo.
—Te apuesto a que sí es eso —respondí antes de mirar la pantalla y ver el nombre de Franchesca.
—¡Bri, ya son las 11 y media! ¿Te vas a levantar o no? —me gritó mi hermana al otro lado de la línea.
—¡¿Las 11 y media?! Ay, no fregués, ¿qué querés que haga ahora? —le respondí, con un suspiro de resignación.
—Hay una reunión en la casa de la abuela hoy, recuerda. Tienes que venir, Ramona ya está aquí y, adivina, tu tío Jorge también vino de sorpresa. La abuela tiene algo que contar y ya están todos esperando. ¡Levántate ya! —dijo Franchesca, con su tono habitual de jefa de la familia.
—Ayyy, dale, ya voy —le respondí mientras colgaba.
—¿Qué pasa? —preguntó Richard mientras se estiraba en el sofá.
—Reunión familiar. Otra de esas —dije, rodando los ojos—. Y todos están allá, incluyendo a Coraline.
—Esa mujer nunca descansa, ¿cierto? —se burló Richard—. Pero bueno, vamos, que no te vayan a decir que llegás tarde otra vez.
Nos levantamos del sofá, y mientras me dirigía al baño, Richard me siguió como si nada, abrazándome por detrás.
—¿Qué hacés? —le pregunté entre risas.
—Voy con vos a bañarme, no te podés demorar tanto —me dijo, con una sonrisa pícara.
—¡Ah, vea pues! ¿Y quién te dio permiso? —le dije, mirándolo con una ceja levantada.
—¿Qué? Yo no pido permiso, mi amor —dijo Richard mientras empezaba a besarme el cuello suavemente.
—Oe, ¡portate bien! —le dije, empujándolo un poquito, aunque sin mucha convicción porque en el fondo me encantaba que fuera tan atrevido.
—Solo un bañito rápido, tranquila —dijo, y sin esperar respuesta, me tomó de la cintura y me levantó en el aire antes de meternos a la ducha.
Después de un rato de besos, risas y un poquito de jugueteo en la ducha, salimos apresurados para vestirnos. Yo escogí una blusa ligera y unos jeans, mientras Richard se vestía con su camiseta favorita de entrenamiento.
—¡Vamos que llegamos tarde! —dijo Richard, haciéndose el serio mientras tiraba de mi mano para que me apurara.
Al llegar a la casa de la abuela, entramos rápidamente y, como me imaginaba, toda la familia ya estaba allí. Ramona, que me cae mal desde que tengo uso de razón, estaba sentada al lado de la abuela, con su cara de "me las sé todas". Y Coraline, por supuesto, estaba en primera fila, sonriendo con esa sonrisa
—Mirá quién se apareció tarde y con el novio pegado —dijo Coraline, con tono malicioso.
—Pues sí—le respondí, sin pensarlo dos veces, lo que hizo que toda la familia me mirara sorprendida.
—¡Bri! ¡Coraline! ¡Basta! —intervino mi tía la buena, con la que vivía antes, que siempre nos apoyaba a Franchesca y a mí.
Nos sentamos todos en la sala, mientras la abuela empezaba a hablar.
—Niñas, tengo algo importante que decirles a todas —comenzó mi abuela, con su voz firme, aunque un poco cansada—. Después de todo lo que ha pasado en la familia, he decidido que es hora de reorganizar las cosas, me iré a vivir al campo
Wtf
Todos nos quedamos en silencio, esperando que continuara.
—Primero, quiero que sepan que estoy orgullosa de cómo han manejado las cosas. Franchesca, especialmente tú, has demostrado que puedes llevar el bufete con integridad y profesionalismo, y me alegra decirte que oficialmente quiero que sigas a cargo del bufete familiar.
Franchesca quedó boquiabierta. Yo también. Mi hermana había trabajado duro para llegar a ese punto, y ahora tenía el reconocimiento que tanto merecía.
—¡Abuela, gracias! —dijo Franchesca,
—Y Sasha, te quiero agradecer por estar a su lado en todo esto. Sabes que también tienes un lugar en esta familia, y me alegra verte feliz con mi nieta —añadió mi abuela, dándole una sonrisa cálida a Sasha, que estaba visiblemente emocionada.
Luego, mi abuela giró hacia mí y Richard.
—Y a ustedes dos... —empezó mi abuela—. Richard, ya eres parte de la familia. Espero que cuides bien de mi nieta.
—Claro que sí, doña. Bri es lo mejor que me ha pasado —dijo Richard con una sonrisa de oreja a oreja y un toque de seriedad en su tono.
—Eso espero —dijo la abuela, aunque con un pequeño brillo travieso en los ojos.
Y fue en ese momento que Coraline, que había estado callada todo el tiempo, no pudo resistir más.
—Ah, abuela, ¿y no vas a decir nada sobre el hecho de que Richard y Bri ya están viviendo juntos? —dijo, mirando a Richard con esa sonrisa venenosa.
—¡Coraline, por favor! —exclamé, levantando las manos al cielo.
—Tranquila, Bri. Yo me encargo —dijo Richard, girando hacia Coraline—. Mirá, Coraline, yo sé que te gusta joder, pero ya deberías saber que con Bri estoy más que feliz, entonces mejor buscate otro chisme, ¿te parece?
Toda la familia soltó una carcajada, y hasta Coraline se rió, aunque de manera forzada.
Después de todo el drama, la reunión terminó en un ambiente relajado. Hubo risas, bromas y un par de brindis. Finalmente, todos estábamos en paz. Era raro, pero bonito.
Esa noche, cuando Richard y yo regresamos a casa, sentí que algo había cambiado. Nos habíamos enfrentado a tantos problemas, mentiras y secretos, pero ahora, todo parecía tener sentido.
Nos acostamos en la cama, y mientras Richard me abrazaba, susurró:
—Te dije que todo iba a estar bien, ¿cierto?
—Sí, pero no me imaginé que sería tan difícil —respondí, dándole un beso en el cuello.
—Lo importante es que ahora podemos estar tranquilos... juntos —dijo él, acariciándome suavemente la espalda.
—Juntos —repetí, con una sonrisa mientras me acurrucaba más en su pecho.
Y así, entre susurros y caricias, nos quedamos dormidos, sabiendo que, aunque la vida siempre traería nuevos desafíos, estábamos listos para enfrentarlos, juntos, como siempre habíamos querido.
Fin
50 capítulos escritos con todo mi cariño y con todo mi amor, espero que les hayan gustado y espero que se sientan satisfechas con el final.
Recuerden que mi perfil tengo trayectoria, las quiero mucho mucho no se olviden de votar y comentar, besito 💘