Después de instalarnos en la villa, lo primero que hicimos fue irnos todos juntos a comer. El restaurante estaba frente al mar, con mesas al aire libre y una brisa suave que se agradecía después del calor de todo el día. Yo estaba sentada entre Kylie y Franchesca, con Richard justo al frente. Todo parecía tranquilo... hasta que empezó el jueguito.Richard, siempre buscando cómo fastidiar, comenzó a mover su pie por debajo de la mesa, rozando el mío. Traté de mantener la cara neutra, sin que nadie notara nada, mientras hablaba con Kylie sobre qué íbamos a pedir.
—Niña, yo creo que me voy a pedir un ceviche. ¿Y tú? —dijo Kylie, pasando las hojas del menú como si estuviera decidiendo la compra más importante de su vida.
—Yo no sé, estoy entre eso o pedir algo más ligero, como una ensalada de aguacate —le respondí, aunque por dentro ya estaba empezando a sentirme incómoda con el pie de Richard rozándome.
Cada vez que me movía, él me seguía, como si fuera un juego. Me mordí el labio para no soltar una carcajada, pero entonces Coraline decidió abrir la boca y, como siempre, arruinar el momento.
—Abuelita, ¿por qué Bri tiene que compartir habitación con Richard? —preguntó Coraline, lanzándome una mirada que parecía tener veneno escondido.
Mis ojos se abrieron un poquito más. Sabía por dónde iba, siempre metiendo cizaña cuando podía.
La abuela, que estaba sentada al otro lado de la mesa, levantó la vista del menú con ese aire de superioridad que siempre tenía cuando hablaba de la "moral".
—Porque no es puro que duerman dos novios en el mismo cuarto —respondió la abuela, sin pestañear.
Franchesca, que no perdía una oportunidad para hacer de esto una comedia, soltó una pequeña risa.
—Así es —dijo con tono burlón—. Deben llegar todas vírgenes al matrimonio.
**Sasha** casi se atraganta con el agua, tratando de no reírse en voz alta, pero la abuela ni se dio cuenta, o al menos fingió no haberlo notado. Kylie me lanzó una mirada de *"no puedo creer lo que estoy escuchando"*, y yo me quedé ahí, callada, masticando el hielo de mi limonada para no decir algo que me arrepintiera después.
—Si no, sus esposos no las van a querer —remató la abuela con toda seriedad.
Sentí que el ambiente se volvió denso, pero justo en ese momento, mi teléfono vibró en mi mano. Lo revisé rápido y era un mensaje de Richard:
*"Yo sí te voy a querer así no seas virgen."*
Leí el mensaje en silencio, tratando de no mostrar ninguna reacción, pero no pude evitar darle una mirada de reojo. Él estaba sentado ahí, con esa sonrisa de medio lado, como si supiera exactamente lo que había hecho.
Yo, con la cara seria, le lancé una patadita por debajo de la mesa, disimuladamente. Él se rió suavemente, sin que nadie más se diera cuenta, y siguió comiendo como si nada hubiera pasado.
La comida continuó en un silencio incómodo por unos segundos, hasta que Kylie, que nunca deja que las situaciones tensas duren mucho, cambió el tema de golpe.
—Bueno, ¿y qué planes tenemos para esta tarde? Yo quiero explorar un poco la playa antes de que caiga el sol —dijo, mirando a todos, buscando romper la tensión.
—Yo también quiero caminar por la orilla —dije, tratando de seguirle el juego—. A ver si encontramos algún lugar bonito para relajarnos.
Franchesca asintió, contenta de cambiar de tema, y Sasha, que aún tenía cara de no creerse lo que acababa de escuchar, simplemente sonrió.
—Me apunto. Necesito un poco de aire fresco —dijo Franchesca.
La abuela, sin dejar de comer, asintió en señal de aprobación, pero claramente estaba más concentrada en su moral que en lo que íbamos a hacer. Coraline, por su parte, rodó los ojos, como si la idea de relajarse fuera una pérdida de tiempo.
El almuerzo terminó sin más interrupciones, pero yo sabía que este juego entre Richard y yo apenas empezaba.