La mañana siguiente, me levanté todavía medio mareada por lo que había pasado con Richard la noche anterior. Sentía como si tuviera un remolino en la cabeza, entre lo que él me había dicho y lo cerca que habíamos estado de cruzar esa línea. Mi corazón aún latía más rápido cada vez que pensaba en él, y aunque trataba de no darle demasiadas vueltas al asunto, era difícil.Estaba en la cocina, preparándome un café, cuando mi teléfono vibró con un mensaje de Kylie.
Kylie: Niñaaaaaa, ¿cómo te fue ayer con el almuerzo de la reina malvada?
Me reí un poco, aunque la verdad, no tenía nada de gracioso. El almuerzo con la abuela y Coraline había sido una pesadilla, y por supuesto, Kylie ya sabía que algo había salido mal. Tomé un sorbo de café y le respondí.
Yo: Horrible, amiga. Coraline se inventó cosas y me hizo quedar mal. La abuela me regañó delante de todos y me tocó pedirle disculpas.
En menos de un segundo, Kylie respondió con furia en su mensaje.
Kylie: ¡¿Qué?! Esa malparida siempre se sale con la suya. ¿Y Richard? ¿Cómo estuvo la tensión ahí, ah?
Me reí al leerlo. Sabía que Kylie estaba más que interesada en todo el drama con Richard. Antes de que pudiera responderle, llegó otro mensaje.
Kylie: Voy pa' tu casa en 20 minutos. Necesitamos hablar.
Sonreí. Kylie siempre sabía cuándo aparecer en los momentos perfectos. Me duché rápidamente y me puse lo primero que encontré. No estaba con ganas de arreglarme demasiado, así que me recogí el cabello en una coleta y bajé a la sala para esperarla.
No pasó mucho tiempo antes de que el timbre sonara. Abrí la puerta y ahí estaba Kylie, con una enorme sonrisa y una bolsa de donuts en la mano.
—Niñaaaa, estoy lista pa' que me cuentes to' —dijo, entrando sin pedir permiso y dejándose caer en el sofá.
Me senté a su lado, cogiendo una donut de la bolsa mientras soltaba un suspiro profundo.
—A ver, amiga... —empecé—. Te cuento que el almuerzo fue un desastre. Coraline, como siempre, se inventó cuentos y me hizo quedar como la mala. Y pa' rematar, la abuela me regañó delante de todos y tuve que pedirle disculpas. O sea, ¿tú te crees eso?
Kylie me miró con los ojos bien grandes, completamente indignada.
—¡Esa malparida! ¡Te juro que un día le meto su trompa! —dijo, haciendo un gesto dramático con el puño en alto—. ¿Y Richard? ¿No dijo nada?
—Amiga, Richard estaba ahí, pero no podía hacer mucho. Ya sabes cómo es la abuela, si él se mete, lo hace peor. Pero lo bueno vino después... —dije, dándole un mordisco a la donut y haciendo una pausa dramática.
Kylie me miró con ojos brillantes, esperando el chisme.
—¿Y qué pasó después? ¡Habla rápido!
Sonreí, sabiendo que esto la iba a emocionar.
—Richard vino a mi cuarto anoche —solté, tratando de mantener la calma.
Kylie dejó de masticar la donut y me miró con la boca abierta.
—¡¿Qué?! ¡¿En serio?! ¡Cuéntamelo todo ya mismo!
—Relájate, no pasó lo que estás pensando. Me trajo nuggets con papitas porque sabía que no me gusta el sushi, y hablamos... pero sí, fue algo intenso —le conté, riéndome nerviosa.
Kylie se acomodó en el sofá como si estuviera viendo una película de drama.
—A ver, detállame bien, niñaaa. Porque por lo que me estás diciendo, aquí hay más que una simple amistad. Richard no va a tu cuarto a llevarte comida solo porque sí.
Suspiré, acomodándome en el sofá para explicarle todo.
—Bueno, estábamos hablando de lo injusta que es mi abuela con Coraline y todo el drama. Y de la nada, Richard me dice que yo también lo tengo a él... —dije, haciendo una pausa para ver su reacción.
Kylie soltó un grito ahogado, tapándose la boca con las manos.
—¡Ay, niñaaaa! ¡Eso suena a una declaración en toda regla!
—No fue tan directo —le respondí, aunque no podía negar que algo había cambiado—. Pero sí, se sintió diferente, como si me estuviera queriendo decir algo más.
Kylie me miró, pensativa.
—¿Y entonces? ¿Qué pasó después? —preguntó, claramente emocionada.
—Nos quedamos mirándonos muy de cerca. Te juro que casi pasa algo, pero justo cuando todo se estaba poniendo intenso, apareció Fran —le expliqué, soltando un suspiro de frustración.
—Ugh, siempre interrumpen en el mejor momento —se quejó Kylie, comiéndose otra donut—. Pero niña, te lo digo, aquí hay algo entre tú y Richard. Él no te dice esas cosas si no siente algo más.
—Sí, pero es raro. O sea, Richard está fingiendo ser el novio de Fran, y todo este lío con Coraline hace que las cosas sean aún más complicadas. No quiero meterme en más problemas —le dije, sintiendo una mezcla de nervios y frustración.
Kylie me puso la mano en el hombro, en señal de apoyo.
—Amiga, vos no tenés la culpa de lo que él siente. Si él está en eso contigo, es porque le gustas. Y si vos también sentís algo, no lo podés negar. Porque si lo seguís ocultando, se va a notar más.
Justo cuando iba a contestarle, escuchamos la puerta de la sala abrirse. **Franchesca** entró, con una expresión seria pero tranquila.
—¿De qué están hablando ustedes? —preguntó, cruzándose de brazos.
Kylie y yo nos miramos, y por un segundo, me quedé en blanco. Sabía que Fran no sospechaba nada de lo que había pasado con Richard, pero el solo hecho de que hubiera algo entre nosotros ya hacía que la situación fuera incómoda.
—Nada importante, Fran. Solo estamos conversando sobre la comida de anoche —dije rápidamente, sonriendo para calmar la situación.
Franchesca nos miró de arriba a abajo, pero no parecía molesta. Se acercó y se sentó con nosotras en el sofá.
—Mira, **Bri**. Sabes que lo que pasó con Coraline no fue justo. Yo tampoco soporto sus dramas. Y, para que sepas, no tengo problema con que Richard pase tiempo contigo —dijo con una sonrisa cómplice—. De hecho... yo shippeo a ustedes dos desde hace rato.
Abrí los ojos como platos. ¿Fran apoyando esto?
—¿Qué? ¿En serio? —pregunté, todavía sorprendida.
—Richard y yo somos puro teatro. Vos y él tienen algo real, y yo lo veo. A mí lo que me importa es que tú seas feliz —dijo Fran, dándome una palmada en la pierna—. Además, él no deja de mirarte como si fueras lo único en la sala.
Kylie soltó una carcajada y me lanzó una mirada llena de picardía.
—¿Viste, niña? Hasta Fran lo aprueba. No hay nada que te detenga ahora.
Sonreí, aunque mi mente seguía enredada en todo lo que eso significaba. Las cosas con Richard estaban por volverse más complicadas, y aunque el apoyo de Fran me tranquilizaba, no podía dejar de pensar en Coraline y todo el caos que estaba por venir.
Justo en ese momento, mi teléfono vibró en mis manos. Era un mensaje de Richard.
Richard: Tenemos que hablar más tarde.
Suspiré y le mostré el mensaje a Kylie, que no podía ocultar su emoción.
—Bueno, prepárate, niña. Esta historia está a punto de ponerse aún más interesante —dijo Kylie, riendo mientras mordía otra donut.
Yo solo asentí, sabiendo que tenía razón.