Después de todo lo que hablamos con Kylie y Franchesca, me quedé sentada en el sofá, procesando lo que había pasado la noche anterior. Richard me había escrito: "*tenemos que hablar más tarde*". Sabía que tarde o temprano íbamos a tener esa conversación, pero todavía no me sentía lista. Todo entre nosotros era un enredo, y Coraline estaba siempre al acecho, lista para complicar las cosas.—Niña, ¿qué te pasa? —me preguntó Kylie, dándole un mordisco a su donut—. Te noto como si estuvieras en otro mundo. ¿Qué es lo que te tiene tan inquieta?
Suspiré, mirando al techo, y dejé que mis pensamientos salieran.
—Es que todo esto me tiene confundida, amiga. O sea, está claro que hay algo entre Richard y yo, pero es un problema, porque no sé cómo manejar lo de Franchesca, Coraline, y la abuela... Además, Coraline siempre encuentra la manera de joderme la vida —le expliqué, estirándome en el sofá.
Franchesca, que estaba en su teléfono, se inclinó hacia mí y me dio una palmadita en la pierna.
—Bri, no te preocupes tanto por Coraline. Esa siempre inventa un drama pa' sentirse importante. Mientras todo quede claro entre nosotras, lo demás es manejable. Y la abuela... bueno, la abuela no tiene que enterarse de nada por ahora —dijo, intentando calmarme como siempre.
Justo cuando iba a responderle, mi teléfono vibró de nuevo. Esta vez era una llamada. Era Richard.
—Niña, contesta ya. Seguro es Richard con más drama —me dijo Kylie, empujándome el teléfono.
Suspiré, tomé aire y contesté.
—¿Hola?
—Bri, ¿puedes salir un rato? Estoy afuera, en la entrada —dijo Richard, con su tono calmado pero algo más serio de lo normal—. Tenemos que hablar.
Mi corazón empezó a latir más rápido. Sabía que esta conversación iba a llegar, pero no me esperaba que fuera tan pronto.
—Eh... sí, dame unos minutos —le respondí, tratando de mantenerme tranquila.
Colgué y miré a Kylie y Franchesca, quienes me miraban con expectación.
—¿Qué pasó? —preguntó Franchesca, ya sabiendo quién era.
—Está afuera. Quiere que salga a hablar —les dije, sintiendo que el nerviosismo me subía por el estómago.
Kylie soltó una risa burlona.
—Pues sal ya, niña. No lo hagas esperar. Y no te olvides de contarnos todo después —me dijo, dándome un empujón para que me levantara.
Me paré con el corazón a mil, tratando de no parecer demasiado ansiosa. Franchesca me sonrió, pero había algo en su mirada, como si supiera que esa conversación iba a cambiarlo todo.
—Tranquila, todo va a salir bien. Y recuerda, Richard no está jugando —me dijo guiñando el ojo.
Salí de la casa y ahí estaba Richard, apoyado en su carro, mirándome con una sonrisa calmada, pero sus ojos tenían una seriedad que no podía ignorar. Me acerqué despacio, sintiendo que el ambiente entre nosotros estaba cargado de tensión.
—¿Qué pasa, Richard? —le pregunté, cruzándome de brazos mientras me acercaba.
Él suspiró, metiéndose las manos en los bolsillos de su chaqueta.
—Bri, tenemos que hablar. Ya no podemos seguir evitando lo que está pasando entre nosotros —dijo, su acento paisa más marcado de lo normal.
Sentí un nudo en el estómago. Sabía de qué estaba hablando, pero no estaba lista para tener esa conversación todavía.
—¿Lo que está pasando? ¿A qué te referís? —dije, tratando de sonar más tranquila de lo que realmente estaba.
Richard me miró directamente a los ojos, y su mirada era intensa, como si estuviera buscando algo dentro de mí.
—Vos sabés de qué hablo, Bri. Lo de anoche, lo que ha estado pasando entre nosotros... Esto no es solo una amistad. No puedo seguir ignorándolo, y no creo que vos podás tampoco —dijo, dando un paso hacia mí.
Sentí que el corazón me latía más fuerte. **Esto no puede estar pasando ahora**, pensé.
—Richard, no podemos... o sea, las cosas son complicadas. Franchesca, la abuela, Coraline... todo esto es un enredo, y no sé cómo manejarlo —le respondí, dando un paso atrás, tratando de poner algo de distancia entre nosotros.
Él frunció el ceño, claramente frustrado.
—Yo sé que es complicado, pero no podemos seguir fingiendo que no hay nada. Lo que pasó anoche fue real, Bri. Lo que siento por vos no es algo que pueda seguir escondiendo —dijo, su voz baja y llena de determinación.
El aire entre nosotros se volvió más denso, como si el peso de sus palabras hiciera que todo se volviera más serio. Yo quería decirle algo, pero no sabía cómo. Sentía que si cruzábamos esa línea, no habría vuelta atrás, y con Coraline rondando y la abuela siempre vigilando, todo podía explotar.
—Richard, no puedo ahora... —le dije en voz baja, evitando su mirada—. No sé si estoy lista para esto.
Él suspiró, pasando una mano por su cabello en señal de frustración.
—Bri, no te estoy pidiendo que decidás todo ahora. Solo quiero que sepas que estoy acá, que pienso seguir con esto de fingir con Franchesca pero si vos y yo seguimos acercándonos no me negaré a estar contigo —dijo, mirándome con seriedad.
Antes de que pudiera responder, escuchamos pasos acercándose. Era Coraline. Por supuesto, ella tenía que aparecer justo en el peor momento.
—¿Qué pasa aquí? —preguntó, con esa sonrisa que siempre usaba cuando sabía que había tensión en el aire.
—Nada que te importe, Coraline —respondí rápidamente, cruzándome de brazos y mirándola con frialdad.
—¿Nada que me importe? Ay, Bri, no seas así. Sabes que todo lo que haces me importa. Sobre todo si se trata de estar tan cerquita de Richard —dijo, mirándonos de manera insinuante.
Rodé los ojos, tratando de ignorarla.
—Coraline, vos no entendés nada. No tenés por qué meterte en esto —le dije, con el tono más firme que pude.
Richard se quedó en silencio, pero su mirada hacia Coraline era clara: no estaba de humor para sus tonterías.
—Ah, ¿no? Porque parece que acá está pasando algo que la abuela debería saber, ¿no crees? —dijo, dándole una mirada rápida a Richard—. Digo, ¿qué pensaría si supiera que su "novio ideal" anda más cerca de vos que de Franchesca?
Sentí cómo la rabia empezaba a crecer dentro de mí. Coraline siempre sabía cómo meterse donde no la llamaban, y no iba a dejar que se saliera con la suya esta vez.
—Mirá, Coraline, lo que pase entre Richard y yo no es tu problema. Vos no tenés idea de nada, así que mejor dejate de inventar dramas —le dije, con la voz tensa.
Coraline me miró como si disfrutara del caos que había creado.
—Ay, Bri, solo te estoy advirtiendo. No quiero que después digas que no te avisé cuando todo explote —dijo, sonriendo antes de girarse y volver a la casa.
Cuando ella se fue, me sentí agotada. Richard me miró, claramente frustrado por lo que acababa de pasar.
—Sabía que Coraline iba a meter su nariz donde no debe. Esto es lo que te preocupa, ¿cierto? Todo su drama de mierda —dijo, suspirando.
—Sí, es que ella siempre se las arregla para arruinar todo. No quiero que las cosas se salgan de control —le dije, bajando la mirada.
Richard se acercó un poco más y me miró con seriedad, pero había algo suave en su mirada.
—Bri, no dejes que Coraline te controle. Ella no puede dictar cómo te sentís ni lo que hacés. Vos sos más fuerte que eso —dijo, tocándome el brazo suavemente.
Sentí un calor en el pecho al escuchar sus palabras, pero al mismo tiempo, no podía evitar pensar en lo complicado que todo se estaba volviendo. **Esto no iba a ser fácil**.